Qué difícil y delicada labor que tienen los rescatistas que tratan de rescatar con vida a los 8 niños integrantes de un equipo de fútbol y su entrenador, que se mantienen atrapados desde el 23 de junio en una cueva de las montañas de Tailandia. Hoy domingo lograron rescatar a cuatro de los menores que, en aparente buen estado de salud, fueron internados en un hospital de la zona para ser evaluados.
La situación es harto difícil y complicada, ya que el recorrido inundado es extremadamente complicado y peligroso; en una de las zonas el diámetro es de apenas 70 centímetros.
La dificultad del rescate quedó demostrada hace tres días cuando murió uno de los buceadores de élite que participaba en la operación al quedarse sin oxígeno. ¿Qué ocurriría con un inexperto niño que no sabe bucear y puede ser presa del pánico en esas circunstancias?
Como recordarán, este caso que ha concitado la atención mundial se inició el 23 de junio último cuando un grupo de 12 niños futbolistas junto a su entrenador en la provincia tailandesa de Chiang Rai se trasladaron en bicicleta hacia el complejo de cuevas Tham Luang, debajo de la montaña Doi Nang Non.
Esto sucedió luego de una práctica de fútbol, y las cuevas son un atractivo turístico muy conocido en la región. A pesar de la advertencia de no ingresar en temporadas de lluvia, el sentimiento de aventura pudo más que la razón y se adentraron en las cuevas.
Las lluvias torrenciales cayeron, y fueron inundando las cuevas poco a poco, dejando atrapados a los jóvenes y a su maestro a casi 4 km de la entrada y a un kilómetro de profundidad.
Un equipo de tres buzos británicos, que formaban parte de un operativo para encontrar al grupo perdido, nadó entre los estrechos canales de las cuevas y el lunes 2 de julio los encontraron sanos y salvos.
Rápidamente, les fueron suministrados alimentos, ropa y otros artículos de rescate mientras el equipo preparaba su rescate.
Para darnos una idea de la compleja situación veamos los gráficos de las cuevas y el recorrido que deben cubrir los rescatistas para llegar hasta los atrapados.
La distancia es similar a la que cubre el centro de Lima con el distrito de San Isidro; es decir desde la primera cuadra de la avenida Tacna, yendo por las avenidas Garcilaso de la Vega (antes Wilson) y Arenales, hasta la avenida Canadá.
Un buzo experimentado necesita 11 horas para hacer el difícil y angosto trayecto de ida y de regreso: 6 horas de ida y 5 de regreso por la corriente.
Conforme al pronóstico de lluvias, la situación no haría más que empeorar en los próximos días tanto para los rescatistas como para los niños.
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