domingo, 31 de mayo de 2020

31 De mayo de 1970: la historia jamás contada



El domingo 31 de mayo de 1970, día en que ocurrió el terrible terremoto que afectó a decenas de miles de familias e hizo desaparecer del mapa a la bella Yungay, estaba en marcha una operación que nunca se llegó a concretar y, por ende, jamás fue revelada.
Pasado medio siglo de estos hechos y desaparecido algunos de sus protagonistas, valga recordar esos acontecimientos que devinieron en lo que se convirtió en algo así como ‘la carta que no se envió’; en este caso, el sueño que jamás se concretó, si para bien o para mal, eso nunca se sabrá. Hay que tomar este relato como un pasaje más del anecdotario periodístico de nuestro país
Lo cierto es que de no haberse producido la tragedia que arrasó con la vida de más de 70 mil personas, se hubiera llevado a cabo una operación bien planificada que podría haber cambiado parte de la historia del periodismo peruano.
Fueron pocas las personas que estaban al tanto de lo que se cocinaba entre bambalinas, y mucho menos que esa misma noche se repetiría lo que se había hecho 88 días antes con otros dos diarios de la capital.
Vayamos “por partes y cucharadas”, como decían los abuelos, y recordemos lo que sucedía al interior del diario fundado en 1962 por el magnate pesquero Luis Banchero Rossi, y que condujeron a planificar esa decisión.
Los hechos se remontan, exactamente, a un año antes, a la noche del 31 de mayo de 1969, día en que el secretario general del Sindicato de Periodistas y Empleados de Empresa Periodística Nacional (Epensa), Óscar Vergara, y el secretario de Defensa, José Vargas Sifuentes, presentaron una denuncia formal ante la División de Investigación de Defraudación de Rentas Fiscales de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), que formaba parte del Ministerio de Hacienda y Comercio.
La denuncia fue presentada por los dirigentes sindicales, asesorados por Carlos Ortega, alto funcionario del Ministerio de Industrias y Comercio; y Guillermo Thorndike, exeditor del mismo diario Correo.
Se acogía así la sugerencia hecha por el coronel Campos, director superior de esa cartera, en la reunión que sostuvieron horas antes en la casa del coronel Gallegos, pues el titular del Ministerio del Interior, general Armando Artola, se encontraba de viaje fuera del país. En esa oportunidad, el coronel Campos sugirió que se presentara la denuncia formal, y que se guardara absoluta reserva y paciencia hasta que la policía fiscal obtuviera las evidencias probatorias, siguiendo las pruebas indiciarias expuestas en la denuncia.
Al retorno del ministro, el general Armando Artola, y por sugerencia de Ortega y Thorndike, los dirigentes reiteraron la denuncia, esta vez ante el despacho ministerial. Los documentos fueron entregados al guardia republicano apellidado Calvo, ayudante del coronel Campos.
La cosa es que una investigación propiciada por el Sindicato había revelado que en Epensa, presumiblemente, se cometían ‘graves irregularidades’ contables, con el visto bueno del director-gerente, Enrique Agois Paulsen, cuñado de Luis Banchero (estaba casado con Olga Banchero Rossi). Los supuestos beneficiarios eran el propio Agois, el subgerente general, Róger Charcap; y los jefes de Distribución, Joaquín Arrieta; de Talleres, Antonio Martínez; y de Fotografía, Werner Lang Hetch; más el ingeniero Darío Teodori, de nacionalidad argentina jefe del sistema de comunicaciones del diario, entre otros.
Según el memorándum que se entregó al general Artola, los funcionarios habrían establecido negocios de imprenta que funcionaban clandestinamente con materiales y maquinarias desgravadas al amparo de las leyes que beneficiaban a las empresas periodísticas; y traficado con el papel de bobina que ingresaba desgravado al país y parte del cual era cortado en resmas y vendido a otras imprentas.
En síntesis, la investigación revelaba, entre otras presuntas irregularidades, que se habría estado burlando de la buena fe de los trabajadores por medio de balances que arrojaban pérdidas ficticias; y la impresión de un mayor número de ejemplares que los declarados oficialmente, lo que conducía a burlar el pago de impuestos y perjudicar los intereses del Estado.
La denuncia contenía copias fotostáticas de ‘libros reservados’, pero carecía de pruebas contundentes, pues a estas no tenían accesos los trabajadores, por “falta de los medios necesarios”. De esto se encargaría la policía fiscal.

