¿Atentado o accidente?
Estados Unidos utilizó el accidente como pretexto para declararle la guerra a España.
El 25 de enero de 1898, el acorazado norteamericano Maine entró en la bahía de La Habana. El gobierno estadounidense afirmó que era una visita de rutina, como era habitual hasta hacía pocos años. Pero desde 1895 se libraba en Cuba una sangrienta guerra entre las autoridades españolas y el movimiento independentista cubano, y a nadie se le escapaba que Estados Unidos estaba al borde de intervenir militarmente en favor de los insurgentes.
Tres semanas más tarde, el 15 de febrero, a las 21:40 horas, el Maine volaba por los aires. Una explosión sacó del agua la mitad del buque, y este se hundió junto a la boya donde estaba anclado en la bahía, a una decena de metros de profundidad. El balance de bajas fue terrible: de un total de 354 hombres de dotación, hubo 266 fallecidos, además de una veintena de heridos.
Cuando la noticia llegó a Estados Unidos, la prensa sensacionalista norteamericana, que criticaba ferozmente la política española en Cuba, no dudó en acusar a los españoles del hundimiento. La opinión pública, inflamada, pedía una respuesta militar. La Marina estadounidense creó una comisión para investigar las causas del hundimiento del Maine. Los expertos elevaron un informe en el que decían que "solo la explosión de una mina situada debajo del buque" podía haber provocado tal destrucción. Aunque otros especialistas insistieron en la gran probabilidad de un accidente, la teoría de la mina se impuso como versión oficial.
El informe llegó al Congreso de Estados Unidos el 29 de marzo y se convirtió en el pretexto directo para declararle la guerra a España el 25 de abril.
En realidad, nunca se ha podido demostrar que el Maine estallara por un impacto exterior. Si no se trató de un ataque o un sabotaje, entonces debió de ser un accidente provocado por una explosión en su interior. En efecto, este acorazado fabricado en 1895, de 100 m de eslora, 17 de manga y 6,700 toneladas de peso, llevaba una doble carga que requería medidas de seguridad especiales, que nunca se adoptaron.
La mayoría de expertos coinciden en que fue un accidente. La investigación oficial descartó estos indicios por razones patrióticas y para ocultar la negligencia de los mandos del Maine.
La explosión. El Maine salta por los aires a causa de una violenta explosión el 15 de febrero de 1898. Este hecho fue el detonante de la guerra entre España y Estados Unidos.
La tripulación del Maine posa en 1898, poco antes de la explosión.
La prensa miente... portada del World del 17 de febrero de 1898. El diario neoyorkino, propiedad del magnate Joseph Pulitzer, sostuvo que los oficiales españoles habían brindado tras la explosión del Maine. En realidad, todos trabajaron sin descanso durante la noche para rescatar a los supervivientes.
El capitán del Maine, Charles Sigsbee, se hallaba en los camarotes de popa del navío, lejos del centro de la explosión y salió ileso. Él negó su responsabilidad, aunque en su declaración ante el tribunal de la Armada mostró que había descuidado las medidas de seguridad.
Investigación. Tras los resultados del estudio del almirante Hyman Rickover, que en 1975 determinó que la explosión del Maine fue un accidente, hubo otras investigaciones que llegaron a la misma conclusión. La explosión habría ocurrido cuando un cartucho de pólvora se prendió a causa de un fuego en la carbonera. Esto habría provocado una explosión en el almacén donde se guardaban más de 4,500 kilos de pólvora. En la imagen: lugar de las explosiones, los daños que causaron en la quilla del barco y la sección de la quilla dañada.
Antes y después. En la reproducción de la izquierda se ve el interior del Maine antes de la explosión. Se señalan en rojo los almacenes donde tuvieron lugar las detonaciones. A la derecha se muestran las detonaciones que sucedieron a la primera, pues según parece hubo varias explosiones sucesivas.
Los restos del Maine en el lugar de su hundimiento en la bahía de La Habana en 1898. Se dijo que la explosión había sido causada por un torpedo, como se llamaba en el siglo XIX a las minas marinas, que se empleaban para obstaculizar la navegación de los barcos por áreas costeras, en especial bahías y puertos. Sin embargo, las disponibles en Cuba tenían escasa potencia explosiva.
En 1911, el gobierno estadounidense decidió sacar del fondo de la bahía de La Habana los restos del Maine, para realizar un examen minucioso a cielo abierto. Sin embargo, el informe de esta investigación fue tan vago que no aportó nada para determinar las causas del hundimiento.
Fuente: National Geographic
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