martes, 31 de octubre de 2017

Ilustres peruanos fallecidos en noviembre (I)

Recordemos a los más ilustres peruanos fallecidos en noviembre:

1 – Yma Súmac

Fue una triple peruana que tuvo gran éxito internacional, por su inusual registro vocal que abarcó incluso cinco octavas. Nació en Cajamarca el 10 de septiembre de 1922, fue bautizada como Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo, pero se hizo mundialmente conocida como Yma Súmac ('¡qué linda!', en quechua).

Es la única artista peruana que tiene su nombre inscrito en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Grabó varias canciones del folklore peruano, que se convirtieron en éxitos, como 'El Picaflor', 'La Benita', 'Amor', 'Amor indio', 'Waraka tusuy', 'Carnaval indio', 'Un amor'', 'Mi vida tuya', 'Te quiero', y muchos temas más.
Permaneció durante casi tres décadas alejada del país, y se instaló en Hollywood, donde falleció el 1 de noviembre de 2008, a los 88 años de edad.

2 - Abraham Valdelomar

Nació en Ica, el 27 de abril de 1888, y pasó a vivir en Pisco en 1892, donde su padre encontró trabajo como empleado de la Aduana. Sus experiencias infantiles, vinculadas con el mar y el campo, influyeron en su obra. En 1900 viajó a Lima, estudió en el Colegio Guadalupe, donde fundó el periódico escolar La Idea Guadalupana; y en 1905 ingresó a la Facultad de Letras de la UNMSM, aunque dejó las aulas al año siguiente para trabajar como dibujante de revistas como Aplausos y Silbidos. Posteriormente, fue acogido por diarios y revistas, y sus primeros versos los publicó en la revista Contemporáneos.
En 1910 reanudó sus estudios universitarios, se incorporó al ejército cuando hubo el peligro de una conflagración con Ecuador y empezó a escribir crónicas para El Diario de Lima, que enviaba desde la Escuela Militar de Chorrillos bajo el título de 'Con la argelina al viento'.
En 1916 fundó Colónida, influyente revista literaria que derivó en un movimiento intelectual del mismo nombre, que unió a una generación de artistas e escritores.
Fue elegido diputado por Ica el 24 de septiembre de 1919. En una reunión congresal celebrada en Ayacucho, se disponía a bajar por una empinada escalera cuando perdió el equilibrio, cayó de espalda sobre un montículo de piedras y sufrió la fractura de la espina dorsal, la cual, tras dos días de agonía, le causó la muerte el 3 de noviembre de 1919, a las 2 y 30 de la tarde. Tenía apenas 31 años de edad.

Sus obras más importantes son 'El Vuelo de los Cóndores' (1914) y 'El Caballero Carmelo' (1918).

5 - Filomeno Ormeño

Realizó sus estudios secundarios en el Seminario Santo Toribio entre 1909 y 1913, y a temprana edad aprendió a tocar el piano por su cuenta. En 1918 compuso su primer vals 'Cuando las hojas caen', que tuvo relativo éxito, y en 1925 encabezó la primera orquesta que amenizaba películas mudas. En 1931, su orquesta introdujo la música criolla en los programas radiales en medio de géneros musicales como el tango o la rumba. Como de Radio Lima (1938) reunió a destacados intérpretes de la canción criolla como 'Las Criollitas', Jesús Vásquez, Esther Granados, y muchos otros exponentes.
Compuso el tema 'Canción del Carnaval', que ganó el concurso organizado por la Municipalidad Metropolitana de Lima, se hizo oficial y convirtió en símbolo del carnaval limeño. Su fama traspasó fronteras, llegando hasta Chile, donde realizó un centenar de grabaciones de música peruana para la RCA Víctor que causaron sensación en Santiago y Antofagasta. En 1959 recibió la Orden del Servicio Civil del Estado en el Grado de Caballero. Se retiró del ambiente artístico y vivió apaciblemente sus últimos años hasta el día de su muerte el 5 de noviembre de 1975.

7 - Miguel Iglesias Pino

Militar y político, expresidente de la República, fue autor del llamado 'Grito de Montán', con lo que se abrió el proceso de paz entre Perú y Chile luego de la guerra del Pacífico. Nació en Celendín, el 11 de junio de 1830, y falleció en Lima el 7 de noviembre de 1909).
Participó en la guerra del Pacífico, organizando un batallón de 3,000 hombres con los que se trasladó a Lima. El 22 de diciembre de 1879, se unió a los batallones que secundaron a Nicolás de Piérola para deponer al vicepresidente Luis La Puerta, y juntos tomaron El Callao. Fue designado ministro de Guerra.
Después de la Guerra del Pacífico, en 1833 fue designado presidente Regenerador de la República y recibió poderes para tratar la paz con Chile, hecho que no contó con el aval de personalidades como Nicolás de Piérola, Andrés Avelino Cáceres ni Lizardo Montero.
El 20 de octubre de 1883 suscribió el Tratado de Ancón, que fue aprobado por la Asamblea Constituyente el 11 de marzo de 1884; marchó hacia Lima y asumió el gobierno del país. Su gestión se caracterizó por su lucha con el general Cáceres.
La Asamblea Constituyente determinó que debía retirarse del gobierno y llamar a elecciones. Sin embargo, él prefirió permanecer en el poder y exigir el sometimiento incondicional de Cáceres. Pero este se proclamó presidente el 16 de julio de 1884, argumentando el quiebre del orden constitucional.

