Por César Augusto Dávila
Nunca sabré por qué me buscan –y me encuentran- este tipo de apariciones.
De modo que aparentaré creer que solo se debe a mi condición de periodista y al background que me otorgan mis gentiles lectores de toda la vida.
Rumiando estas digresiones me dirigí al encuentro de este misterioso exespía de la KGB, que dice no temer ninguno de sus 'futuribles' (futuros posibles, para los sapos). Es decir: balazo en la nuca, accidente prefabricado o uno de esos jamás investigados 'infartos masivos', que se producen después de beber una soda, o un trago algo más comprometedor, quizás en ricotona compañía.
Dice llamarse Daniel Estulin y haber nacido en Lituania, que en el 66 era parte de la poderosa Unión Soviética. Desengañado de todas las fantasiosas 'verdades' que alientan nuestro día a día, y resentido al comprobar los innegables abusos de poder que se cometen en el mundo entero, bajo todos los regímenes conocidos, cierta noche, sencillamente desertó, pretendiendo desconocer que en ciertos casos milicia, espionaje, cleresía, prostitución o periodismo, el oficio nunca se pierde, mi estimado, conforme expliqué oportunamente a cierta 'arrepentida' exsuegra mía.
Pero, volviendo al tema de este misterioso personaje, desde entonces, además de haberse convertido en fantasma profesional, escribe libros para ganarse un agitado modo de vivir, que llega a los extremos cuando intenta cobrar, y finalmente cobra,los correspondientes derechos de autor.
Diez por ciento del precio de tapa. Tarifa única, por si no los saben los sabelotodo.
Su más reciente producción, se titula 'Desmontando Wikileaks', libro mediante cuyas páginas intenta mostrar la aventura escandalosa de Julián Assange como una gigantesca Operación CIA, que solo busca distraer al global populorum, con una ruma de chismes que no arroja una sola información útil, mientras se cocina 'el gran bacalao', que habrá de consistir nada menos que en la suspensión del sistema internet, empezando por gringolandia, para ir a terminar en el último iglú del Polo Norte.
"Quien se cree las verdades oficiales, está definitivamente condenado a la desinformación", me dice, mientras sorbe meditabundo el que quizás sea el último vodka on the rocks de su vida saltimbanqui.
"Realmente, en las sociedades secretas que controlan el mundo, lo demás es solo una cadena de mentiras, a través de las cuales, el sistema sigue funcionando", enfatiza.
"Si te pones a pensar, por ejemplo, qué es lo más valioso que Afganistán puede ofrecer a los grandes capitales, descubrirás que no es otra cosa que el opio, derivado de la amapola. Y como ahora se sabe, cuando los talibanes tomaron el poder, por razones religiosas, o lo que sea, erradicaron los plantíos opiáceos y a consecuencia de ello, en poco más de seis meses, se derrumbó el cuento de 'los tigres asiáticos' y Wall Street se aproximó dramáticamente a la bancarrota. Ahora, con invasión gringa y todo, Afganistán, es decir, los señores de la droga, acaban de realizar a más grande cosecha de amapola en toda la historia. Esto quiere decir, que el verdadero negocio de la droga, se encuentra en la Bolsa de New York. Y, naturalmente, la coca, no es ajena a lo que digo. Por eso, las cacareadas políticas de erradicación y la lucha antidrogas, no pasan de ser una especie de corto de Walt Disney, para entretener a las buenas, plácidas conciencias", sentencia sonriendo este Gasparín sombrío.
¿Y por qué querrían los amos del sistema abolir internet, por ejemplo?, pregunto.
"Porque es el último reducto de la libertad. Un invento que simplemente se le fue de las manos al sistema. Un medio de comunicación que no solo te permite expresarte como te dé la gana, sino informarte mucho más allá de lo que conviene a los altos intereses. Gracias a internet y sus poderosos servidores, pronto, no quedará en el mundo, alguien que crea en la verdad de la lucha antidroga. Y eso, puede incomodar a muchos súper poderes económicos", puntualiza Estulin.
¿Y cómo lograrían la CIA y sus pares de Rusia, China y otras puntas, imponer la censura mundial a internet?, me intereso.
"Eso se conseguirá luego de un gigantesco operativo parecido a Pearl Harbour o el 11 de setiembre que pulverizó Las Torres Gemelas .Podría ser un minisabotaje nuclear que cueste la vida a varios cienos de miles de personas. Luego, se culparía a cualquier grupo terrorista -quizá de origen chino, para variar- añadiendo un alto porcentaje de responsabilidad a la información obtenida a través de internet. Y lo demás, ya resultaría fácil. En la India y en China, ya se advierten ciertas señales que apuntan a la prohibición de las redes sociales", especifica este neoprofeta del Apocalipsis.
Luego nuestra conversación se dispara hacia los 'caldos de cultivo' creados por el propio sistema que publicita y marketea una serie de productos, servicios y viviendas fabulosas; cruceros de placer, aviones privados, automóviles de lujo, relojes súper caros y algunos otros elementos que la gente clasemediera, o francamente pobre, no podrá comprar jamás, amenazada por la miseria, el desempleo, las deudas, los hijos y la quiebra galopante de los valores éticos.
"En esos campos -dice el fantasma- seguirán brotando el narcotráfico, la corrupción, la delincuencia y otras lacras, que explican por qué hay, y no solo en Latinoamérica, gente capaz de asesinar a cualquiera por una casaca vistosa, un celular… o un cochino par de zapatillas", dice el renegado… y se pierde en la noche.
N. del E. www.cuatrobocaspe.blogspot.com no necesariamente coincide ni se solidariza con las opiniones de sus colaboradores que las firman, pero las respetamos en toda su extensión.
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