Una larga espera
Los días transcurrían y nada se había avanzado. Recién el 7 de julio de 1969, y por insistencia de Carlos Ortega, los dirigentes fueron informados del inicio de las investigaciones.
En ese período, algunos cambios realizados por los funcionarios mencionados (liquidación o traspaso de algunas imprentas; y ‘desaparición’ de documentos incriminatorios, por ejemplo), demostraban que la denuncia sindical había llegado a su conocimiento, y estaban ‘curándose en salud’.
Además, 26 días después de presentada la denuncia ante la Policía Fiscal Epensa reveló que su capital se había reducido en 24 millones de soles y que Luis Banchero y las compañías del grupo Banchero habían dejado de ser accionistas.
Con las supuestas pruebas en sus manos, la Policía Fiscal, en coordinación con los dirigentes sindicales, programó la toma de las instalaciones del diario Correo para la medianoche del 31 de mayo de 1970, cuando la edición estuviera cerrada y la mayoría de trabajadores se hubiera retirado, a fin de evitar cualquier posible resistencia.
En la toma del diario participarían fuerzas combinadas del Ejército y de la Policía Nacional, con miras a su posterior administración por una cooperativa que estaría conformada por los periodistas, empleados y obreros del mismo diario.
Los detalles habían sido ultimados con altos oficiales del Ejército la noche del día anterior. En una reunión realizada en casa de Guillermo Thorndike, en Barranco, los dirigentes sindicales fueron informados de los preparativos. En esa reunión participaron también el fotógrafo Carlos ‘Chino’ Domínguez, el periodista Humberto ‘Chivo’ Castillo y dos dirigentes del Sindicato de Obreros, entre otros.
El día señalado, como ocurría todos los domingos, la redacción ubicada en el segundo piso de lo que antaño fuera sede del colegio La Recoleta, en la avenida Wilson (hoy Garcilaso de La Vega), entre las avenidas Bolivia y Uruguay, estaba copada por los redactores de deportes, de fútbol en particular. Esta vez el comentario general era el resultado a 0 goles entre las selecciones de México y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en el partido inaugural del Campeonato Mundial de Fútbol México ‘70.
Los diálogos fueron interrumpidos por el fuerte movimiento sísmico que se inició a las 3 y 23 minutos de la tarde, y provocó el desbande general. Periodistas y otros trabajadores corrieron a buscar la escalera de salida de la redacción. La caída de trozos de yeso que se desprendían de las paredes de quincha y adobe hizo que todos temieran lo peor.
Pasado el susto, y ya calmados los ánimos, fueron bajados los escritorios y las máquinas de escribir, y se improvisó una sala de redacción en el comedor de empleados del primer piso.
Conocido el epicentro del sismo, el jefe de Redacción, Julio Higashi, designó a Vargas Sifuentes como enviado especial al Callejón de Huaylas, en compañía del reportero gráfico Óscar Medrano, secretario de Prensa y Propaganda, que también conocía de la toma del diario, pero no de la fecha de su ejecución.
 Ante esa situación, ‘Piolín’ decidió abstenerse de viajar, subió a la sala de Redacción donde estaba instalado el teléfono directo, se comunicó con su hermana Adelina y le explicó que si llamaban del diario dijera que la madre de ambos estaba delicada de salud, como consecuencia del sismo.
Bajó y le informó a Higashi de la ‘enfermedad’ de su madre, por lo que no podía viajar. En su reemplazo fue designado su colega Rodolfo ‘El Cholo’ Orozco. Antes de partir, Medrano le preguntó a ‘Piolín’ sobre lo que iría a pasar esa noche. “No te preocupes, después te cuento todo”, fue su respuesta.
La mentira estuvo a punto de ser descubierta cuando Norman Díaz, encargado de la sección Cables del diario y esposo de Adelina, quiso saber lo que le pasaba a su suegra. Llamó a su casa y recibió por respuesta lo que Piolín había indicado.
Alrededor de las 7 de la noche, Piolín pidió permiso para retirarse y se dirigió a la casa de Thorndike donde ya se encontraban presentes los otros involucrados en la conspiración.
Se iba a repetir la misma acción que tomó el gobierno del general Velasco Alvarado el 4 de marzo de ese año cuando ocupó la sede de los diarios Expreso y Extra y la puso en manos de una cooperativa conformada por sus trabajadores.
Alrededor de las 10 de la noche, Thorndike recibió una llamada del coronel Campos, quien le informó que eran muy alarmantes las noticias recibidas de lo ocurrido en el Callejón de Huaylas, donde una ciudad habría sido sepultada por una avalancha originada en el nevado Huascarán, situación que preocupaba mucho al gobierno militar.
Uno minutos después, a una hora como la de este mensaje, y confirmada la situación de emergencia originada por el sismo, el Gobierno había decidido posponer la toma del diario. Su atención ahora estaba concentrada en hacer frente a los daños ocasionados por la tragedia.
Así, se dejó sin efecto la toma del diario, y sobre el tema no volvió a hablarse durante los meses siguientes. Óscar Vergara, ‘Piolín’ Vargas y Óscar Medrano no volvieron a tratar el tema, y este paso al olvido.
Muchos meses después, Vargas Sifuentes -y presumiblemente Vergara y los otros ‘conspiradores’- recibió dos órdenes de comparendo de la División de Investigación de Defraudación de Rentas Fiscales de la PIP. Una emitida el 2 de febrero de 1971 por el comisario primero PIP Ciro Cano Meneses; y otra el 10 de marzo firmada por el coronel PIP Aquiles Medina Merino.
La primera orden citaba a Piolín para el 3 de febrero “para esclarecimiento sobre defraudación”; y la segunda, para el 13 de marzo, “para esclarecimiento sobre denuncia presentada a esta dirección”.
En coordinación con Thorndike, Piolín hizo caso omiso a esas citaciones, pues él ya no era dirigente y la situación de los trabajadores diario había mejorado gracias a la atención que recibió el Pliego de Reclamos del Sindicato, por parte del Ministerio de Trabajo, que atendió la sus demandas.
Además, por si fuera poco, ya se había pasado la misa de 8, como también decían nuestros abuelos. Colorín colorado, y a otra cosa, mariposa.

