viernes, 16 de febrero de 2018

Momias de animales del antiguo Egipto (II)

Esta es la segunda y última parte del informe sobre las momias de animales que se exhiben en una galería del Museo Egipcio de El Cairo, capital de Egipto. Está a cargo de la egiptóloga Salima Ikram, especializada en zooarqueología, quien destaca la importancia de esos hallazgos,  ya que se trata de las momias de animales que permiten conocer las costumbres y creencias de los antiguos egipcios.

En la galería se muestran gatos amortajados con vendas de lino; musarañas en cajas de caliza tallada; carneros en sarcófagos dorados con adornos de cuentas; una gacela envuelta en papiro deshilachado; un cocodrilo de cinco metros enterrado con sus crías momificadas en la boca; ibis sagrados en fardos con aplicaciones; halcones; peces y hasta diminutos escarabajos junto a las bolas de estiércol que comían.

Plegarias a los dioses

Desenterrado en 1914 en el antiguo yacimiento de Abydos, un ibis votivo ostenta la corona de Osiris, señor de la vida en el más allá. Una tela rígida forma los dos cuernos horizontales de la cabeza y un disco solar.

Embalaje inusual de una momia de ibis

Un caparazón de lino y yeso reproduce la forma de la cabeza y el pico largo del ave, con cuentas de cristal en los ojos. A los lados, debajo de los jeroglíficos, aparecen pintados distintos dioses y altares con ofrendas.

Tuna el-Gebel

Durante los entierros masivos de babuinos en Tuna el-Gebel, los sacerdotes colocaban un animal votivo en cada nicho. Miles de estas momias han sido halladas en este yacimiento y, probablemente, muchas otras esperan a ser descubiertas en zonas aún por explorar.

Una inusual ofrenda

Las vendas de lino dobladas parecen formar un collar. Sin embargo, el gato envuelto en estos intrincados vendajes no fue una mascota. Alguien lo mató torciéndole bruscamente la nuca –las radiografías han desvelado la causa de su muerte–, y pudo ser momificado para convertirse en la ofrenda de un devoto peregrino.

La intimidad de las momias

Un estudio reciente ha revelado los secretos más íntimos de las momias del Museo Egipcio. El sarcófago de madera en forma de gato (a la derecha), escayolado y encalado para imitar la piedra caliza, mide unos 37 cm de altura, mucho más que el gatito que encierra en su interior (ver imagen siguiente). La espiral de vendas y la máscara pintada (a la izquierda) ocultan a un gato adulto, uno de los miles de animales enterrados como ofrendas votivas en las arenas de Istabl Antar.

Radiografía felina

Una radiografía revela los restos de un gatito guardados en un ataúd de madera para felinos.

Animales sagrados de la gran ciudad de Menfis

La casa de embalsamamiento de los bueyes Apis, sobrevive en ruinas cerca de Mit Rahina. Durante 40 días, el cuerpo de los bueyes yacía en natrón sobre un gran lecho de piedra, en un patio donde el sol ayudaba a secar y desinfectar la carne.

La ofrenda del faraón

Una estela de piedra, consagrada en Armant tras la muerte del buey sagrado Buquis, representa al faraón Ptolomeo V haciendo una ofrenda a los muertos. 

Rebaños sagrados

El carácter sagrado de los bueyes se extendía también a sus madres, que eran preparadas para el más allá, como esta vaca envuelta en complicados vendajes.
Mortajas deshechas

Los esqueletos de un perro y dos bueyes, anteriormente amortajados como momias, se exhiben en el Museo de la Agricultura de El Cairo. Al no disponer de la actual tecnología de obtención de imágenes, los investigadores del pasado llegaban hasta los huesos de estas momias para identificar su especie.

Pistas inequívocas

La figura de una musaraña en la tapa de un diminuto cofre de piedra identifica con precisión su contenido.

Monos domésticos

Un babuino guarda el secreto que ha ayudado a identificarlo como animal de compañía: una radiografía revela que le faltan los colmillos, probablemente extraídos para que el mono no mordiera los dedos reales.

La mascota de un rey

Preservado con particular esmero, un perro de caza cuyos vendajes se desprendieron hace tiempo perteneció probablemente a un faraón. Como mascota de un rey, "seguramente le daban los mejores bocados", dice Salima Ikram. Al morir fue sepultado en una tumba en el Valle de los Reyes.

Fuente: National Geographic

Museo Egipcio, El Cairo / Fotos: Richard Barnes it���-�a

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