8 - Pedro Espinel

Conocido como 'El rey de las polcas', falleció el 8 de noviembre de 1981. Compuso numerosos valses y polcas entre las cuales destacan los valses 'Alejandro Villanueva', 'Celos míos', 'Dos reliquias', 'El expósito', 'El proscrito', 'Fin de bohemio', 'Idilios pasados', 'La voz del corazón', 'Páginas rotas', 'Pobre ciego', 'Remembranzas' y 'Rosa Elvira', etc. De este último fue autor de la letra y la música le pertenece a Carlos Saco. De sus polcas destacan 'Anhelos', 'Bom Bom Coronado', 'Campesina', 'Gracia y donaire', 'Ingratitud', 'La primavera', 'Me atormenta la inquietud', 'Morochita', 'Ojazos negros', 'Promesas falsas', 'Seducción', 'Sonrisas' y 'Soñador'.

8 - Pedro Miguel Arrese

El autor de valses como 'Alma mía', 'Así es mi tierra', 'Canto a Sullana', 'Desesperación', 'Liberación' y 'Madre proletaria'; y las polcas 'La huerta de Catacaos', 'Sullanero a mucha honra', entre otros temas, falleció el 8 de noviembre de 1987.

Arrese Arisméndiz nació en Piura 1912. Se casó con Carmen María Gallo Guevara y tuvo seis hijos. En su juventud, se desempeñó como obrero petrolero en Talara, inspector municipal y regente del Colegio Industrial N.º 33. En este se inició como autor y compositor de música costeña, y llegó a componer más de 170 canciones.

14 - Flora Tristán

Nacida como Flora Célestine Thérèse Henriette Tristán y Moscoso Lesnais (París, 7 de abril de 1803) fue una escritora, pensadora socialista y feminista francesa, de ascendencia peruana, y una de las grandes fundadoras del feminismo moderno. En toda su obra está presente su preocupación por la situación que vivía la mujer, en la sociedad, dentro de la familia, como trabajadora y viajera. Se atrevió a vivir diferente, rompiendo esquemas, llamando a las mujeres a atreverse a cambiar la situación de discriminación existente. Se preocupó por los trabajadores, pues como obrera compartió con ellos las condiciones en que realizaban su labor, fue la primera en proclamar: "¡Trabajadores del mundo, uníos!".

Murió en Burdeos, el 14 de noviembre de 1844, a los 41 años, llena de vivencias que fueron un estímulo para la reflexión y la acción, que la llevaron a representar un precedente del feminismo moderno.

Fue hija del coronel Mariano Tristán y Moscoso, natural de Arequipa, y de la francesa Teresa Lesnais. Empezó a trabajar como obrera en un taller de litografía, con cuyo propietario, André Chazal, se casó a los 17 años y tuvo tres hijos, entre ellos Aline, futura madre del pintor Paul Gaugin.

Decepcionada del matrimonio y sofocada por una relación sórdida, viajó a Gran Betaña y se empleó como criada de una familia inglesa. Después, decidió viajar al Perú para reclamar la herencia que le correspondía, pero su padre no había dejado testamento y nunca formalizó la relación con su madre. En 1835 llegó a Arequipa, y solo recibió albergue de su familia. Viajó a Lima y luego a Liverpool, con la sensación de fracaso, período que narra en 'Peregrinaciones de una Paria', su obra publicado en 1838.

En 1835 publicó en París su primer trabajo literario, el folleto 'Necesidad de dar buena acogida a las mujeres extranjeras', y en 1837 un segundo trabajo a favor del divorcio. Le siguieron su novela 'Mephis o el proletario' y una selección y traducción al francés de cartas del Libertador Simón Bolívar. En 1840 publicó 'Paseos en Londres'; en 1843, 'La Unión Obrera' y una obra inédita, 'La emancipación de la mujer', publicada en 1846.

21 - Scipión Llona Gastañeta

El 21 de noviembre de 1946 falleció este destacado científico, nacido en Lima en 1864 y sustentador de la famosa 'Teoría Cosmológica Cicloidal'.

Estudió en el Colegio de Neuilly, en París, y en el Instituto Científico de Lima. Fue alumno particular de Federico Villarreal, e ingresó a la Escuela Nacional de Ingenieros, dejando sus estudios a causa de la enfermedad de su padre, entre otros asuntos.

