viernes, 13 de julio de 2018

Los inmigrantes en el Mundial

Los inmigrantes son rechazados por el presidente Donald Trump, pese a que el origen del país más poderoso del planeta fue obra de inmigrantes británicos, principalmente; franceses y españoles, entre otros. También son rechazados por un elevado porcentaje de ciudadanos de diversos países de Europa, alegando diversas razones nada humanistas, pero sí con un alto contenido racista. Un análisis difundido en las redes sociales nos permite conocer cómo los inmigrantes ayudan al país que los acoge a salir adelante. Veamos lo que ocurre con ellos en la Copa Mundial de Fútbol Rusia 2018.

Tres de los cuatro equipos de las semifinales de Rusia 2018 tienen en sus filas muchos hijos de inmigrantes de primera generación. La pregunta es: ¿Puede la inmigración explicar el éxito de Francia, Bélgica e Inglaterra en el Mundial de Rusia 2018? Estos tres países cuentan con un gran número de jugadores que son hijos de padres inmigrantes.

Veamos caso por caso.

El caso de Francia


La alineación inicial del equipo francés contra Uruguay en los cuartos de final de Rusia 2018 contó con cinco jugadores que son hijos de al menos un padre inmigrante: (atrás, de izquierda a derecha): Paul Pogba, Samuel Umtiti; (adelante) Corentin Tolisso, N'Golo Kante y Kylian Mbappe.

Suman 16 los integrantes del escuadrón de 23 jugadores de Francia que tienen al menos un padre que nació fuera del país. Dos más nacieron en las islas del Caribe francés, que se consideran parte de Francia.

Once jugadores de Bélgica y seis de Inglaterra son hijos de al menos un inmigrante y otros cuatro jugadores de Inglaterra tienen ascendencia afrocaribeña más distante. Uno de ellos, Raheem Sterling, nació en Jamaica.


Wilfred, padre de Mbappe, emigró de Camerún a Francia.

Que Francia sea un equipo multicultural no debería ser una sorpresa. El equipo galo que ganó el Mundial de Francia en 1998, la única victoria del país hasta la fecha en una Copa del Mundo, se celebró como un símbolo del éxito de la integración en la sociedad francesa, al punto que fue apodado como 'El equipo arcoiris'.
Sin embargo, cuatro años después, el mismo equipo fue amenazado con un boicot por parte de jugadores mestizos en protesta por el éxito del candidato de extrema derecha Jean-Marie Le Pen en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 (aunque Le Pen fue derrotado en la segunda vuelta).

En las elecciones del año pasado, la extrema derecha lo hizo de nuevo, y la hija de Le Pen, Marine, obtuvo 33.9 % de los votos, y fue derrotada fácilmente por Emmanuel Macron.

"Es famoso el lamento de Marine Le Pen, quien dijo que al mirar a Les Bleus (el apodo del equipo), no reconocía a Francia ni a ella", explicó Afshin Molavi, de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins de Washington.
Sin embargo, esta vez no ha habido amenaza de boicot, y antes de las semifinales, Francia es el favorito de muchos para levantar el trofeo en Rusia.

El caso de Bélgica


Romelu Lukaku, el máximo goleador de los belgas, nacido en el Congo.

Nos referimos a la cantidad de jugadores con raíces foráneas que juegan en la selección belga. Al menos un 47.8 % de sus seleccionados lo son, y aunque en Francia la tasa es mayor (78.3 % son jugadores franceses provenientes de once países africanos), Bélgica emprendió programas de integración desde que sintió el golpe de la migración.

Bien lo explica  Molavi en un artículo de opinión publicado en el medio estadounidense The Washington Post

El equipo de Bélgica tiene 11 jugadores con al menos un padre inmigrante, incluyendo jugadores como Romelu Lukaku y Vincent Company, con padres de origen congolés. El padre de Lukaku jugó para el equipo nacional de Zaire en la década de 1990.


De la alineación inicial del equipo belga que jugó contra Brasil en los cuartos de final, cinco jugadores tienen al menos un padre inmigrante: (atrás, de izquierda a derecha) Romelu Lukaku (RD Congo), Axel Witsel (Martinica), Vincent Kompany (RD Congo) y Marouane Fellaini (Marruecos); (adelante): Nacer Chadli (Marruecos).

Esta es una situación muy diferente a la del equipo del Mundial Corea Japón 2002, cuando solo dos jugadores que formaban parte del equipo eran de ascendencia no belga.
La campaña futbolística en Rusia 2018 llega en un momento de profunda división política, social y cultural en Bélgica, un país con dos regiones e idiomas principales: Valonia (francés) y Flandes (flamenco).