JLVS

sábado, 30 de mayo de 2020

Yungay: 50 años después


La tragedia continúa
La desaparecida ciudad de Yungay vista desde la colina del cementerio. El área resaltada muestra la ubicación y dirección del alud. Yungay Nuevo está detrás de la zona resaltada en el centro

Hace exactamente 50 años, el 31 de mayo de 1970 –coincidentemente domingo como hoy- el Perú sufrió el sismo más destructivo de su historia, que en solo 45 segundos ocasionó 70 mil muertos, 20,000 desaparecidos, 150,000 heridos y  más de 80 mil damnificados en toda la costa y sierra del departamento de Áncash y varias provincias de Huánuco, La Libertad y el norte de Lima.
El sismo, de 7.9 grados, que se inició a las 15:23 horas ocasionó también el desprendimiento de la cornisa norte del nevado Huascarán (6,655 m s.n.m.), que originó una avalancha de 60 millones de metros cúbicos de hielo, lodo y enormes rocas que en tres minutos sepultó la histórica y muy hermosa ciudad de Yungay, y con ella a la casi totalidad de sus 21 mil habitantes, desastre natural considerado el más catastrófico del hemisferio occidental.
Tras los primeros quince segundos del terremoto en las costas de Chimbote y Casma, los l24 millones de metros cúbicos de nieve que se desprendieron del nevado más alto del Perú hizo que se formara una avalancha de 914 metros de ancho, un kilómetro y medio de largo y 30 metros de profundidad, descendió hacia el valle. Los geólogos estimaron que alcanzó una velocidad de 402 kilómetros por hora durante parte de su trayectoria, y en general un promedio de 160 km/h.

La avalancha superó en magnitud los efectos de la erupción del Vesubio, que enterró la ciudad de Pompeya en el año 79 d. C., y dejó a la añorada Yungay cubierta por un inmenso manto negro. De la ubicación de la ciudad solo quedaron las copas de las cuatro palmeras sembradas en la Plaza de Armas, características de la localidad, que se mantuvieron como mudas testigos del apocalíptico comportamiento de la naturaleza.
Caseríos enteros, con alrededor de 1,800 personas del fértil valle de Llanganuco, fueron barridos por la fulminante avalancha, veintisiete veces mayor que la que destruyó Ranrahirca (1.5 km al sur de Yungay) en 1962.   
Durante los tres minutos que tardó en consumarse la destrucción de la ciudad, la mayoría de sus habitantes y  numerosos turistas y paseantes trataron angustiosamente de salvar a los suyos o salvarse ellos mismos. Muy pocos lograron su propósito: los sobrevivientes no fueron más de 300 personas.
Del total de sobrevivientes, 92 lograron llegar a las terrazas más altas del cementerio, la mayoría adolescentes, aquellos que podía correr más y se encontraban cerca del cementerio general construido sobre una colina artificial de forma circular y coronado por la estatua de Cristo Redentor.
Otros 65 niños y algunos adultos lograron refugiarse en las inmediaciones del circo ‘Berolina’, llegado el día anterior y que se preparaba para su primera función de matiné programada para las 3 y 30 de la tarde, en las instalaciones del estadio ‘Fernández’ el extremo norte de la ciudad.

El drama continúa
Cincuenta años después, el drama yungaíno no ha concluido.
Ante la magnitud de la tragedia, el gobierno del general Juan Velasco Alvarado creó la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada (CRYRZA) destinada a mitigar los riesgos de una nueva catástrofe.
Sin embargo, fue ese mismo organismo el que en 1972 tomó la deplorable decisión de dinamitar las enormes peñas del Campo Santo y transportarlas en camiones para construir la pista de aterrizaje del aeropuerto de Anta, en Huaraz. No se tomó en cuenta a las miles de víctimas del sismo que yacían a flor de tierra.
Ese grave error se reiteró durante la edificación del colegio ‘Santo Domingo de Guzmán’ (2002) y domicilios particulares; y cuando se trató de auxiliar a una palmera declinante, provocando en cada caso que emergieran torrentes con restos humanos
Los sobrevivientes de la histórica ciudad han asistido impotentes a diversos atentados contra esta atormentada tierra, ahora convertida en lugar de peregrinaje para honrar a sus muertos.
El 12 de octubre de 1977, el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez emitió la Resolución Suprema 0005, que declara la intangibilidad del área al considerarlo “un verdadero Camposanto, por reposar ahí los restos de quienes fueron sus habitantes”; y faculta al Organismo de Desarrollo de la Zona Afectada (ORDEZA) a delimitarlo.
Ni lo uno ni lo otro.
El Campo Santo es continuamente objeto de invasiones, alentadas por autoridades venales que han reducido prácticamente a la mitad sus codiciados 99,137.50 m2  mediante contratos amañados que les garantiza enriquecimiento e impunidad, como lo denuncia el poeta yungaíno Willy Tamayo, solitario defensor de su añorada ciudad y autor de un libro en proceso de edición, en el que revela todas las irregularidades que se vienen cometiendo contra esa zona.
Recuerda, por ejemplo, que recientemente, en 2017, en nombre del progreso y la modernidad, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) aprobó construir oficinas de orientación para turistas en el mismo lugar sobre la base de una controvertida norma que trasgrede la citada resolusión suprema, y sin el Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) que precisa también la profundidad en la que se encuentran los restos humanos.
El futuro del lugar es imprevisible, expuesto como está al crecimiento desordenado e incontrolado de poblaciones aledañas, y la “devoción al turismo impuesta como panacea que trastoca su real naturaleza y le asigna un destino eminentemente utilitario”, según dice Tamayo.
Ello constituye una afrenta a la memoria de Yungay, de los habitantes que ahí perecieron y de sus deudos que reclaman el irrenunciable derecho a seguir honrándolos, manteniendo intangible el lugar del cual son legítimos herederos.



