3 de mayo: Día Mundial de la Libertad de prensa II
La edición 2018 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra un incremento de los sentimientos de odio hacia los periodistas. La hostilidad frente a los medios de comunicación, alentada por ciertos dirigentes políticos, y el deseo de los regímenes autoritarios de exportar su visión del periodismo, amenazan a las democracias.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que cada año evalúa la situación del periodismo en 180 países, muestra que existe de un clima de odio hacia los periodistas cada vez más marcado. La hostilidad de los dirigentes políticos hacia los medios de comunicación no es exclusiva de países autoritarios como Turquía o Egipto, que han caído en la 'fobia a los medios', hasta el punto de acusar de 'terrorismo' a numerosos periodistas y de encarcelar de forma arbitraria a los que no les son leales.
Cada vez más jefes de Estado elegidos de forma democrática ven a la prensa, no ya como uno de los pilares fundamentales de la democracia, sino como un adversario frente al cual muestran abiertamente su aversión. Estados Unidos, el país de la Primera Enmienda, retrocede dos posiciones en la Clasificación y ahora ocupa el lugar 45. Su presidente, Donald Trump, adepto al media bashing, ha calificado a los reporteros de 'enemigos del pueblo', frase que empleaba Stalin.
En ciertos países, la frontera entre la violencia verbal y la física es cada vez más tenue. En Filipinas el presidente, Rodrigo Duterte, acostumbrado a insultar y amenazar a los medios de comunicación, advirtió que "el que sean periodistas no los librará de ser asesinados". En India, los discursos de odio contra los periodistas son ampliamente difundidos en las redes sociales por un ejército de troles a sueldo del primer ministro, Narendra Modi. En un año, en cada uno de estos países fueron asesinados cuatro periodistas.
En el continente europeo, aunque la situación de la libertad de prensa es mejor, también se han multiplicado los casos de violencia verbal de líderes políticos contra la prensa. En octubre de 2017 el presidente de la República Checa, Milos Zeman, apareció en una conferencia de prensa con un falso fusil de asalto kalashnikov en el que se leía: "Para los periodistas". En Eslovaquia Robert Fico, que fue primer ministro hasta marzo de 2018, llegó a llamar a los periodistas "sucias prostitutas antieslovacas", "idiotas" y "hienas"; el periodista Jan Kuciak fue asesinado en ese país de Europa central en febrero de 2018. Meses antes, la periodista Daphne Caruana Galizia fue asesinada en Malta con un coche bomba.
"Estas manifestaciones de odio contra los periodistas constituyen una de las peores amenazas para las democracias", declaró Christophe Deloire, Secretario General de RSF. "Los dirigentes políticos que propician que se deteste al periodismo son responsables de que se cuestione la existencia de un debate público basado en una apreciación plural de los hechos y favorecen el advenimiento de una sociedad de la propaganda. Cuestionar hoy la legitimidad del periodismo es jugar con fuego", explicó.
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