Ganó por concurso el cargo de secretario de la Sociedad Geográfica de Lima, cargo que ejerció hasta su muerte. Colaboró en la creación del Observatorio Sismológico de Lima en 1906, que comenzó sus actividades oficiales en 1908. Cuando el observatorio pasó a ser administrado por el Ministerio de Fomento y Obras en 1924, se convirtió en su director y desde entonces se denominó Servicio Sismológico del Estado.

Asistió al Congreso Mundial de Geodesia y Geofísica de Madrid (1924) representando a Perú, y en 1919 publicó su 'Teoría Cosmológica Cicloidal', Tomo I, un intento de encontrar la causa y efecto entre los movimientos cicloidales que tiene cualquier astro del universo y los efectos que pueden tener al interior de los mismos: y las fuerzas de inercia causadas por la rotación de la Tierra.

Fue vocal del Instituto Panamericano de Geografía e Historia y uno de los delegados peruanos en la III Asamblea del Instituto, realizada en Lima en 1941; y llegó a plantear que la sismología tenía como fin predecir los sismos, rebatiendo la no predictibilidad de estos expresada por el sismólogo francés Fernand de Montessus de Ballore en Chile.

Fue sepultado con honores de ministro de Estado.


Días de noviembre para recordar

Miércoles 1

Día de Todos los Santos

Fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana cada primer día de noviembre. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés.

En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por tradición es un día feriado no laborable. Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre, ahora llamado Halloween, que marcaba el final del año celta.

Jueves 2

Día de los Fieles Difuntos (o Día de los Muertos)

Es una celebración de origen mexicano destinada a honrar a los ancestros el 2 de noviembre, coincidiendo con las celebraciones católicas de Todos los Santos. En el Perú, se acostumbra recordar la festividad el día anterior acudiendo a cementerio a colocar flores a las tumbas de los familiares fallecidos; preparar e intercambiar, entre familiares, piezas de pan, chicha morada y cervezas durante las visitas a los seres queridos, o llevar músicos para saludar al que partió a la eternidad, según las costumbres de cada lugar. En los Andes se hacen altares con las comidas y potajes que más le gustaban al fallecido, y se elaboran las típicas tantawawas, especie de muñecos construidos con masa de pan, con caritas o mascaritas que representan a la persona muerta. 

Sábado 4

Rebelión de Túpac Amaru II

El 4 de noviembre de 1780 estalló la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, cuyas fuerzas tomaron como prisionero al corregidor Antonio de Aliaga para luego ejecutarlo seis días después en el Cusco. El cacique contó con el apoyo de curacas, mestizos y algunos criollos, haciendo que la rebelión se extendiera. La rebelión buscó integrar a indígenas, criollos, mestizos y negros en un frente anticolonial, pero devino en una lucha racial contra españoles y criollos. En la zona cusqueña, y en general en el virreinato, los criollos no tenían en su actuar antagonismos con los españoles, siendo como mucho contrarios a las reformas borbónicas pero fieles a la Corona en los demás aspectos.

Lunes 13

Terremoto en Lima (1655)

El sábado 13 de noviembre de 1655, a las 2 y 30 de la tarde, un terremoto de 7.7 grados en la escala de Richter azotó Lima, dejando un saldo de 11,000 muertos y muchos daños en la capital peruana. El epicentro se ubicó a 50 km al oeste del puerto del Callao y a 30 km de profundidad. En esa oportunidad, y mientras casas, templos y edificios de Lima se venían por los suelos, inexplicablemente se mantuvo en pie un muro, que lucía la imagen de Cristo crucificado, pintado por uno de los negros angoleños que habitaban el barrio de Pachacamilla. El hecho fue considerado un milagro, y dio origen a la devoción de la imagen después bautizada como Señor de los Milagros o Cristo de Pachacamilla y patrono jurado de Lima.

Constitución Política de 1860

Fue el séptimo texto constitucional de la República Peruana. Fue promulgada por el presidente Ramón Castilla, el 13 de noviembre de 1960 y se convirtió de la de mayor vigencia en nuestro país, pues duró hasta 1920 (60 años). Se cuenta entre los más importantes textos constitucionales del Perú, junto con la Constitución liberal de 1828 y la Constitución progresista de 1933.

La Carta estableció la primacía de la religión católica; restableció la pena de muerte en casos de homicidio calificado y el derecho a sufragio de todos los ciudadanos que supieran leer y escribir; confirmó el funcionamiento de dos cámaras en el Congreso: la de Senadores y la de Diputados; estableció que el Presidente no podría ser acusado durante su período presidencial a excepción de traición a la Patria, e instauró dos vicepresidentes, elegidos juntamente con el Presidente de la República.