José Luis Vargas Sifuentes 


sábado, 16 de mayo de 2020

La revolución de Mayo del 68 (IV)

La gesta estudiantil que cambió al mundo


Las consecuencias

Estudiantes y obreros paralizaron e hicieron temblar a Francia.
Tras las elecciones de junio, el gobierno francés reconoció la necesidad de emprender una política de reformas profundas para hacer frente al malestar social existente en el país. En abril de 1969 se celebró un referéndum sobre el proyecto de regionalización (una de las principales reivindicaciones políticas de aquellos momentos era una mayor descentralización del Estado) y la reforma del Senado, que De Gaulle planteó como un plebiscito sobre su gestión al anunciar que abandonaría la presidencia si no triunfaba el SÍ. Sin embargo, los franceses votaron mayoritariamente por el NO y provocaron la retirada de De Gaulle de la escena política.
Esos resultados mostraron que De Gaulle y su generación no eran, para los franceses, los que podían llevar a cabo la reforma social y política que necesitaba el país. La derrota gaullista marcó el inicio del fin de la generación de líderes políticos que habían dirigido Europa Occidental desde el fin de la II Guerra Mundial, al tiempo que enterraba el modelo de liderazgo personalista que hasta el momento había marcado la V República francesa.
Por su parte, el sindicalismo comenzó en 1969 las conversaciones previstas en los Acuerdos de Grenelle. Se iba a experimentar, por tanto, un mantenimiento de la conflictividad laboral en Francia durante los años posteriores a 1968 si bien la postura de las principales centrales sindicales no variaría sustancialmente durante los congresos confederales que se celebraron entre 1969 y 1970.

Repercusiones en el mundo
La revolución que no cuajó ni dejó un impacto duradero, según diversos analistas. Estos afirman que Mayo del 68 acuñó muchas causas diferentes como el ecologismo, la libertad sexual, educación igualitaria y el feminismo, todas las cuales fueron impulsadas como nunca antes; sin embargo, no cambió el poder ni el sistema.
Fue una eclosión de libertades y causas. Los derechos civiles, el antinuclearismo, la revolución sexual, el antibelicismo tuvieron cobijo bajo un paraguas que reclamaba una nueva moral y una nueva sexualidad. Las perspectivas libertarias se canalizaron posteriormente en el feminismo, la ecología, la lucha contra el racismo.
El filósofo ya fallecido Francisco Fernández Buey resumió Mayo del 68 como "el gran susto" para la gran mayoría. Más que una fiesta lúdica, como reivindica Ramón González Férriz en su libro 'La revolución divertida', Buey opinaba que empezó "como un manual de quejas en las universidades y acabó como un ensayo general revolucionario, contra el autoritarismo y el imperialismo".
Ciertamente, fue un momento en que el movimiento obrero cedió su monopolio de las protestas. Fue la revolución de los eslóganes, de las pintas, de los carteles. Bajo los adoquines está la playa¡Haz el amor y no la guerra! o ¡Prohibido prohibir! son lemas que surgieron de las mentes con ansias de libertad y que hasta hoy forman parte del imaginario de las revueltas.
No obstante, muchas cosas cambiarían. Los jóvenes de entonces pedían libertad sexual para vencer al puritanismo dominante. En esa época los catedráticos eran inaccesibles, daban clases vestidos con sus togas y las jerarquías y la autoridad eran incuestionables. En cuestión de meses cambiaría. Mayo del 68 provocó una nueva reforma universitaria y empezó a forjar una sociedad más abierta, tolerante e igualitaria, en las familias, en la educación y en la vida social.

Sobre Mayo del 68 se han escrito crónicas, análisis de sus consecuencias y otros movimientos de ese año.
Además, y a pesar de todo, el Mayo Francés abriría paso a una época de ascensos obreros y estudiantiles, como la Primavera de Praga (derrotada por los tanques estalinistas rusos), los estudiantes en México (masacrados en la Plaza Tlatelolco) o el Cordobazo en Argentina. Este proceso tendría su momento culminante con la derrota yanqui en Vietnam, la revolución en Portugal y el ascenso polaco de 1981.
Mayo del 68 fue un triunfo moral, pero un fracaso político. Y la incapacidad de cambiar el sistema llevó a grupúsculos izquierdistas a optar por la violencia después del 68.

José Luis Vargas Sifuentes

La revolución de Mayo del 68 (III)

La gesta estudiantil que cambió al mundo


Inicio del movimiento

El viernes 3 de mayo el decano ordena el cierre de la facultad en Nanterre y provoca que las protestas se trasladen a la Sorbona. 
El lunes 6 de mayo los 'ocho de Nanterre', entre ellos Cohn Bendit, implicados en las protestas, acuden a declarar ante el Comité de Disciplina de la Universidad, mientras en la plaza de La Sorbona comienza a congregarse gran cantidad de estudiantes vigilados por la policía, que finalmente carga contra ellos.

