jueves, 24 de mayo de 2018

La bomba del ‘Negro Bomba’ (III)

Un pequeño respiro

            Estadio Nacional, 3 y 29' pm

            El pescador Leonardo Cevallos pide cuatro dulces de leche al viejo rubio que empara las monedas desde la parte baja y dispara las envolturas rojas con una precisión envidiable.     Deja a su mujer y sus hijos y va al restaurante por cuatro Inca-Kolas con sorbetes.

            Víctor Vásquez anima a su compadre y ambos se dirigen al bar de la tribuna Oriente a refrescarse con Cristal. Cervezas van y vienen, les ganamos, compadre, estos argentinos no podrán con nosotros, son unos che, che, che' sus madres, ja, ja, ja, ja.      Tía Rosa, dame cuatro heladas para llevar, espere compadre ya no hay sol, el cielo se está nublando, cerveza sin helar no pasa ni en invierno, cumpa, parece que va a llover, ojalá sea con espuma, ja, ja, ja, ja, ay mamá, me estoy mojando; ¡a-rri-ba-Pe-rú!

            Los comentaristas radiales desvían la atención de sus oyentes para informar sobre la carrera de las '6 Horas Peruanas', que se viene corriendo en homenaje al 125 aniversario de El Comercio y a beneficio de la Junta de Asistencia Nacional, que preside doña Lucila Belaunde de Cruchaga, hermana del primer mandatario.

            Tome Bidú, la bebida del Perú.

            Cerveza Sansón, la negra reconstituyente.

            Declaran los eventuales ganadores Eduardo 'Chachi' Dibós, Enrique 'Quique' Pérez y Percy Fox, califican de brillante la competencia y cada cual espera recibir el 'Timón de Oro'.

            Spud, el cigarrillo de los caballeros. 

            Ayer como hoy, tome pastillas McCoy.

            Desde Jesús María, en directo para los radioescuchas de Ovación, les informamos que se han producido desmanes en la iglesia San José, donde se casó Mauro Mina, los curiosos han causado destrozos, los daños se estiman en 40 o 50 mil soles.

            Mejor mejora Mejoral.

            ¿Qué nos falta? Tonimalta.

            Nuestro crédito nacional, muy feliz él, perdió un guante blanco y su pañuelo; casi le arrancan la corbata, tuvo que fugar por una puerta lateral y se ha dirigido al norte con su novia, después se irán a Miami de luna de miel.

            Aproveche la ocasión, que le brinda Musitrón.

            Star, la mejor hoja de afeitar.

            Atención, Goyburu, aquí las primeras apreciaciones del entrador peruano, el brasileño Marinho, dice que el Perú dará más, no hará cambios.

            Rodania, el reloj suizo de fama mundial.

            Por su parte, Argentina tampoco hará cambios para la segunda etapa, declara su entrenador Duchini.

            ¿Dolores musculares? Use frotación Charcot.

            Ya van saliendo los equipos a la cancha.

            Pásame una Polar helada.

            Ah, y no se olviden que mañana empieza la huelga general indefinida de la Federación de Empleados Bancarios.

            Estadio Nacional, 3 y 47' pm

            Perú ataca de Norte a Sur. Casaretto inicia el avance peruano, intercepta el zaguero Morales, la entrega mal a su arquero. Cejas se ve obligado a echarla al córner.

            Argentina devuelve la visita, su delantera embotella la valla peruana, Barrantes sale en falso, Ochoa aprovecha la confusión, la pelota viene hacia él, patea, Lara aparece como una bendición y frena la ofensiva.

            Los gauchos vuelven a la carga, Cabrera dispara por alto, Barrantes se convierte en elástico, la atrapa en el aire. El público respira con dificultad. Huele a gol.

            Van 15 minutos.

            Los delanteros blanquiazules siguen atacando. Chumpitaz se demora en marcar, Castillo se ve obligado a echar al córner.

            El puntero derecho se encarga de cobrar el tiro de esquina. Cabrera dispara ceñido al arco. Saltan Barrantes, Castillo y Chumpitaz; el primero la toca con el puño, el segundo cabecea débilmente, Chumpitaz salta en vano.

            Manfredi sigue la trayectoria de la pelota, viene a él, está solo, dispara de media vuelta, a media altura, hacia el ángulo izquierdo. Barrantes se queda tirado en el suelo, lo golpea con los puños.

            Las tribunas enmudecen, los argentinos celebran su gol, los peruanos se recriminan entre ellos.

            Los platenses empiezan a replegarse, quieren asegurar la conquista y el pasaje hacia Tokio.

            Perú se lanza al ataque, en busca del empate.

            Sánchez centra para Zavala, dispara alto y afuera.

            Sánchez apoya a La Rosa, driblea a dos argentinos, cede para Rodríguez, su disparo roza el parante derecho.