Jueves 16

Captura de Atahualpa en Cajamarca

Ocurrió la tarde del 16 de noviembre de 1532. El Inca fue apresado por el ejército español liderado por Francisco Pizarro en la ciudad de Cajamarca. Durante el tiempo que duró su detención, estuvo sumergido en depresión pues los españoles le quitaron a su colla (mujer), riqueza y reino. En prisión, Atahualpa ofreció a cambio de su liberación llenar dos habitaciones de plata y una de oro 'hasta donde alcanzara su mano', propuesta aceptada por los españoles. Sin embargo, pese a que cumplió con lo prometido, fue sentenciado a muerte por idolatría, fratricidio, poligamia e incesto, entre otras acusaciones. Luego de ser bautizado como cristiano, fue ejecutado el 26 de julio de 1533.

Lunes 20

Creación del Virreinato del Perú

Con la entrada de los españoles al Cusco en 1534 concluyó la conquista militar del Perú, encabezada por Francisco Pizarro. Tras la caída del incario, una guerra civil se desató entre los conquistadores del Perú; y para terminarla, el 20 de noviembre de 1542 el rey Carlos I de España firmó en Barcelona por Real Cédula las llamadas Leyes Nuevas, y dispuso la creación del Virreinato del Perú. Ello permitió que el nuevo virreinato reemplazara a las antiguas gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva León al tiempo que la sede de la Real Audiencia de Panamá fuera trasladada a la Ciudad de los Reyes o Lima. 

El flamante virreinato comprendió durante casi doscientos años, gran parte de Sudamérica y el istmo de Panamá, abarcando una inmensa superficie que correspondió a los actuales territorios que forman parte de las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Perú y toda la región oeste y sur del Brasil. Solo fueron exceptuados Venezuela, bajo jurisdicción del Virreinato de Nueva España a través de la Real Audiencia de Santo Domingo; y Brasil, que integraba el imperio portugués.

Lunes 27

Batalla de Tarapacá

A inicios de noviembre de 1879 las tropas chilenas invadieron el puerto de Pisagua, defendida de manera valiente por una guarnición de mil hombres peruanos al mando del coronel Isaac Recavarren. Tras ello se libraron dos batallas: San Francisco y Tarapacá. La primera de ellas el 19 de noviembre y la victoria correspondió a Chile, ante una débil resistencia aliada. Tras esa batalla, los peruanos se trasladaron con tres mil hombres con destino a Arica en un ambiente tenso y penoso.

El 27 de noviembre del mismo año, se libró la Batalla de Tarapacá. Fue una pelea encarnizada y fue Perú quien consiguió la victoria luego de casi nueve horas de pelea. Chile sufrió la baja de 576 muertos, 176 heridos, 100 prisioneros y la captura de 8 cañones. La victoria fue posible gracias al mérito de hombres como Andrés Avelino Cáceres, Francisco Bolognesi y Belisario Suárez.


Frases para meditar

"La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore." Albert Einstein

"Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz."

Leonardo Da Vinci

"Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores." Francois de La Rochefoucauld

"En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive." José Ortega y Gasset

"Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad." Oscar Wilde

 "No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido." Mario Sarmiento

  

Unamuno. B. Franklin. A. Einstein.

"Extraño no equivale a enemigo, sino a amigo que aún no hemos conocido. Anónimo

"La vida es una obra teatral que no importa cuánto haya durado, sino cuánto bien haya sido representada." Lucio Anneo Séneca

"Las mujeres abandonadas son las que simplemente aman; las conservadas son las que saben amar." Honoré de Balzac

"El hombre que ha de mendigar amor es el más miserable de todos los mendigos." Rabindranat Tagore

"Los hombres son solo parcialmente racionales, y es indudable que la emoción es la fuerza dinámica de la inteligencia." Harold Lask

"Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante." Miguel de Unamuno

"Los hombres grandes son aquellos que sienten que lo espiritual es más poderoso que cualquier fuerza material, y que son las ideas las que rigen el mundo." Ralph Waldo Emerson

"Una onza de falsa vanidad deteriora todo un quintal de auténtico mérito."  Proverbio Turco

  

R. Tagore. FR. de Chateaubriand. V. Hugo.

"El sentido moral nos indica hasta dónde llegan las concepciones permitidas y dónde empieza la licencia prohibida." Yoritomo Tashi

"Lo que empieza con cólera termina con vergüenza." Benjamin Franklin

"El aburrimiento no puede existir donde quiera que haya una reunión de buenos amigos." Chateaubriand

"Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas." Víctor Hugo

"Hable a toda mujer como si estuviera enamorado de ella y a todo hombre como si le estuviera fastidiando a usted. Y pronto tendrá fama de poseer el más exquisito tacto social." Oscar Wilde

"Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso."  Honoré de Balzac

 

G. Mistral. L. Da Vinci. P. Coelho.

"El Mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños." Paulo Coelho

"Decir amistad es decir entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria; es decir, fidelidad." Gabriela Mistral

"El problema de ascender pisando a los demás es que, aunque subas, no aumenta tu estatura." Lily Tomlin

  

                                                                                                                                      F. de La Rochefoucauld. O. Wilde. O. y Gasset.

Los 10 Líquidos Más Caros Del Planeta

Es muy posible que desconozcamos que hay muchas cosas sorprendentes que cuestan mucho más de lo que podemos imaginar. La siguiente es una lista del precio por litro de los 10 líquidos más caros del planeta:

1. Veneno de escorpión – $ 10'000,000

La proteína de este veneno se usa para el tratamiento de enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal.