Plaza de La Sorbona, punto de concentración.
Ante esta situación, la Unión Nacional de Estudiantes y el Sindicato de Profesores llaman a la huelga exigiendo la retirada de la policía y la reapertura de La Sorbona, y la liberación de los estudiantes detenidos hasta el momento.
Ese mismo día, se realiza una nueva manifestación que concluye con grandes enfrentamientos entre las barricadas levantadas en el Barrio Latino. La violencia de la policía provoca un sentimiento de solidaridad de la mayor parte de la sociedad francesa. ​
Al día siguiente, 7 de mayo, desfilan por el Arco de Triunfo parisino cantando el himno de 'La Internacional' comunista. A partir de entonces las manifestaciones se vuelven rutinarias. Los adoquines, el arma de los estudiantes, volaban todos los días.

El punto de inflexión del movimiento se da la noche del 10 de mayo, conocida como "la noche de las barricadas". En ella confluyen junto a los estudiantes cientos de jóvenes obreros que se sienten identificados con los reclamos y que han sido abandonados por el PCF. Con la ayuda de los vecinos del Barrio Latino, estudiantes y obreros impiden la entrada de la policía.  Finalmente, la policía logra disolver las casi 60 barricadas por la fuerza, produciéndose los más duros enfrentamientos de todo mayo con cientos de heridos.
Las centrales obreras se ven obligadas a llamar a una huelga general para el 13 de mayo. Allí se consolida la unidad obrero-estudiantil. La huelga sería la mayor de Francia: 10 millones de trabajadores en huelga, y 200  mil estudiantes y obreros manifestándose en París contra De Gaulle y su política.
El 13 de mayo la policía abandona las calles, los estudiantes son liberados, pero el fuego ya está encendido, de modo que los huelguistas se unen para ocupar la Sorbona y decorarla con banderas rojinegras con retratos de Marx, Lenin, Mao, Fidel Castro y el Che Guevara bajo el eslogan más representativo: Interdit d'interdire (prohibido prohibir), seguido de otros como: ¡La imaginación al poder! ¡Tomemos el cielo por asalto! ¡Seamos realistas, pidamos lo imposible!
Entre los trabajadores se extiende rápidamente las ocupaciones de fábrica, muchas con secuestros de jerárquicos o empresarios. Los periodistas se organizan para hacer llegar la contrainformación oficial. Paralizan los transportes, los astilleros, el gas, la electricidad. La CGT discute cómo reubicarse frente a un movimiento obrero que la está desbordando en sus acciones y consignas y, a su vez, cómo separar el movimiento estudiantil de los trabajadores, organizando a sus militantes para impedir la solidaridad entre los dos sectores.

  

Carteles de mayo 68.
Al día siguiente los trabajadores de Sud Aviation en Nantes y los de Renault en Cleon, Flins, Le Mans y Boulogne-Billancourt ocupan sus fábricas. Poco a poco la huelga se extiende y paraliza la mayor parte de la Francia industrial. La V República tiembla.
En los días siguientes se suman a la huelga los controladores aéreos, los trabajadores del carbón, del transporte, del gas y la electricidad y los periodistas de la radio y la televisión. En Nantes, obreros y agricultores cortan los accesos a la ciudad y controlan el precio de los productos ofrecidos en las tiendas, que solo pueden abrir con autorización del Comité de Huelga.
Con la transformación de un movimiento estudiantil surgido en una universidad del extrarradio en una huelga espontánea, los estudiantes tratan de crear una unión con los trabajadores. Varios miles de estudiantes marchan el 16 de mayo a Boulogne-Billancourt a encontrarse con los obreros encerrados en las fábricas pero, aunque se realizan muestras recíprocas de solidaridad (ambos colectivos cantan 'La Internacional' en las puertas de las fábricas ocupadas), las verjas de los puestos de trabajo que los separan no llegan a abrirse.
El 17 de mayo es creado el Consejo por el Mantenimiento de las Ocupaciones que apoya las huelgas salvajes y se opone a la moderación de los sindicatos.
El 24 de mayo una nueva "noche de las barricadas" termina con un muerto y 500 heridos. En Nantes, se suman también los campesinos, que invaden la ciudad bajo la consigna: "No al régimen capitalista, sí a la revolución completa de la ciudad".
La República francesa sigue temblando. No funcionan los trenes, las fábricas ni los aeropuertos. Prácticamente ningún coche circula en París. La televisión y la radio públicas secundan la huelga. Hasta el Festival de Cannes de cine se ve interrumpido. Pese a que la calma regresaría en junio, nada volvería a ser igual.