            Van 26 minutos.

            Casaretto se mete por el centro, Bertolotti lo intercepta.

            La Rosa logra avanzar libre de marcación, otra vez el Cabezón argentino se interpone, Zavala reconquista el balón, la cruza para Lobatón, pero Morales lo contiene a costa de foul.

            Van 30 minutos.

            Los delanteros peruanos no retroceden, los argentinos se repliegan, presienten el peligro.

            Las tribunas se exaltan, gritan, exigen, demandan, ordenan, emplazan, quieren gol, carajo, queremos el empate, salud, compadre, empaten siquiera, maldita sea, dispara bien, no seas bestia, patea, pues, carajo, písalo, rómpele las patas a ese argentino.

            Aglomeración en el arco argentino.

            Rodríguez ha sorteado a un defensa adversario, centra la pelota para Casaretto, este la peina y envía hacia la izquierda, Bertolotti y Pazos se descuadernan, Morales y Perfumo se pierden en el espacio, ingresan tres delanteros peruanos, la pelota supera a La Rosa y Zavala, Lobatón ingresa con el pie izquierdo en alto, Morales rechaza, la pelota choca en el pie del delantero peruano, se dirige al arco argentino.


El gol cuya anulación originó la tragedia.

            Cejas no logra verla, la pelota ingresa libre como un ave.

            El referí está a casi treinta metros, toca su pito, nadie lo escucha, el estadio ruge como un volcán, el grito unánime de gol estremece las instalaciones del Nacional, recorre la ciudad como un aluvión.

            El capitán Cejas y Perfumo se acercan al referí para reclamarle. El árbitro confirma su decisión: el gol no es válido.

            Los peruanos dejan de abrazarse entre ellos, desarman la pirámide humana levantada sobre el cuerpo de Lobatón.

            Se dirigen al árbitro, exigen explicaciones, el referí se las da: alza el pie como si fuera Lobatón, eso es jugada peligrosa, insiste ante Zavala, Casaretto, La Rosa, Rodríguez, Guerrero, Barrantes, que lo rodean. Nadie ha sido tocado, solo para usted es jugada peligrosa, alegan los perjudicados.

            Discuten, el árbitro sigue dando explicaciones, trata de convencerlos, no da marcha atrás, no puedo retroceder, dice.

            Chumpitaz y Sánchez se ponen las manos en la cintura, mueven sus cabezas de un lado a otro, no comprenden lo que ocurre.

            Las tribunas hierven de ira, árbitro vendido, uruguayo tenías que ser, che' tu madre, malparido, ahorita te rompemos la cabeza, de Oriente y Sur disparan botellas vacías de cerveza y de gaseosas que trasponen la pista de atletismo.

            La calma vuelve a la cancha, se reanudan las acciones.

            Víctor Vásquez no puede aceptar que así le pongan obstáculos a la clasificación de Perú, menos ante estos argentinos que siempre se han creído superiores a nosotros, porque son blanquitos, nosotros cholos y negros. 'Tan bien coju'os si creen que vamos a aguantarlos.


            Ya no tiene botellas que tirar a la cancha, decide lanzarse él mismo; baja decidido, trepa la malla, el alambrado cede, se dobla, Vásquez Campos ya está en la cancha.

            La caída a medias le ha elevado el furor, corre como un bólido, se dirige hacia el árbitro, las tribunas lo aplauden, lo animan a no retroceder, vamos negro, sácale la mierda a ese vendido, los policías salen de su sorpresa, cinco corren tras el corpulento negro, logran detenerlo cerca de Ángel Pazos que corre asustado.

            'Bomba', macerado en cerveza, no siente los varazos que lo obligan a trasponer el alambrado de Occidente.

            El árbitro consulta con la policía, ordena que siga el partido.

            Los jugadores evitan acercarse a las tribunas de donde siguen cayendo botellas, pedazos de cemento, trozos de madera.

            El público vuelve a rugir de entusiasmo, otro sujeto venido de la tribuna Norte, con una botella rota en la mano, corre en busca de Ángel Pazos, el capitán Jorge Monge se le interpone, le pone una zancadilla, vuelan hombre y botella, quedan tirados en el césped. La multitud pifia descontenta.

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            La multitud aplaude a los espontáneos, invita a que otros hagan lo mismo, quiere ver la sangre del referí, no cesa su griterío, el clima deviene insoportable.

            La policía se pone en alerta, los perros ladran, muestran sus afilados colmillos a las tribunas populares.

            Se cumplen 40 minutos del segundo tiempo.

            El referí presiente que no tiene protección divina, siente pasos, sus propios fantasmas lo persiguen.

            Toca el pito, señala el centro del campo con las dos manos y da por terminado el partido.


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