lunes, 16 de julio de 2018

Las heroínas olvidadas


Eran tres mujeres, una madre y sus dos hijas, las tres de armas tomar: aguerridas, inteligentes, valientes, decididas, agresivas y, sobre todo, imbuidas de un espíritu patriótico pocas veces visto en las luchas de los pueblos por nuestra independencia de la corona española.

No existe mucha documentación sobre ellas, salvo algunas referencias históricas, entre ellas las memorias del general José Antonio Álvarez de Arenales, y testimonios orales transmitidos de generación en generación.

Ellas fueron Cleofé Ramos de Toledo y sus hijas María e Higinia, que vivían en  

Concepción, un pueblo pequeño pero estratégico, cercano a Huancayo. Formaban parte de una familia que gozaba de holgada situación económica, lo que les permitió acceder a la educación, cultivar su inteligencia y asumir un rol decisivo en la conquista de la emancipación, al divulgar las ideas, objetivos y principios de la libertad que servían de sustento a la causa independentista.

Doña Cleofé debió de nacer a fines del siglo XVIII, y sus hijas en la primera década del siglo XIX. Imbuidas de ideas revolucionarias animaban a las poblaciones a incorporarse a las fuerzas patrióticas, y apoyaban las acciones independentistas de forma abierta o en secreto, poniendo tenaz resistencia al avance de los españoles.

Cuando el general Álvarez de Arenales, lugarteniente de José de San Martín, emprendió su segunda campaña a la sierra, en abril de 1821, organizó guerrillas indígenas para combatir a los generales realistas Ricafort y Carratalá. Para reforzar a estos últimos, el virrey Pezuela envió al general Jerónimo Valdez.

Sabedor de que sus pobladores apoyaban a las fuerzas independentistas, Valdez ordenó ocupar la ciudad de Concepción, apoderarse del puente 'Balsas', cruzar el río Mantaro y perseguir a los sublevados que se desplazaban por la banda oriental. Era el único que quedaba en pie, pues los otros puentes habían sido cortados por los lugareños alzados.


Avisadas de la llegada de los españoles, las tres Toledo reunieron armas, hombres y mujeres,  y con un puñado de guerrilleros se trasladaron hacia el puente Balsas la mañana del 10 de mayo de 1821, y allí esperaron  a los realistas. Antes del mediodía, Valdez y sus tropas arribaron al lugar por la margen derecha del río Mantaro.

Actuando con inteligencia y habilidad, las heroínas atacaron a los realistas. Muchos de estos, cogidos por sorpresa, resultaron heridos y otros cayeron muertos. En medio  de la refriega  las tropas realistas empezaron a cruzar el puente colgante.


Cleofé Ramos de Toledo.

Las tres mujeres, encabezando a los defensores de Concepción, lograron cortar las amarras. Fue una operación audaz ejecutada en medio del fuego enemigo, y con tal rapidez que concluyó oportunamente. Los soldados realistas que temerariamente avanzaban ya por el puente se hundieron con este en el río Mantaro.

De esta forma, se retrasó el avance de los españoles y las fuerzas patriotas lograron retirarse y evitar un acorralamiento.

Repuestos del revés, Valdez y sus tropas buscaron otro lugar para cruzar el Mantaro, y cuando al fin entraron a Concepción, la encontraron casi desierta y la incendiaron.

Los defensores del pueblo, con las Toledo a la cabeza, se habían refugiado en la selva. Meses después retornaron y reconstruyeron sus viviendas.

Las tres mujeres disfrutarían después del agradecimiento de sus paisanos, y serían reconocidas por el general San Martín, quien las nombró 'Capitanas del Ejército Libertador' y condecoró con la 'Medalla de Vencedoras'', y Concepción recibió el título de Pueblo Heroico.

Solo les falta el agradecimiento y el reconocimiento de todos los peruanos.

Publicado en el diario oficial El Peruano el 14.07.2018


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