José Luis Vargas Sifuentes

La revolución de Mayo del 68 (II)

La gesta estudiantil que cambió al mundo

Antecedentes políticos y culturales

La revuelta no perseguía llegar al poder sino cambiar la sociedad, reivindicar más libertades en la esfera privada.
En cuanto al gobierno galo, la figura de De Gaulle, en el poder desde 1958, sufre un desgaste palpable en los resultados electorales. En las elecciones de 1965, las primeras con sufragio universal desde 1948, no logra la mayoría absoluta requerida en la primera ronda de votaciones
A pesar de la bonanza económica de los últimos años y de cierta aclimatación al régimen presidencialista de la V República Francesa, las prácticas autoritarias del general De Gaulle levantan cada vez más críticas.
Por su parte, el movimiento obrero francés experimenta una fuerte radicalización y cierto alejamiento de las cúpulas sindicales mayoritarias como la CGT. Desde 1961 se suceden huelgas violentas y ocupaciones de fábricas, en muchas ocasiones de forma más o menos espontánea y contra los acuerdos de la dirigencia sindical.
En enero de 1968 ocurren disturbios en Caen, en los que participan obreros, agricultores y estudiantes, con un saldo de más de 200 heridos. Durante toda la década grupos estudiantiles e intelectuales inician una estrategia de acercamiento a los obreros comenzando a trabajar en las fábricas como parte de la actividad militante y realizando encuentros en las casas de los obreros. En este plano de acercamiento entre estudiantes izquierdistas y obreros radicalizados al margen de las cúpulas sindicales, se sientan las bases para la agitación de mayo y junio.
Contexto cultural

Los años 60 en Francia -al igual que en todo el occidente- fueron una época de acelerados cambios culturales, en el marco de una aceleración del éxodo rural y el surgimiento de la sociedad de consumo, cada vez más influida por los medios masivos de comunicación (mass media) que generalizan la cultura de masas.
Los jóvenes se convierten en una categoría socio-cultural y logran ser reconocidos como un actor social con diferencias entre sus opciones y las de los adultos. El proceso se desarrolla a través de las subculturas juveniles nacidas a partir de fines de los 50, dentro de movimientos contraculturales como  la cultura underground, y los movimientos beatnik y hippie.
Con sus propios ídolos musicales (los Beatles y los Rolling Stones) y cantautores, como Bob Dylan y Léo Ferré, esos movimientos cuestionan y critican el estilo de vida plástico ofrecido por el mercado de consumo y la organización capitalista de la posguerra.
En el plano filosófico varias obras y autores influyen en una parte del movimiento: Wilhelm Reich con su obra 'La revolución sexual' da nombre a una de las consignas más repetidas; Herbert Marcuse, con 'El hombre unidimensional'; Raoul Vaneigem, con su 'Traité de savoir-vivre à l'usage des jeunes générations', y Guy Debord con 'La sociedad del espectáculo'.
A su vez, Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron  publican 'Les étudiants et leurs études', con una ácida crítica al sistema educativo francés y sus mecanismos de reproducción social, que permitían a las elites conservar su poder de generación en generación.
Eventos previos
El 8 de enero de 1968, el ministro de Juventud y Deporte, Francois Missoffe, asiste a la inauguración de una piscina en la Univewrsidad de Nanterre y presentar su 'Libro blanco', acerca del estado de la juventud estudiantil. Los estudiantes lo reciben con un sonoro abucheo, y un joven estudiante de sociología, Daniel Cohn-Bendit, provoca al ministro, reprochándole que su libro no tratara el problema sexual entre los jóvenes. Pese a que el incidente queda en una mera anécdota, permite visualizar a Cohn-Bendit como una de las figuras mediáticas de los sucesos de mayo.

Daniel Cohn-Bendit se mofa de los CRS, los antidusturbios que le impiden la entrada a la Sorbona
Unos meses después, el 22 de marzo la CRS reprime una manifestación estudiantil a favor de Vietnam, y detiene a algunos estudiantes del Comité Vietnam Nacional. Esa fue "la chispa que encendió la pradera".
Esa misma tarde, 142 estudiantes se encierran en la Universidad de Nanterre (cerca de París) pidiendo la libertad de los detenidos y firman un manifiesto inaugural en el que se entremezclan reformas educativas con peticiones políticas de carácter radical. (El grupo se disolvería a fines de mayo pero fue un canalizador de lo que sucedería en los meses posteriores a su formación.)
A fines de abril, es detenido uno de sus principales dirigentes, Daniel Cohn-Bendit. La Universidad de La Sorbona (la más importante de Francia) se moviliza en solidaridad con la de Nanterre. El PCF acusa a los manifestantes de 'grupúsculos ultraizquierdistas'. La Sorbona es clausurada por el gobierno y los estudiantes llaman a la huelga general universitaria por la libertad de los detenidos y el retiro de la policía del Barrio Latino.

El 28 de ese mismo mes se producen enfrentamientos con miembros de la Federación Nacional de Estudiantes de Francia, de ideología derechista, los cuales asaltarían la universidad el 2 de mayo y acusarían a los estudiantes movilizados de terroristas. Los movimientos derechistas y ultraderechistas estudiantiles afirman que el deber de los estudiantes moderados y del gobierno era parar en seco al movimiento estudiantil rebelde. Al mismo tiempo, miembros del grupo de extrema derecha Occident marchan por el Barrio Latino gritando "¡Vietcongs asesinos!" con el objetivo de contrarrestar el crecimiento del movimiento.


