sábado, 4 de agosto de 2018

Las Trece Rosas

Cada 5 de agosto diversas organizaciones españolas rinden homenaje a las llamadas 'Las Trece Rosas', nombre colectivo que se dio a un grupo de 13 jóvenes, algunas de ellas militantes o activistas de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y del Partido Comunista Español (PCE), fusiladas el 5 de agosto de 1939 por el régimen del generalísimo Francisco Franco, poco después de finalizada la Guerra Civil Española.


Una placa conmemorativa colocada en una tapia del cementerio de la Almudena, en Madrid, donde fueron asesinadas, mantiene vivo su recuerdo.

Las 'Trece Rosas' fueron 13 mujeres de entre 18 y 29 años fusiladas en el cementerio de la Almudena de Madrid, llamado así en honor de la Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, en la madrugada del 5 de agosto de 1939, debido a su militancia en la JSU y el PCE y su defensa de la legalidad republicana tras el fin de la Guerra Civil Española. ¿Qué había ocurrido?

Poco después del final de la Guerra Civil, declarado así por Franco el 1 de abril de ese año, los líderes del PCE y de las JSU tuvieron que abandonar el país, dejando a cargo de las organizaciones a militantes poco significativos con el fin de que fuera más fácil pasar desapercibidos.

Las JSU buscó reorganizarse al mando de José Pena Brea, de 21 años. Este fue detenido por una delación y lo torturaron para que confesara los nombres de todos los oponentes al régimen que conocía y firmara una declaración preparada.

Las Trece Rosas tres días antes de ser fusiladas. Foto tomada el 2 de agosto de 1939.

Entre los nombres que mencionó se encontraban 14 mujeres designadas al azar. Las Trece Rosas eran: Blanca Brisac Vázquez, pianista, de 29 años; las modistas Carmen Barrero Aguado (20), Martina Barroso García (24),  Pilar Bueno Ibáñez (27), Dionisia Manzanero Salas (20), Virtudes González García (18), Ana López Gallego (21) y Julia Conesa Conesa (19); las activistas Victoria Muñoz García (18), Adelina García Casillas (19) y Elena Gil Olaya (20); Joaquina López Laffite (20), secretaria; y Luisa Rodríguez de la Fuente, sastra, de 18 años. (La 'Rosa 14', Antonia Torre Yela (18), sería fusilada el 19 de febrero de 1940.)


Nueve de las jóvenes fusiladas eran menores de edad, entonces establecida en 21 años.

Las jóvenes, al igual que otros militantes, fueron detenidas en los primeros días de mayo de 1939. Primero las llevaron a instalaciones policiales, donde fueron torturadas; luego, las trasladaron a la Cárcel de Mujeres del barrio de Ventas, en Madrid, donde, pese a haber sido construida para 450 personas, se hacinaban alrededor de 4,000.

Estando ellas en prisión, el 27 de julio de 1939 ocurrió un atentado en el que, junto a su hija y su chofer, murió Isaac Gabaldón, encargado del Archivo de Masonería y Comunismo, que cumplía un papel importante, ya que proporcionaba los documentos necesarios a los fiscales militares en contra de los republicanos. Ante ese hecho, el régimen decidió castigar severamente a los supuestos responsables.

Así, el 3 de agosto de ese año se celebró el primer Consejo de Guerra, en el que fueron juzgados 57 miembros de las JSU, 14 de los cuales eran mujeres. Entre los 57 juzgados se encontraban los tres asesinos de Gabaldón. Los otros, aunque no habían participado directamente en el atentado, fueron acusados de reorganizar las JSU y el PCE para minar el orden social de España, y por ende, condenados por el "delito de adhesión a la rebelión".

Dos días después, en la madrugada del 5 de agosto, ellas fueron trasladadas en un camión a 500 metros de la prisión y ejecutadas por un pelotón de fusilamiento.

Luego de darse a conocer la noticia del vil asesinato de 13 mujeres a nivel internacional, una hija de madame Curie organizó una protesta que tuvo mucho impacto en Francia. Pese a ello, el régimen franquista continuó con las ejecuciones: se estima que 364 personas fueron fusiladas por la muerte de Gabaldón.

El execrable fusilamiento fue uno de los episodios más crueles de la represión franquista. La conmovedora historia de esas trece mujeres es recordada en libros, documentales y diversas obras llevadas al cine y el teatro.

 

Mensajes póstumos

La noche del 4 de agosto de 1939, pocas horas antes de ser fusiladas, las autoridades permitieron a las jóvenes escribir un mensaje a sus familiares. Las siguientes son extractos de dos de las cartas escritas en esa oportunidad.

 "Voy a morir con la cabeza alta solo te pido que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor, Enrique. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la cimentaron a mí, hijo. Hasta la eternidad."

Así se despidió Blanca Brisac, la única casada, de su único hijo de 11 años. 

 "Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia."

Estas fueron las últimas palabras de Julia Conesa. Ella deseó que su "nombre no se borre de la historia". Así ha sido. Precisamente, uno de los documentales filmados sobre la tragedia de estas 13 mujeres lleva por título 'Que mi nombre no se borre de la historia'.

 


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