Insistimos en la necesidad de proteger a nuestra madre naturaleza. Y cuando queramos estar en contacto directa con ella, construyamos nuestra vivienda sin dañarla, sin podarla y sabiendo aprovechar (y gozar) de la belleza de su entorno. Es un desafío a nuestra imaginación, pero no algo imposible. Empecemos con algo relativamente modesto como plantar un árbol, por ejemplo; o al menos no cortar ninguno que ya haya crecido. Los siguientes son algunos ejemplos de casas construidas en zonas arboladas, respetando a el hábitat natural. De esto deben tomar nota nuestras autoridades, antes de conceder licencias a diestra y siniestra.
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