La revolución de Mayo del 68 (I)

La gesta estudiantil que cambió al mundo

Hace 52 años, en plena primavera, la ciudad de París fue escenario de uno de los acontecimientos que habría de marcar la historia contemporánea Francia y se extendería a diversos países del mundo. Lo que después sería conocido como Mayo Francés o Mayo del 68, se trató de una cadena de protestas y huelgas que se sucedieron entre mayo y junio de 1968. El movimiento estudiantil contagió a los sindicatos obreros y generó una protesta masiva nunca antes vista.
Sin embargo, vistas desde una perspectiva social y cultural, las protestas de mayo del 68 se convirtieron en todo un mito, en una suerte de representación de una época, y a la vez como la última gran revolución romántica en busca de la libertad individual y social.
En las huelgas y las protestas participaron no menos de 10 millones de estudiantes, obreros industriales, los sindicatos y el Partido Comunista Francés (PCF).

La magnitud de las protestas no había sido prevista por el gobierno de Charles De Gaulle francés, y lo dejó contra las cuerdas, temeroso de que se convirtiera en una insurrección de carácter revolucionario tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado, y ni tan siquiera el PCF llegó a considerar seriamente esa posibilidad. El grueso de las protestas finalizó cuando De Gaulle anunció las elecciones anticipadas que tuvieron lugar el 23 y 30 de junio.
Los sucesos de mayo y junio en Francia se encuadran en una ola de protestas protagonizadas, principalmente, por sectores politizados de la juventud que recorrió el mundo durante 1968. Estos sucesos se extenderían después a la República Federal Alemana, Suiza, España, México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Checoslovaquia e Italia, lo cual ampliaba la escala del viejo refrán del s. XIX que dice que cuando París estornuda, toda Europa se resfría.
Mucho se ha escrito sobre esos hechos. Hagamos un recuento sucinto sobre las causas, los hechos y las consecuencias, considerando el contexto en que se  desarrollaron. 
Contexto económico
La crisis en Francia surge al término de una década de prosperidad económica sin precedentes. Tras la Segunda Guerra Mundial, el país galo comienza a vivir la reconstrucción, con un sistema capitalista aún vigente, y vive una época de prosperidad económica.
Sin embargo, desde un año antes se empezaron a manifestar los primeros síntomas serios de un grave deterioro de la situación económica. El número de desempleados aumenta de forma notoria, y al empezar 1968 ya eran 500,000 los afectados. La juventud se ve particularmente afectada, y las circunstancias llevan al gobierno a crear en 1967 la Agence nationale pour l'emploi (Agencia Nacional de Empleo, ANPE), para cubrir las pocas vacantes que se generan.
La crisis industrial amenaza ya a muchos sectores, y la larga huelga de los mineros de 1963 muestra el profundo malestar de la minería francesa ante un declive imparable. En 1968, dos millones de trabajadores cobraban el SMIG (salario mínimo interprofesional) y se sentían excluidos de la prosperidad. Los sueldos reales empieezan a bajar y crece la preocupación por las condiciones de trabajo.

Pero la presencia de las mujeres en las calles y en las protestas se hizo notar. El mayo francés dio un espaldarazo al feminismo. Tan solo siete años después, se aprobó el derecho al aborto.
En las afueras de las grandes urbes, extensas barriadas de chabolas (bidonvilles) se extienden desde mediados de la década de 1950. El más poblado, el de Nanterre, alcanza los 14,000 habitantes en 1965 y se enccuentra justo enfrente de la universidad donde surgirían los primeros movimientos contestatarios estudiantiles.
Internacionalmente, la década de los sesenta experimenta una serie de cambios a nivel mundial que llevan al cuestionamiento del sistema de dominación europeo, en particular, estadounidense sobre los territorios coloniales o recientemente independizados de África, Asia y América Latina. El triunfo de la Revolución Cubana y el  auge de los movimientos izquierdistas en Latinoamérica, y en particular  la Guerra de Vietnam, generan un amplio movimiento de solidaridad en gran parte de Europa y de los propios Estados Unidos que se canaliza en una abierta oposición al imperialismo.
En Francia esos movimientos tienen su génesis durante la Guerra de Indochina y de Argelia, que provocan una fuerte polarización en la sociedad francesa desde principios de la década de 1960. En octubre de 1961 una manifestación pacífica de argelinos en Paría acaba con una fuerte represión policial que provoca más de 200 muertos, cuyos cuerpos son arrojados al Sena, en una acción silenciada en el primero de los grandes 'apagones informativos' de la época. A raíz de este suceso aparece públicamente y por primera vez una corriente estudiantil radical que se manifiesta contra la actuación policial a través de dos organizaciones recientemente creadas: el Comité Anticolonialista y el Frente Universitario Antifascista (FUA). En febrero de 1962, una manifestación convocada por el PCF y la Confederación General del Trabajo (CGT) acaba con nueve muertos aplastados en la estación de metro de Charonne.
Esos dos sucesos provocan un sentimiento de rechazo hacia los Compagnies Républicaines de Sécurité (CRS, policía antidisturbios). Durante ese período, grupos estudiantiles como la Unión Nacional de Estudiantes de Francia se desplazan hacia la izquierda en el contexto de oposición a la guerra de Argelia, al tiempo que van surgiendo nuevos movimientos como el Comité Vietnam de Base y el Comité Vietnam Nacional (aparecidos, respectivamente, en 1967 y 1966) que organizan importantes movilizaciones antimperialistas y protagonizan gran parte de la agitación universitaria anterior a 1968.
El desarrollo de la Revolución Cultural en China también genera un nuevo referente para una parte de los sectores izquierdistas franceses, que ven en el maoísmo una nueva base ideológica, alejada del PCF y de la Unión Soviética, menos dogmática y mucho más innovadora con respecto al marxismo clásico soviético.
Igualmente, a raíz de la guerra de Argelia surgen movimientos ultraderechistas, que abogan por la defensa de la Argelia francesa, como la OAS (siglas en francés de Organización del Ejército Secreto) y los grupos Occident, Ordre Nouveau y Jeune Nation, que se enfrentan con los movimientos estudiantiles y obreros izquierdistas en las universidades y en las calles de las principales ciudades, generando una polarización cada vez mayor en la sociedad francesa.