2. Veneno de la cobra real – $ 37,000

La cobra real es una de las serpientes más peligrosas del mundo. Una mordedura es suficiente para matar a un elefante adulto. Las personas arriesgan sus vidas cuando recogen su veneno... sin embargo, es muy valioso para la producción de medicamentos que podrían ayudar a curar las enfermedades de Parkinson y Alzheimer, tratar la esquizofrenia y combatir la depresión.

3. Sangre del cangrejo herradura – $ 15,000

La sangre de este cangrejo no contiene hemoglobina. En cambio, usan hemocianina, que lo hace azul. Cuando entran patógenos o bacterias, la sangre se coagula muy rápido. Esta cualidad es muy valiosa en farmacología para la detección de endotoxinas en aplicaciones médicas. Los cangrejos herradura son liberados después de extraer su sangre. La mayoría de medicamentos que usamos se prueban con sangre de cangrejos herradura.

4. Chanel Nº 5 – $ 6,300 dólares

Este perfume legendario salió a la venta por primera vez en 1922 y mantiene un lugar destacado en el mercado. Los pétalos de flores escasas y la esencia de una raíz rara hacen que sea tan caro.

5. Insulina - $ 3,500

La insulina es producido naturalmente por el páncreas. Mantiene el nivel de glucosa en la sangre y mejora los procesos metabólicos. Es un medicamento esencial para tratar la diabetes.

6. Mercurio - $ 1,000

Es el único metal que permanece líquido a temperatura ambiente. Se usa principalmente en la producción de termómetros. También se utiliza en industrias químicas, producción de metales y la agricultura.

7. Tinta de impresora negra - $ 800

No es el precio más caro, pero sí de la tinta de alta calidad de marcas conocidas. Las empresas gastan grandes sumas de dinero en investigación y desarrollo de la mejor calidad de tinta.

8. Esmalte de uñas - $ 600

Este es el precio de Essie, la marca que produce unos de los pulimentos más brillantes del mundo y resistente a los arañazo. Otras marcas de alta calidad reclaman precios aún más altos.

9. Sangre humana - $ 360

Un cuerpo humano adulto tiene unos 6 litros de sangre (plasma y células). Muchas personas donan sangre, pero procesarla y almacenarla es un proceso costoso. Eso explica su precio.

10. Aceite esencial de pachuli - $ 165

Este costoso aceite esencial se produce a partir de las hojas frescas o secas de la planta llamada pogostemon, conocida como pachuli. Se le emplea como antiséptico, para tratar la fiebre, infecciones fúngicas e incluso cálculos renales. Su aroma combate el mal olor corporal.

lunes, 30 de octubre de 2017

Cosas de la vida real III

Corazón de niño

Estaba solo, sentado a la primera mesa del chifa-restaurante ubicado en la primera cuadra del jirón Callao, esperando que pasara por el lugar algún colega o conocido de retorno a la oficina del diario La República o camino a la Plaza Mayor, para invitarlo a acompañarme a almorzar, reacio como soy a hacerlo sin la compañía de alguien con quien conversar.

               El hambre no me hizo esperar más. Pedí un lomo saltado, que en ese lugar lo sirven acompañado con arroz sin sal, y una gaseosa helada. Detrás del mostrador, a mi izquierda, sonreía, con su permanente sonrisa, la vieja taiwanesa, de cara gorda, dueña del lugar, a quien solía saludar diciéndole "mamita" mientras le acariciaba sus arrugadas manos, gesto que ella recibía sin dejar de sonreír.

               Había ingerido algunos bocados, cuando ingresó un niño, con su uniforme escolar blanco y plomo, y se dirigió a mi mesa para pedirme limosna. Se la negué. Siguió su camino hacia las otras mesas, ubicadas unas detrás de otras, hasta que se topó con la cocina.

               El menor no tuvo suerte. Nadie metió la mano a su bolsillo para ayudarlo. Retornaba, cabizbajo, hacia la puerta de salida, cuando decidí llamarlo:

- ¿Has almorzado? -le pregunté.

- No, señor -fue su respuesta.

- Siéntate; acompáñame a almorzar -lo invité.

Tendría unos 9 años. Dijo llamarse Pedro. Le serví un poco de mi gaseosa, y pedí otro lomo saltado para él. Conversamos mientras almorzábamos. Así, pude enterarme que vivía a media cuadra antes de la avenida Tacna, en compañía de su hermana, un año menor que él; y de su padre, un carpintero desocupado y alcohólico, que consumía en botellas de licor lo poco que ganaba haciendo trabajos eventuales.

