sábado, 25 de agosto de 2018

¿Poeta o poetisa?

Publicado hoy en el diario oficial El Peruano

(Ver más en www.cuatrobocaspe.blogspot.com)


Hemos venido observando (y obligados a repetir) una serie de modificaciones al idioma, atendiendo a las exigencias de un malentendido feminismo, lo que ha obligado a la Academia Española a aceptar, a regañadientes, a modificar sucesivamente las acepciones de gran número de palabras de las últimas ediciones de su diccionario.

Todo empezó cuando a alguien se le ocurrió diferenciar los sexos y referirse a 'los niños y las niñas', 'los alumnos y las alumnas', etc.; y se extendió hasta cuestionar el uso de la palabra 'poetisa', que el DRAE definía con dos acepciones: 'Mujer que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas' y 'Mujer que escribe obras poéticas'.

En su vigente 23.ª edición, la define, simplemente: 'Mujer poeta'. Ergo, acepta ambos términos como válidos y correctos.


Hasta su 22.ª edición, el DRAE definía 'poeta' también con dos acepciones: 'Persona que compone obras poéticas', y 'Persona dotada de gracia o sensibilidad poética'. Ojo: decía 'persona', y por tanto no ceñía la definición al género masculino. Ahora ya no hace falta aclarar si la autora está dotada o no para el arte de la poesía. Cada una que se llame como quiera. Solo importa escriba versos.

La creación del femenino de poeta respondía a la misma regla que el caso de profeta/profetisa, aunque estuvo buen tiempo cargada de tono despectivo, y a muchos hablantes les sigue sonando mal.

En efecto, antaño las poetisas tenían mala fama. Se las identificaba con señoritas cursis que llenaban sus ocios componiendo rimas sentimentales. Las que no querían ser confundidas con ellas empezaron a llamarse a sí mismas poetas. Tanto insistieron esas obcecadas mujeres que el uso prendió y la RAE tuvo que registrarlo.

No obstante, algunas feministas, como la escritora Ana Rossetti, prefieren el uso de poetisa, dándole contenido y reivindicando a las buenas poetisas que ha habido, y hay, en vez de evitarla solo porque su uso anterior la hubo estigmatizado.

Es una forma de visibilizar a las mujeres que escriben poesía, reivindicar su plena identidad femenina y devolverle a la palabra su valor, como sostenía la recientemente fallecida filóloga argentina Lucila Castro, defensora implacable del uso correcto del idioma.

"¿Por qué –decía ella- si ya teníamos poetisa, se empezó a usar poeta como femenino? Por un reclamo feminista mal entendido. En realidad, la reivindicación no tenía nada de feminista: era puro machismo."

"También las palabras, sobre todo si están bien hechas y cumplen una función, tienen derecho a dignificar su contenido", dice la filóloga Pilar García Mouton, profesora del Instituto de Lengua, Literatura y Antropología de España.

Poco falta para que se diga que lo correcto sería decir 'poeto' para el hombre y 'poeta' para la mujer; como ocurrió a la inversa con la conversión de modista en modisto.

¡Buen lío el tener que distinguir en todo momento los dos sexos!

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