La tensión entre los dos grupos ha llevado a tendencias separatistas y en las elecciones federales de 2010, la victoria de la Alianza Neo-Flamenca (N-VA, en flamenco) causó un estancamiento político que dejó al país sin gobierno durante 541 días.
Por lo tanto, un equipo que tiene jugadores de ambas regiones, y un entrenador español, representa una demostración de unidad. Además, gracias a que los miembros del equipo juegan en Inglaterra, el lenguaje de Shakespeare se ha convertido en el idioma común a todos.


La euforia por el equipo belga ha cruzado divisiones culturales y raciales.

"No estoy en la Copa del Mundo para hablar de política. Este torneo es una oportunidad para celebrar como nación y apoyar a un equipo que representa a toda la sociedad belga", dijo el fan belga Jan Aertssen a la BBC antes de la victoria de los "Diablos rojos" contra Brasil en Kazán.
"La gente que defiende el separatismo no ha descubierto cuán más débil sería el equipo", bromeó.

El lado caribeño y africano de los ingleses

Los hijos de inmigrantes están bien representados en el lado inglés. El éxito inesperado del escuadrón del director técnico Gareth Southgate -que cuenta con seis jugadores de al menos un padre que inmigró a Reino Unido, y Raheem Sterling, quien nació en Jamaica- cautiva a sus seguidores.


Del equipo inglés que jugó contra Suecia en los cuartos de final de la Copa Mundial, cuatro jugadores son hijos de al menos un padre inmigrante: (atrás, de izquierda a derecha): Ashley Young (Jamaica) y Dele Alli (Nigeria); (adelante) Harry Kane (Irlanda) y Raheem Sterling (Jamaica).

"Somos un equipo diverso y joven que representa la Inglaterra moderna. En Inglaterra, hemos perdido un poco de tiempo en lo que respecta a nuestra identidad moderna. Por supuesto, en principio seré juzgado por los resultados en el fútbol, pero tenemos la oportunidad de influir en otras cosas que son mucho más grandes", afirmó Southgate.
Pero los expertos en relaciones raciales aconsejan precaución. Piara Powar, fundadora de FARE Network, una organización que aborda temas de racismo en el fútbol europeo, advierte que los equipos con jugadores diversos no siempre tienen un efecto duradero en las personas.


Raheem Sterling (izquierda) nació en Kingston, Jamaica.

"Que haya diversidad en tres de los cuatro equipos semifinalistas es una situación simbólica, pero las experiencias anteriores han demostrado que el factor positivo dura solo unos pocos meses. Incluso, ahora vemos a un jugador de una minoría racial en el equipo inglés, Raheem Sterling, siendo señalado en cada juego por los críticos", dice Powar.
"Si Inglaterra pierde en las semifinales, no estoy segura de si Sterling no se convertirá en chivo expiatorio, como le sucedió a Mezut Ozil (jugador de ascendencia turca) cuando Alemania fue eliminada en Rusia", agrega Piara.

Cómo ayudan los inmigrantes

Pero, ¿cómo se explica o se puede medir este éxito? En un artículo académico publicado en 2015, un año después de que Alemania obtuviera su cuarto título mundialista con abundantes jugadores naturalizados e hijos de inmigrantes, el economista Wolfgang Fangler hizo una analogía "con el mundo real".
"Para seguir siendo competitiva, y no únicamente en fútbol, Alemania necesita gente talentosa", escribió.¿El título del artículo?: "Si te gusta el fútbol, debes darle la bienvenida a los inmigrantes".


Alemania fue campeona en el 2014 con un equipo en el que abundaban los jugadores naturalizados o hijos de inmigrantes.

Luego los cientistas políticos Edmund Malesk y Sebastian Saiegh fueron más allá y estudiaron el desempeño de los equipos de las cinco principales ligas europeas (Inglaterra. Francia, Alemania, Italia y España) en la Liga de Campeones de la UEFA entre 2003 y 2012.
Y encontraron que existe "una relación fuerte y positiva entre diversidad y éxito".
"Los equipos que obvian el talento internacional para cultivar exclusivamente el local tienen más posibilidades de quedarse cortos en el mayor escenario mundial", escribieron.
Malesk y Saiegh también creen que el efecto en selecciones nacionales se puede ver magnificado por la presencia de jugadores que compiten en ligas caracterizadas por la diversidad.
Lo que significa que Bélgica e Inglaterra también pueden verse favorecidos por el hecho de que la mayoría de sus estrellas juegan en la Liga Premier, donde la temporada pasada los jugadores extranjeros casi sumaron el 70 % de todos los futbolistas de la competición.
 

Fuente: BBC Mundo


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