Pedro estudiaba en un colegio cercano y solía almorzar, gratis, cuando llegaba a tiempo, en el comedor de la parroquia de Monserrat -esa gran obra, una de tantas, del padre Juan Serpa, tempranamente desaparecido-. El día de nuestro encuentro se le había hecho tarde, y tuvo que salir a pedir limosna.

Yo terminé de almorzar primero y me puse a observar cómo comía mi ocasional acompañante. Observé que escogía solo las cebollas, los tomates y un poco de arroz, y dejaba de lado las carnes y las papas fritas.

- ¿Por qué separas la comida… acaso no te gustan las carne? -me atreví a preguntarle.

               La respuesta no se hizo esperar:

- Sí, me gusta, pero la estoy guardando para llevársela a mi hermana, que está sola en mi casa -dijo con voz pausada, serena.

               Se me hizo un nudo en la garganta. Consulté con mis bolsillos: no alcanzaba para hacer lo que pensaba. Pero ni modo, me arriesgué:

               - Cómetelo todo. A tu hermana le vas a llevar otro plato -le dije, mientras palmeaba llamando al mozo:

- Tráeme otro lomo saltado, bien servido, y envuélvelo para llevar –le pedí.

               - Gracias, señor -dijo Pedro, mirándome con una expresión de sincero agradecimiento y esbozando apenas una ligera sonrisa.  

               La taiwanesa, desde su puesto de observación detrás del mostrador, seguía sonriendo: pese a su mal castellano, había comprendido todo. Y no puso reparos cuando le dije que le iba a deber el nuevo pedido, y que lo apuntara en su cuaderno de clientes deudores. No me puso ningún reparo.

               Salí junto con Pedro. Nos despedimos en la esquina de Callao y Camaná. Y mientras se iba caminando rumbo a la avenida Tacna, me quedé observándolo hasta que se perdió de mi vista entre peatones, ambulantes y automóviles.

No sé por qué, en esos momentos pensé en los niños 'pirañitas' que a esa misma hora trataban de ser reeducados en la 'Casa de los Petizos', que los alberga, y donde se hacen esfuerzos para que no vuelvan a hacer de las suyas por las calles de la ciudad.

Por ese mismo lugar tenía que pasar Pedro, camino a su casa, con el paquete de comida para su hermana.

Hacer feliz a una mujer es fácil...

¿Quién dijo que NO eran complicadas?


Para mantenerlas felices y contentas, y siempre dispuestas a atendernos, solo necesitamos ser... 

1) Amigo 

2) Compañero 

3) Amante 

4) Hermano 

5) Padre 

6) Maestro 

7) Jardinero 

8) Cocinero 

9) Mecánico 

10) Plomero 

11) Decorador de interiores 

12) Estilista 

13) Electricista 

14) Sexólogo 

15) Ginecólogo 

16) Psicólogo 

17) Psiquiatra 

18) Generoso 

19) Audaz 

20) Simpático 

21) Atlético 

22) Cariñoso 

23) Atento 

24) Caballeroso 

25) Inteligente 

26) Imaginativo 

27) Creativo 

28) Dulce 

29) Fuerte 

30) Comprensivo 

31) Tolerante 

32) Prudente 

33) Ambicioso 

34) Capaz 

35) Valiente 

36) Decidido 

37) Confiable 

38) Respetuoso 

39) Apasionado 

40) No ser celoso, pero tampoco desinteresado. 

41) Llevarse bien con su familia, pero no dedicarles más tiempo que a ella. 

42) Darle su espacio, pero mostrarse preocupado por dónde estuvo.

43) Darles siempre la razón; no contradecirlas.

44) Aceptar sus explicaciones.

45) No olvidar las fechas de cumpleaños, aniversario de novios, de boda, graduación, fecha del primer beso, cumpleaños de la tía y del hermano o hermana más querida, cumpleaños de los abuelos, de la mejor amiga.

… Y otras pequeñeces por el estilo.

(Ríanse, amigas. Pese a todos estos requisitos las adoramos.)

domingo, 29 de octubre de 2017

Cosas de la vida real II

En Lima como en Moscú

            Hace unos días, un hombre de mediana edad, mal vestido, con la barba crecida, una criatura en los brazos y una receta médica en la mano, se me acercó en la sexta cuadra de la avenida Alfonso Ugarte. Quería dinero para comprar las medicinas que figuraban en el papel que me mostró, "muy urgentes" para su esposa "recién operada" en el hospital Arzobispo Loayza.

               Como recién había cobrado un dinero, le pedí que me acompañara para comprarle las medicinas, porque efectivo no acostumbro dar a ningún (real o supuesto) menesteroso.

