domingo, 5 de agosto de 2018

Científicas extraordinarias (I)

Todos hemos escuchado en algún momento que las carreras denominadas 'de ciencias' eran territorio masculino (a excepción de aquellas relacionadas con los cuidados, como enfermería), mientras que las 'de letras' eran más propias de mujeres. Pero echando la vista atrás, esta afirmación se desmonta por completo.

Existen muchos ejemplos a lo largo de la historia de mujeres que destacaron en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería o las matemáticas. De hecho, existen numerosos casos en los que los hombres se han aprovechado de los conocimientos de estas mujeres para brillar con sus trabajos. Para que eso no vuelva a ocurrir, desde aquí  les rendimos merecido homenaje.

Hipatia de Alejandría


Hipatia fue una matemática, astrónoma y filósofa natural de Egipto que nació en Alejandría y fue brutalmente asesinada en la misma ciudad en el siglo V. Hipatia fue hija de Teón, un célebre matemático y astrónomo que trabajó en el Museo de Alejandría. Fue una mujer inquieta, virgen y bella para unos, maga y bruja para otros, que sobrepasó a todos los filósofos de su tiempo. Hipatia fue una maestra brillante que se negó a traicionar sus conocimientos científicos para convertirse al cristianismo. Y por ello, en marzo del año 415 o 416, fue atacada por una turba de cristianos que la desnudó y asesinó en el Césareo, precisamente en una época de luchas internas y de intolerancia hacia el paganismo y el neoplatonismo.

Ada King, Condesa de Lovelace 


Nació en Londres en 1815 y murió en la misma ciudad en 1852, a los 36 años de edad, víctima de un cáncer, probablemente de útero. Fue hija del poeta Lord Byron, quien falleció en 1824 en Grecia, donde anhelaba combatir junto con los insurrectos griegos. La corta existencia de Ada fue una lucha entre el corazón y la razón, subjetivismo y objetivismo, poética y matemática, vitalidad y enfermedad. Colaboró con el inventor Charles Babbage en la creación de una máquina analítica. Por esos trabajos, a Babbage de lo considera padre de la computación, a Lovelage se la considera la madre de la programación informática. Aunque tuvo que firmar sus trabajos con sus iniciales A. A. L., para que no la censuraran por ser mujer, en sus notas describió el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, motivo por el que el Departamento de Defensa estadounidense bautizó con su nombre un lenguaje de programación (Lenguaje de Programación ADA).

Marie Sklodowska (Marie Curie)

 

Maria Salomea Skłodowska (Curie tras casarse con Pierre Curie) fue una científica polaca, nacionalizada francesa, licenciada en física y matemáticas. Nació en Varsovia en 1867 y en 1934 murió en un sanatorio de Passy, en los Alpes franceses. Fue pionera en el campo del estudio de la radiación. Ella compartió el Premio Nobel de Física de 1903 con su marido y con Henri Becquerel, en reconocimiento a sus investigaciones conjuntas en el campo de la radioactividad, y se convirtió en la primera mujer en recibir esa importante distinción internacional. En 1911, tras la muerte de su marido, ganó el Nobel de Química en solitario, entre otras cosas por el descubrimiento del polonio, que denominó así en honor a su tierra natal, a la que nunca dejó de lado. Es la única persona, mujer además, dos veces ganadora del Nobel (de Física y de Química).

Irène Joliot-Curie

Irene Joliot-Curie y su madre Marie Curie.

La física y química Iréne Joliot-Curie (1897-1956) fue hija de Marie Curie (Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911) y Pierre Curie (Premio Nobel de Física en 1903), trabajó en radiactividad natural y artificial, trasmutación de los elementos y física nuclear. En 1934, junto a su marido Jean Frédéric Joliot, consiguió producir artificialmente elementos radiactivos, por lo que ambos fueron galardonados con el premio Nobel de Química 1935. Su hijo Pierre Joliot trabajó como bioquímico.

Rosalind (Elsie) Franklin 

Nació y murió en Londres, al igual que Ada Lovelace. En 1920 nació en el barrio de Notting Hill y en 1958, a los 37 años de edad, murió en el barrio de Chelsea. Fue biofísica y cristalógrafa, teniendo participación crucial en la comprensión de la estructura del ADN, ámbito en el que dejó grandes contribuciones.  La científica británica, especializada en el campo de la biología molecular, permanece prácticamente desconocida, a pesar de sus contribuciones esenciales sobre la estructura del ADN, un modelo atribuido ampliamente a James Watson y Francis Crick. Su gran descubrimiento robado fue el de una fotografía que demostraba la doble hélice del ADN. Este reconocimiento se entregó a otros tres científicos, que habían seguido durante años su trabajo, haciéndose con él a espaldas de Franklin. Otras investigaciones de la científica consolidaron la base para que un compañero suyo se hiciera también años más tarde con un Nobel. Su trabajo no fue reconocido porque murió prematuramente de cáncer de ovarios. Se sugirió al Comité del Premio Nobel que Franklin fuera reconocida con el Premio Nobel de Química, pero los encargados de seleccionar al ganador rechazaron su candidatura a título póstumo.  Por el contrario, el crédito y el Nobel de Medicina se lo llevaron Watson (quien más tarde fue cuestionado por sus polémicas declaraciones racistas y homofóbicas) y Crick.


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