lunes, 9 de abril de 2018

Fwd: Bagdad, 15 años después (I)

La caída del régimen de Saddam Hussein estuvo simbolizada por el derribo de la enorme estatua erigida en su honor en la plaza Al Ferdaus, en el corazón de Bagdad.

 

Un marine cubre la cara de una estatua de Saddam Hussein con una bandera estadounidense antes de derribarla el miércoles 9 de abril del 2003, mientras la gente de Bagdad observa. Multitudes jubilosas tomaron las calles de Bagdad bailando, saqueando y rompiendo imágenes de Hussein.

Hace 15 años, el 9 de abril de 2003, tropas estadounidenses ingresaron a Bagdad y pusieron fin a la dictadura de 25 años de Saddam Hussein. ¿Ha mejorado la situación de sus habitantes?

La incursión de los marines fue celebrado por miles de iraquíes esperanzados en que Estados Unidos se ocuparía del futuro de su país. Sin embargo, el paso de los años solo les trajeron desgracias, desolación y violencia. La dictadura fue reemplazada por enfrentamientos interconfesionales, principalmente entre chiitas y sunitas, y ataques yihadistas, con el triste saldo de decenas de miles de muertos. Los atentados terroristas se sumaron unos taras otros.

Las heridas siguen abiertas a falta de una política de reconciliación y de una reactivación económica que podría haber permitido pasar la página.

Los iraquíes recuerdan que Hussein era hombre fuerte, que lo controlaba todo y asustaba a todo el mundo con sus armas químicas". Por las mañanas, Qais al Sharea abría su peluquería en la plaza Al Ferdaus, en el corazón de Bagdad. La inmensa estatua del dictador estaba allí para recordárselo. El 9 de abril de 2003, prefirió permanecer en casa y ver por televisión cómo los soldados estadounidenses echaban abajo el monumento de bronce. "Bagdad cayó cuando cayó la estatua", dice, al pie del inmenso terraplén cubierto de escombros mal disimulados bajo pedazos de metal.

 

Marines de Estados Unidos cubren el avance de las tropas de ese país y los Fedayines sobre Bagdad el 9 de abril del 2003.

Por aquel entonces, él tenía 27 años y creyó "como todos los jóvenes, que pronto tendrían discotecas, restaurantes y que viajarían por todo el mundo". Pero -añade- "los estadounidenses tenían un plan para derrocar a Sadam Husein, ninguno para el post-Sadam".

Las instituciones del Estado fueron desmanteladas, se lanzó un proceso de 'desbaasificación' (nombre del partido Baas de Hussein) y la oposición en el exilio regresó. El problema es que la antigua oposición al dictador se dividió rápidamente, la corrupción se volvió endémica y las tensiones interconfesionales emergieron, avivadas por las milicias surgidas del vacío creado por el desmantelamiento de las fuerzas de seguridad orquestado por Estados Unidos.

"Pensábamos tener un sistema federal y democrático y tuvimos confesionalismo y chovinismo", acusa Rauf Maaruf, dirigente del partido de oposición kurdo Goran.

Todas las instituciones se vieron afectadas, asegura Abdel Salam al Samer, profesor universitario desde hace 28 años. "Esperábamos que la Enseñanza superior cambiara" después del final del partido Baas. La situación de Irak "se deterioró y la de las universidades también", afirma este profesor de 58 años, testigo de cómo las facciones políticas se inmiscuyeron en los temas universitarios.
Los que pagaron un precio más alto fueron los miembros de las numerosas minorías étnicas y religiosas de Irak, según representantes de estas comunidades. "Nuestro país vive una catástrofe tras otra desde hace 15 años", lamenta el patriarca católico caldeo Louis Raphaël Sako, cuya comunidad quedó reducida casi a la nada. 

En resumen, dice, desde hace 15 años Irak da "un paso hacia adelante y cinco hacia atrás".

 

Los iraquíes reciben con flores y alegría a los marines que derrotaron a las fuerzas de Saddam Hussein y salen a las calles para celebrar su ingreso a Bagdad. Lo doloroso vendría después.

 

 

 

 

 

 

 





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