               No me sorprendí cuando cerca a la farmacia el tipo me sujetó del brazo y me dijo que, en realidad, no necesitaba las medicinas y que había recurrido a esa patraña para obtener dinero. Así de simple. Por supuesto, le reproché su conducta y no le di nada.

               La anécdota me hizo recordar otra anterior junto a mi amigo ruso Nikolay K. Boyev, entonces recién llegado a nuestra capital como tercer secretario de la embajada rusa en Lima y a quien había conocido fortuitamente.

Nikolay ignoraba casi todo sobre Lima, mucho más sobre el Perú, y estaba ávido de informarse sobre el país donde debía hacer sus pininos diplomáticos. Un día lo acompañé a recorrer el centro de Lima, le enseñé la ciudad y sus costumbres; y almorzamos en un restaurante criollo de La Colmena, donde probó diversos platos y conoció lo ácido y picante de nuestra comida.

               Estábamos en plena charla de sobremesa, cuando se nos acercó una mujer vestida como campesina, luciendo largas trenzas y sombrero serrano, y haciéndole capacho a un bebé. Había ingresado al local, aprovechando que el guachimán dejó su puesto para ir al baño.

               La mujer estiró su mano pidiendo dinero. Detuve la intención de Nikolay de meterse la mano al bolsillo, y pregunté a la mujer para qué pedía limosna. "Para comprarle leche a mi hijo", fue su respuesta. Fiel a mi costumbre de no dar dinero: "Voy a ir a comprarle dos tarros de leche; espéreme aquí", le dije e hice el gesto de ponerme en pie.

               ¡Para qué! La inesperada reacción de la mujer, los gritos que lanzó y sus airadas imprecaciones, llenas de lisuras, llamaron la atención del guachimán que retornaba a su puesto, y terminó por desalojarla del local, sin leche y sin dinero.

               La mujer se sintió ofendida porque había "desconfiado" de ella, al no darle dinero en efectivo, que es lo que quería, no la leche.

  

               El hecho, sin embargo, tuvo la virtud -si cabe el término- de darnos pie para una larga conversación, que se prolongó toda la tarde, para explicarle al novel diplomático el significado de los "peruanismos" pronunciados por la mendicante; y, a su vez, él me enseñara palabras en ruso con similar significado, y las que empleaban sus compatriotas para insultarse.

               Tuve que explicarle también los esfuerzos de autoridades e instituciones benéficas para erradicar la mendicidad de nuestras calles y alimentar a las personas sin recursos económicos, casos del Programa del Vaso de Leche y, en ese entonces, el proyecto de las fichas TIPS (hoy una realidad que merece mayor difusión, dicho sea de paso), entre otros.

               A su turno, el amigo ruso me explicó que lo mismo ocurría en las calles de Moscú y en plena Plaza Roja, donde los mendigos prácticamente asaltaban a los turistas. Con la diferencia que allá la policía multaba a quienes daban limosna, pues está absolutamente prohibido hacerlo. Al fin y al cabo, tanta culpa tienen los que piden como los que dan limosnas.

               Según Nikolay, en la capital rusa las personas sin recursos son internadas en centros donde reciben techo, alimentación y entretenimiento, y se les enseña a cultivar minigranjas para su autoconsumo. Pero, acostumbrados a estirar la mano y vivir sin trabajar, dichas personas suelen escaparse y retornan a las calles para seguir mendigando.

               A ambos nos fue difícil explicarnos el porqué de esta costumbre que, por lo visto, se practica no sólo en Lima sino también en Moscú y, sin duda, en casi todos los países del mundo, como se ve en las películas.

Muchas veces nos hemos preguntado si en Lima sería posible prohibir terminantemente dar limosna a los mendigos, y multar a quienes lo hagan. Como, según el amigo Nikolay, se hace en Moscú. Podría ser, es un decir, una forma de mejorar la imagen de nuestra vieja Lima. Y hacer más grata la estadía de quienes nos visitan.

 

Cosas de la vida real I

¿Solo sucede en nuestro país?

            La inesperada presencia del mocoso, con su cara sucia y su ropa descolorida, interrumpió el diálogo que sostenía con un amigo en un restaurante de la sexta cuadra de la avenida Nicolás de Piérola, al cual ingresamos a cenar cerca de la medianoche, después de salir del trabajo.

               El menor estiró su terrosa mano derecha y me pidió una propina, "por amor de Dios". Le pregunté para qué quería dinero. "Para comer", respondió sin dejar de mirarme, con esa vivacidad propia de quien ya tiene cierta experiencia en la vida.

               El mozo del restaurante se acercó con la intención de desalojar al menor para que no molestara a los parroquianos. Le corté sus intenciones, diciéndole que el niño era mi invitado a comer. Le pedí un plato de arroz chaufa y le expliqué que lo sirviera como para mí. Cuando el mozo se dirigió a la cocina, el menor aumentó su pedido:

               - Señor, ¿podría invitar a mi hermanita que está allá, afuera?

