Juego de muchachos
Los antiguos espartanos jugaron una especie de fútbol, llamado episkyros, sobre el cual se puede asegurar que no tuvo influencia en el fútbol inglés, pero si mucho de común con el juego primitivo. Poco se sabe sobre ese juego, pero parece que era practicado por muchachos u hombres y mujeres jóvenes, con 12 a 15 atletas en cada equipo.
El episkyros: el fútbol en Grecia.
En el episkyros, la meta era asegurar la posesión de la bola (llamada follis, una especie de balón elaborado a partir de vejigas de cerdo infladas y cubiertas por piel de cerdo o rellenas de trozos de esponjas) El equipo que la tenía en su poder en el momento en que terminaba el tiempo de juego, era el ganador. Esto último es interesante en lo referente a la meta de los juegos primitivos: capturar y posesionarse de la pelota. El juego lo adoptaron los romanos con posterioridad y renombraron como harpastum.
Episkyros jugado por mujeres.
En Florencia medieval se practicaba un juego llamado gioco del calcio, que existe todavía, y se jugaba en la Plaza de la Senoria dos veces por año: el primer sábado de mayo y el 4 de junio, de San Juan Bautista, patrono de la ciudad.
Las reglas del calcio fueron codificadas en 'Discorsa Calcio', en 1580. Los equipos estaban divididos, cada uno, en quince puestos y cuatro líneas: ocho delanteros, dos medios, cuatro zagueros medios y un zaguero.
En Bretaña y Normandía (Francia) se practicó durante siglos un juego de pelota llamado soule, entre los jóvenes de dos comunas vecinas. Sus orígenes parecen ser (o son) similares a los del fútbol en Inglaterra.
Encuentro de soule en Baja Normandía en 1852.
El soule se practicaba a través de los prados, los bosques, landas y hasta las villas o estanques. El fin era devolver el balón en un lugar indicado, el fogón de una casa por ejemplo. El juego era, pues, solo una galopada inmensa entrecortada de peleas (mêlées) más o menos encarnizadas. El instrumento de juego podía ser una pelota de cuero, una vejiga de cerdo llena de heno, una pelota de tela o una bola de madera.
Los estadios no eran necesarios porque eran deportes de plena naturaleza, las reglas eran muy fluctuantes y las autoridades estaban contra la práctica de estos deportes.
Mezcla de ayer y hoy
El fútbol que se juega en la actualidad proviene de Inglaterra. Hay quienes sostienen que el juego derivó del haspartum romano llevadas por las legiones de Julio César durante la invasión de las islas británicas. Otros, que del juego de soule que los soldados de Guillermo El Conquistador importaron de Francia en el S. II, durante la invasión a Inglaterra en el año 1066. Y hay quienes afirman que proviene del calcio que algunos señores florentinos emigrados introdujeron a Inglaterra.
Mazoun, un historiador de fútbol, ha sugerido que este juego, conjuntamente con el espíritu de carnaval romano, llegó a Inglaterra con los normandos desde Francia, se estableció en Londres junto con otras innovaciones del continente, y de allí se difundió por todo el país.
Precisa que la primera referencia del carnaval en Inglaterra se encuentra en un pasaje de la descripción que de Norman Rondo hace el escritor William Fitzstephen, en 1174. Antes de esa fecha no existe ninguna evidencia ni nada es conocido sobre el tema.
Esa teoría es apoyada por J.J. Jusserand, una autoridad versada en la historia tanto de Francia como de Inglaterra medievales.
Jusserand destaca las numerosas semejanzas entre los juegos de ambas naciones y sugiere que la única explicación es que tienen un origen común; y que como el fútbol parece haber sido registrado antes en Francia, piensa que primero se desarrolló allí y más tarde en Inglaterra.
Lo cierto es que el pueblo se apasionó por el juego de fútbol, que es indiscutiblemente el más antiguo de los deportes ingleses.
Se cree que el primer partido tuvo lugar en Chester en el siglo X. Pronto se hizo costumbre realizar los partidos entre pueblos cada Martes de Carnaval, antes del ayuno de Semana Santa. El juego no tenía reglas definidas, era un espectáculo peligroso y con frecuencia ocurrían muertes.
