Víctimas de la historia o de la naturaleza, las ciudades abandonadas son una ventana al pasado de sus habitantes. Caminar entre sus calles deshabitadas permite dejar volar la imaginación y formar parte, por unos breves instantes, de la realidad de unas ciudades que un día estuvieron llenas de vida.
Oradour-sur-Glane, Francia
Tras el Desembarco de Normandia en junio de 1944, y con la II GM próxima a su fin, una división blindada de las Waffen-SS se detuvo en Orador-sur-Glane en su camino de regreso a Alemania. Tenían órdenes de tomar represalias contra los civiles, y así lo hicieron. La masacre de Oradour-sur-Glane terminó con toda la población, incluyendo a los niños, tras lo cual se procedió a reducir la ciudad a cenizas. Hoy en día, sus ruinas son un siniestro recuerdo de la peor cara de una de las grandes guerras del siglo XX.
St. Elmo, Estados Unidos
Uno de los pueblos fantasma mejor conservados de Estados Unidos es Saint Elmo, situado en el estado de Colorado. De nuevo, fue el sector minero del oro y la plata los que hicieron un hueco a esta localidad en el mapa. Desde su fundación, en 1880, su población aumentó exponencialmente, se abrieron hoteles, escuelas, tiendas e incluso apareció un periódico local. Sin embargo, cuando el ferrocarril dejó de llegar a Saint Elmo a causa de la decadencia de la minería los habitantes abandonaron el pueblo, dejándolo desierto en 1952.
Pyramiden, Noruega
Como no podría ser de otra forma, la ciudad fantasma del Ártico se encuentra aislada por las altas paredes de un fiordo, el Isfjorden noruego. Aunque previamente había sido un asentamiento sueco, fue a partir de los años 30 que la antigua Unión Soviética empezó a explotarlo como mina de carbón. Después de la II GM se convirtió en una ciudad modélica: era próspera y el nivel de vida bueno. Con la caída de la URSS sus calles se vaciaron y ahora la visión del interior de sus edificios, en cuyas estancias todavía permanecen la mayoría de los muebles, constituye un testimonio silencioso de la decadencia de un mundo ideal.
Chaco Canyon, Estados Unidos
Este extenso valle del norte de Nuevo México fue el lugar donde los indios de la cultura anasazi se asentaron y prosperaron entre 900 d.C. y 1150 d.C. La zona de Pueblo Bonito fue, probablemente, uno de los centros más importantes en el que se desarrollaron actividades comerciales, ceremoniales y sociales. Las estructuras circulares, llamadas kivas, tenían una función ceremonial y fueron construidas con barro, ladrillos, piedra arenisca y madera: todavía hoy siguen en pie.
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