Qué significa ser negro en EE. UU.
El pasado 4 de abril se cumplieron 50 años del asesinato de Martin Luther King, Jr., el pastor estadounidense de la Iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del movimiento por los derechos civiles para los afroestadounidenses y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
Martin Luther King, Jr., el hombre que marcó el camino.
Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Cuatro años después, en una época en que su labor se había orientado especialmente hacia la oposición a la guerra y la lucha contra la pobreza, fue asesinado en el 4 de abril de 1968 en Memphis, cuando se preparaba para asistir a una cena informal de amigos.
Martin Luther King, activista de los derechos civiles desde muy joven, organizó y llevó a cabo diversas actividades pacíficas reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra de los Estados Unidos.
Entre sus acciones más recordadas está la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en agosto de 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso 'I have a dream' ('yo tengo un sueño'), gracias al cual se extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles y se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense. La mayor parte de los derechos reclamados por el movimiento serían aprobados legalmente con la promulgación de la Ley de derechos civiles de 1964 y la Ley de derecho al voto de 1965.
El asesinato de Martin Luther Kin se considera uno de los magnicidios del siglo XX. Él es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia. Se le concedió a título póstumo la Medalla Presidencial de La Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el Día de Martin Luther Kin es día festivo en los Estados Unidos.
Sin embargo, transcurridos 50 años de la muerte del líder pacifista, su 'sueño' sigue siendo una esperanza en el 'país de las oportunidades', pues el ideal de poner fin al racismo no se cumple. La desigualdad en EE. UU. sigue siendo una dramática realidad. Un afroamericano tiene el triple de probabilidades que un blanco de ser pobre y cinco más de acabar en una prisión.
"Tengo un sueño. Que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación que no les juzgará por el color de su piel", era la reivindicación de MLK: una sociedad sin barreras raciales.
Martin Luther King liderando una de sus masivas manifestaciones a favor de la igualdad.
Su sueño está todavía lejos de cumplirse 50 años después de su asesinato. Se ve en las calles, en los refugios y en los comedores sociales. Ser negro en Estados Unidos significa tener el triple de probabilidades de ser pobre que si se es blanco, y el doble de estar sin trabajo.
Donde más se nota la discriminación es en las cárceles. Los afroamericanos tienen cinco veces más posibilidades de acabar entre rejas, y el triple de morir a manos de la policía. Es lo que denuncia el movimiento 'Black Lives Matter' ('Las vidas negras importan').
El 50 aniversario del asesinato de Martin Luther King coincidió con las protestas por la muerte de dos jóvenes negros en Sacramento y en Nueva York por disparos de la policía. Ambos iban desarmados.
En los últimos meses se ha vuelto a ver imágenes que recuerdan los tiempos más oscuros. Esto es, al Ku Klux Klan y al linchamiento de ciudadanos negros. Los líderes afroamericanos lo vinculan a la llegada al poder de Trump por sus vínculos con la extrema derecha racista. "Trump les ha dado voz y ha creado un clima en el que nos les da miedo sacar la cabeza", ha denunciado Lynn Brown, activista por los derechos civiles.
Ponen como ejemplo los disturbios del año pasado en Virginia entre manifestantes esclavistas y defensores de los derechos de los negros. Trump puso a unos y a otros al mismo nivel, pese a que fue un supremacista el que arrolló con su coche a quienes se manifestaban contra los esclavistas. Un ejemplo, según dicen quienes lucharon por los derechos civiles, de que no pueden bajar la guardia. "50 años después, nos queda trabajo por hacer", ha dicho John Lewis, congresista y activista por los derechos civiles.
No están dispuestos a volver atrás.
Si algo aprendieron de Martin Luther King fue a resistir y a seguir avanzando.
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