miércoles, 13 de mayo de 2020

La higiene en la época incaica


La historia poco conocida
Escribe: José Luis Vargas Sifuentes

Muy sorprendidos deben haberse quedado los primeros conquistadores que llegaron a nuestras tierras al conocer las costumbres higiénicas de nuestros antepasados incas y el cuidado que brindaban a sus cuerpos, cosa contraria a lo que ocurría en Europa que entonces no destacaba precisamente por esos hábitos.
Todos los cronistas que testimoniaron la vida en el Incario coinciden en destacar las leyes y ordenanzas que lo regían, una de las cuales disponía que los integrantes de cada familia debían mantener un estricto aseo corporal y de su vestimenta, además de mantener limpia su casa y en buen estado los campos de cultivo que les correspondían.
Periódica e inopinadamente, las familias eran visitadas por el llaqtacamayoc o llactacamayu (autoridad o dirigente vecinal) de la zona para inspeccionar sus casas y sus campos. Quienes cumplían las normas eran premiados y halagados en público y los que no las cumplían eran obligados a lavar su cuerpo de pies a cabeza, y después tomar el agua de lavado en público, como castigo y escarmiento.
En ocasiones, el castigo para los “perezosos, sucios y puercos que no tienen cosa limpia; sucios de cabeza y de la cara, de la boca hediondo, de los pies y manos y de la ropa que traigan” iba acompañado de cien azotes de huaraca y la obligación de beber pócimas nauseabundas”, como lo detalla Guamán Poma en su ‘Nueva Coronica y Buen Gobierno’.
En su ‘Comentarios Reales’, Garcilaso de la Vega refiere que la ley domiciliaria obligaba a los vecinos a comer a puertas abiertas para que los llactacamayu pudiesen entrar libremente e informarse sobre la vida familiar y observar el orden, la limpieza y buen arreglo de las casas.
Las autoridades visitaban las casas “para ver el cuidado y diligencia que así el varón como la mujer tenía acerca de su casa y familia, y la obediencia, solicitud y ocupación de los hijos. Colegían y sacaban la diligencia de ellos del ornamento, atavío y limpieza y buen aliño de su casa, de sus alhajas, vestidos, hasta los vasos y todas las demás cosas caseras”, dice Garcilaso. “A los que hallaban aliñosos premiaban con loarlos en público, y a los desaliñados castigaban con las penas que la ley mandaba”.
Dice también que los palacios y casas de las autoridades contaban con baños de piedra de cantería finamente decorados para el uso particular; existían fuentes en los barrios y manantiales alrededor de las ciudades a disposición de las personas, que llevaban aguas a sus casas en recipientes de arcilla o se bañaban en estos lugares.
En su obra ‘El señorío de los Incas’ Cieza de León cuenta: “En los palacios de los Ingas había muchas cosas que ver, especialmente unos baños muy buenos, adonde los señores y principales se bañaban estando aquí aposentados… Hay asimismo en muchas partes grandes baños, y muchas fuentes de agua caliente, donde los naturales se bañaban y bañan.”
Y añade: “Cuando hacía calor se iban a bañar por la redonda de la ciudad en los ríos que había y aun sin calor se bañaban y bañan los indios, y para proveimiento de los moradores había fuentes pequeñas, las que ahora hay…”
Bartolomé de las Casas dice que “había también baños comunes para que todos se provechasen yentes y vinientes”.
De las Casas, Cristóbal de Molina y Sarmiento de Gamboa detallan la forma en que los incas celebraban las fiestas del huarachikuy, en la que los jóvenes eran reconocidos como adultos; y de la situa o citua, en las que el baño colectivo formaba parte del rito.
La situa, que se celebraba en varias épocas del año, era una especie de ceremonia de purificación para, mediante ritos, invocar a los dioses que protegiera la salud del Inca, impidiera el desarrollo de epidemias y echara del pueblo todas las enfermedades y males de la tierra.
Para la oportunidad, los indios se  levantaban a medianoche con lumbres y se iban a bañar, y decían que con aquello quedaban “limpios de toda enfermedad”.
En cuanto a las mujeres, en nuestro libro ‘La sexualidad en el Imperio de los Incas. Costumbres conyugales de los antiguos peruanos’ recordamos que ellas, de la nobleza y del pueblo, se preocupaban mucho de su apariencia personal, mostraban el rostro limpio, y lucían maquillajes y diversos afeites en los ojos y alrededores.
Lavaban sus largas cabelleras en una caldera con agua y yerbas (la raíz del chuchau o maguey, principalmente) para mantenerlas sedosas.
Todo esto demuestra que nuestros ancestros incas eran más higiénicos que gran parte de nuestros contemporáneos. Un ejemplo de lo muchos que debemos aprender de ellos.