jueves, 5 de abril de 2018

Maipú: la batalla decisiva


El 5 de abril de 1818 se libró la batalla de Maipú, dentro del contexto de la guerra de la independencia de Chile, que daño considerablemente la moral de los realistas en nuestro continente y pasó a ser considerada como precursora de las futuras victorias de las huestes americanas patriotas, de Simón Bolívar en Boyacá (el 7 de agosto de 1819) y la definitiva de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), con el gran mariscal Antonio José de Sucre al frente.

La Batalla de Maipú tuvo lugar en el sector conocido como los Cerrillos del Maipo, al oeste de Santiago, y militarmente se considera un ejemplo de estrategia y táctica por el aprovechamiento que se dio de los movimientos previos y posteriores a la batalla, el excelente empleo que se dio a las armas, y el uso de la reserva para atacar al enemigo por su punto más débil.


La Batalla de Maipu, cuadro de Mauricio Rugendas.

En Maipú se enfrentaron las fuerzas patriotas del Ejército Unido Libertador de Chile -formado por tropas rioplatenses y chilenas del Ejército de los Andes más el Ejército de Chile- al mando del capitán general José de San Martín, contra el Ejército Real de Chile del imperio español a las órdenes del general Mariano Osorio.

El general chileno Bernardo O'Higgins, convaleciente de una gran herida (consecuencia de la derrota aliada en Cancha Rayada), se presentó poco antes de terminado el último ataque contra los realistas. Al final de la lucha, O'Higgins San Martín y O'Higgins, victoriosos, se abrazaron  en una escena que dio origen a un cuadro, conocido como 'El abrazo de Maipú', donde O'Higgins le dice a San Martín: "¡Gloria al salvador de Chile!", San Martín le responde: "Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que el día de hoy se presentó al campo de batalla en ese estado."


El Abrazo de Maipú (óleo de Pedro Subercaseaux)

En esa batalla, que aseguró la Independencia de Chile, los patriotas perdieron un 35 % de sus fuerzas entre muertos y heridos. Los realistas sufrieron más de 1,500 muertos y 2,000 prisioneros, de los cuales 700 al mando del desertor patriota Ángel Espejo que fueron capturados en el cerro Niebla por el coronel Manuel Rodríguez Erdoíza y sus Húsares de la Muerte en la última carga de caballería de la batalla. Además se capturó gran cantidad de municiones.

Fuente: Todo-Mail

 

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