viernes, 11 de mayo de 2018

Ciudades fantasmas del mundo (XXI)

Localidades despobladas en diversas provincias de España (VI)

La Mata


En el norte de la provincia de Soria se encuentran los restos del despoblado de La Mata, hermosa y agreste comarca, marcada por su clima duró e inhóspito. Otrora tuvo una gran riqueza que provenía de la actividad ganadera. Los pastos de sus montes eran muy valorados en verano por los ganaderos trashumantes. En su época de máximo esplendor llegó a contar con 60 habitantes y 15 viviendas. Nunca llegó a contar con escuela y los niños tenían que acudir a otro poblado, desde donde acudía el cura, el médico, el herrero y el barbero. En los cincuenta tenía 40 habitantes, y en los años sesenta se despobló totalmente. La última familia abandonó el pueblo en 1967.

Boñices


Se encuentra a más de 1,000 m de altura en la comarca del Campo de Gomara, en la provincia de Soria. Sus habitantes se dedicaban a la producción de yeso, muy utilizado para la construcción en la zona.  La disminución de la rentabilidad en las ventas y de la actividad agrícola motivó que sus habitantes lo fueran abandonando progresivamente hasta quedar totalmente deshabitado. 

Camporredondo


A fines del siglo pasado quedó deshabitado, pero a partir del 2001 la tendencia empezó a ser revertida, se rehabilitaron algunas viviendas y ha llegado a tener 80 habitantes, lo que garantiza que aun exista vida en sus calles aunque solo sea en períodos vacacionales.

La Escurquilla


Se ubica entre dos barrancos formados por dos arroyos, en la Comarca de Arnedo, en la provincia de La Rioja. Llegó a contar con más de 20 casas y 80 vecinos en sus tiempos de máximo esplendor. Sus habitantes emigrando lentamente principalmente hacia localidades vecinas con mejores infraestructuras y servicios hasta quedar finalmente despoblado en 1963.

Peñalcázar


Es una localidad ubicada de la provincia de Soria, sobre un espolón rocoso a 1,208 m de altura. El estado general del pueblo es de ruina total, no queda ninguna casa en pie que conserve su techumbre. Su último habitante abandonó Peñalcázar en 1978. Desde entonces el pueblo se ha deteriorado por el duro clima del lugar y la actividad de los amigos de lo ajeno. 


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