En el s. XII lo jugaban los jóvenes de la ciudad de Londres; cinco siglos después había jugadores en Cheapside, en Covent Garden y en Strand.
La primera mención del juego se encuentra en un estatuto de Eduardo III (1349), en el cual se prohibía el fútbol porque estorbaba la práctica de la ballestería.
Durante los siglos XVII y XVIII se jugó fútbol en los colegios particulares ingleses, y entonces se volvió menos violento. El primer paso hacia su reglamentación provino de la Universidad de Cambridge donde se elaboró un reglamento, aproximadamente en 1846.
El fútbol alcanzó su forma actual en las escuelas inglesas en el S. XIX. Al principio, cada colegio lo jugaba a su manera, pero en todos se prohibía tocar, llevar o pasar la pelota con las manos.
(En 1823, un estudiante del colegio de Rugby, llamado William Webb Ellis, violó espectacularmente la prohibición, fundando así el juego conocido como football rugby en que la pelota puede tocarse con las manos para diferenciarlo del football association en que la pelota no puede tocarse sino con los pies.)
¿Rito pagano o acto religioso?
Hay razones para pensar que el fútbol en realidad puede haber sido un rito mágico destinado a promover la fertilidad del hombre, las bestias y las cosechas.
Esta teoría ha sido trabajada en detalle por W. B. Johnson, historiador inglés. Según él, en muchos ritos primitivos un objeto en forma de disco o globular es usado para simbolizar al sol, proveedor de vida y promotor del crecimiento.
Los discos eran colgados en los árboles; o piedras redondas eran sepultadas entre las cosechas, en ambos casos para atraer la luz solar.
Bolas de oro y plata, representando al sol y la luna, eran transportadas por aldeas irlandesas cada primero de mayo. En Oklahoma, los indios aún juegan el fútbol para celebrar la cosecha; y como la bola simboliza al sol, se juega de Este a Oeste.
Todas estas semejanzas en los ritos se encuentran en la historia del fútbol inglés y en juegos afines. La portería o arco eran, por supuesto, dos árboles; otras veces, el objetivo del juego era enterrar la bola, como en Scone -en Escocia, 1796- donde se tenía que colocar tres veces la bola en un hueco en la tierra.
Varias supersticiones interesantes también relacionan al fútbol con la fertilidad de los cultivos.
En Whitby se creía que cualquier joven que era inefectivo en el fútbol de Martes de Carnaval, vería igualmente reducida la producción de su próxima cosecha.
En Normandía, se pensaba que el equipo ganador del Martes de Carnaval, lograría una mejor cosecha de manzanas.
Según la superstición en Devon, era necesario jugar el fútbol alrededor del campo para luego plantar papas en Viernes Santo.
Otras prácticas de fútbol sugieren una conexión con la fertilidad.
No era raro, por ejemplo, que los grupos opuestos en el fútbol de Martes de Carnaval fueran de casados y solteros. Esta era, principalmente, una costumbre de Escocia y hacia el norte de Inglaterra, alrededor del S. XVIII y en adelante. También lo fue en Cornwall y Normandía además de ser mencionada en una comedia inglesa de 1600.
En Inveresk, se realizaban partidos entre mujeres casadas y solteras anualmente hacia fines del S. XVIII en el que siempre ganaban las casadas. Esto en sí no era un partido; más bien era un ritual, como una pieza teatral.
También se acostumbraba que quien proveía la bola fuese una pareja de casados, como en Roxburgh; o el último hombre en casarse, como en Corfe (1553).
La teoría de que el fútbol fue originalmente una ceremonia para promover la fertilidad, o un partido ritualizado entre dos comunidades o tribus rivales, encaja con que se realizaran en las fiestas de carnaval, que es un festival de primavera, ocasión para el rito de la fertilidad.
De ahí que se piense que el fútbol así como otros rituales y prácticas formaron parte de las celebraciones de carnaval en Inglaterra antes de la conquista de los normandos.
En todo caso, a decir del inglés Tennyson: el fútbol parece una fusión de viejo ritual y deporte nuevo.
Publicado en la revista 'Variedades'
del diario oficial El Peruano el jueves 7.06.18
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