               - Claro, llámala -asentí.  

               Al rato, retornó acompañado de una niña, despeinada, cubierta con un vestido de una sola pieza, raída y de color indefinido; de no más de 7 años, bien (¿o mal?) vividos, quizás uno menos que su hermano. Los senté en una mesa vecina, pedí otro plato limpio, dividí el chaufa en dos porciones, se los serví y ordené una gaseosa para cada uno.

"Yo no les doy plata; prefiero invitarles de comer", me justifiqué ante mi colega, que observaba en silencio. "Si les doy dinero, se los quita su padre, tío, hermano mayor o quien los manda a mendigar", agregué.

               Mi amigo y yo pedimos dos cervezas para hacer tiempo hasta que los niños terminaran de comer, pedir la cuenta y retirarnos.

               "¡Gracias, señor!", escuche de labios de los niños, apenas bajados de sus sillas y ya camino hacia la puerta de calle, listos para perderse entre los pocos transeúntes y los muchos vendedores ambulantes sobrevivientes a esa hora.

               Cancelé la cuenta y nos retiramos caminando con dirección a la avenida Tacna, conversando sobre la situación de los niños de la calle, los 'pirañitas' y la cantidad de locos y mendigos, borrachos y drogadictos, que se adueñan de la ciudad todas las noches.

               Dos semanas después, en compañía de cinco colegas, nos citamos en el bar de ubicado en la esquina de Cueva con Carabaya, para saborear las empanadas de carne que cada día salen a la venta a las 6 de la tarde. (Así ocurría hasta hace unos tres años, época de este relato.)

               Nos sentamos en una mesa cuadrada de un metro por lado, pedimos seis empanadas, dos cervezas y un cubilete, para jugar a los dados y hacer tiempo hasta que llegara el pedido.

               A las 6 en punto salieron los primeros seis pasteles que el mozo trajo humeantes y colocó frente a nuestros ávidos ojos. Las dejamos a un costado para que se enfriaran, mientras los dados seguían corriendo sobre la mesa con bordes de metal, entre bromas y tomaduras de pelo entre las parejas de jugadores, una de las cuales descansaba por turnos.

               Estábamos en esas, cuando por una de las puertas ingresó un niño de ojos vivaces, pelo lacio y ropa empolvada, que se acercó con la diestra estirada pidiendo limosna. Fiel a mi costumbre, le pregunté para qué quería dinero.

               "Para comer", me respondió.

               Mis amigos siguieron tirando los dados, ajenos a la escena, y solo descansaron unos pocos segundos, a mi solicitud, para coger una de las empanadas envuelta en servilleta, y ofrecérsela el niño pedilón. Este abrió tamaños ojazos, entre sorprendido e indignado.

                El juego fue bruscamente paralizado por la sarta de lisuras, mentada de madre incluida, lanzada por el niño. "Métase su empanada al c…, qué se ha creído… lo que yo quiero es plata, no que me den comida, hijo de p…", gritaba el infante.

               Los airados improperios fueron acompañados de una patada a mi rodilla que, en verdad, no la sentí en esos momentos, sorprendido como estaba.

               Los jugadores se quedaron de una pieza, mientras el niño se dirigía al interior del bar a estirar su diestra a los otros habitúes de esa hora; y después, lanzaron sus bromas: "dale propia a tu hijo, sinvergüenza"; "hombre desnaturalizado, gastas en cerveza y no puedes darle para el pasaje a un niño", y cosas por el estilo.

               No les hice caso, y puse mi atención en otro niño que se acercó ofreciendo cigarrillos y caramelos. El pequeño vendedor había observado lo ocurrido, y me pidió que le regalara la empanada que yo aún sostenía en mi diestra, como idiotizado.

"Tómala", le dije. "Gracias", me respondió; cogió la empanada y se retiró.

               Yo no escuchaba las bromas, pensativo. Volví la cabeza para mirar al mendicante, que ya se retiraba por una de las puertas laterales. Entonces recordé su rostro: se trataba del mismo niño de mi relato inicial.

               Esta experiencia, en base a la cual podría redactar un cuento digno de un concurso de relatos breves, me hizo convencer una vez más que la realidad supera a la ciencia-ficción. Por unos instantes, me puse a pensar tratando de hallar una explicación a esto que, aparentemente, me resultaba -hasta ahora me resulta- inexplicable.

               "Estas son cosas que solo suceden en nuestro país", repetí lo que medio mundo dice. ¿Será cierto?, me quedé pensando sin hallar respuesta.

Decidí no darle más vueltas al asunto, esperando que algún día un especialista me explique el comportamiento de aquel niño mendigo, y me saque del limbo. Le di vuelta a la página:

               - Mozo, sírvenos dos heladas. Y dirigiéndome a mis compañeros de mesa: -Vamos, muchachos, no se desanimen; este juego lo gano yo.