lunes, 25 de junio de 2018

Dubái: de desierto a ciudad de lujo

Surgido de la nada en medio de un desierto tan árido que fue bautizado con el nombre de 'Cuarto vacío', el emirato de Dubái es el más rico y opulento del mundo


Donde antes existía el desierto, hoy se yergue una ciudad ultramoderna.
Los mapas, planos y guías son un negocio muy rentable en Dubái. Es necesario actualizarlos continuamente, y los taxistas están en contacto vía radio para consultar direcciones desconocidas, pues cada seis meses la ciudad añade tentáculos de cemento y acero, se articulan túneles y pasos elevados para formar nuevos laberintos, y, por la noche, brillan las luces de los barrios, que no se detienen jamás. Sí, Dubái es la apuesta más desenfrenada que urbanistas, arquitectos,ingenieros, empresas constructoras (y consiguientes financieras) hayan soñado jamás.

Vista aérea del centro residencial y de oficinas, cercano al puerto.

El 20% de las grandes grúas para la construcción existentes en el mundo están ocupadas en este pequeño país, uno de los siete estados asomados al golfo Pérsico que forman la federación de los Emiratos Árabes Unidos. En el país, quien teme una burbuja especuladora es despachado con sonrisas de compasión. Es una carrera perenne por superarse: los 321 metros del Burj Al Arab, el hotel con forma de vela convertido en símbolo de la ciudad (igual que la Torre Eiffel lo es de París), quedan eclipsados por los 800 metros del Burj Dubai, la torre más alta del planeta.

Izq.:, vista parcial del Dubai Creek Golf, con el club náutico al fondo. Der.: detalle del Hotel Emirates Towers.

Restaurante al Mahara Burj Al Arab.
En Occidente, todos han visto las sorprendentes imágenes de la península artificial en forma de palmera, frente a la playa de Jumeirah, donde estrellas europeas del deporte y del espectáculo se han comprado casa. No está mal para un pequeño país constreñido entre el mar y el desierto, que hace apenas 45 años, cuando los ingleses dejaron de considerarlo un protectorado y se retiraron, solo tenía a sus espaldas un pintoresco pasado de buscadores de perlas y de piratería, y un presente hecho exclusivamente de pozos de petróleo, ese oro negro de Dubai, descubierto a mediados de los años 60.
Las atracciones 'colaterales' son, igualmente, muy numerosas en Dubai: 65 restaurantes, desde fast food a la cocina francesa más refinada, a las barbacoas de carne sudafricana, a la inevitable spaghetteria con camareros vestidos como gondoleros venecianos. La zona de cines, con 12 salas; un parque de atracciones, el Magic Planet, donde quien está cansado de la jugar bolos o de los coches de choque puede divertirse con el último videojuego, mientras casi por doquier se exhiben patinadores polacos sobre pistas de hielo artificial, o patéticos, pero excelentes acróbatas del Circo de Pekín.

Izq.: baño turco del Hotel Royal Mirage. Der.: mosaicos árabes decoran la entrada del Starbucks de Dubai.

Vivir para comprar

La actividad más vistosamente practicada en Dubai es la que antaño se denominaba comercio. El shopping es a Dubai lo que el críquet a Inglaterra: el deporte nacional al que se dedican no solo los habitantes, sino también muchedumbres atraídas desde todos los puntos cardinales por el easy spending ('gasto fácil') Hay incluso un Shopping Festival que se celebra cada año, en enero.


Fotografía del interior de una sección del mall.

El festival es anual, pero la fiesta es cotidiana. Quien entra en el Mall of Emirates se siente como Alicia entrando en la madriguera del Conejo Blanco y saliendo en el País de las Maravillas. Oriente y Occidente concurren en él atraídos por el shopping sin fronteras, por ese alegre delirio que impulsa cada día a decenas de miles de personas a deambular por los 600,000 m2 y los 400 puntos de venta de todo tipo que el centro comercial alberga. 

La nieve del desierto 
Un poco menos concurridas están las perfumerías tradicionales, que exhalan aromas a almizcle, ámbar y algalia propios de los harenes. Chanel, Dior, Armani y las demás marcas europeas han salido ganando, al ser sus fragancias más adecuadas para los abrigos de visón que llevan las mujeres en el Snow Park del mall. Allí, en una estructura que desde el exterior parece una nave espacial de plata, los espejismos del Golfo se materializan en una pista de esquí cubierto, con 600 m de auténtica nieve y de falsos abetos, skilift y un restaurante a la entrada que sirve raclettes (quesos de origen suizao) junto a una chimenea con fuego simulado sobre una pantalla ultraplana, mientras fuera, en el aparcamiento para 7,000 coches, arrecian 45 húmedos grados a la sombra.

Ejemplo de una exquisita entrada a un 'hammam'. Der-: exterior de la Mezquita de los EAU.

No hay comentarios:

Publicar un comentario