El fotógrafo Steve McCurry es mundialmente conocido por su gran habilidad artística y su vocación de documentalista. Su destreza se puso de manifiesto muy pronto, cuando cursó estudios de cine e historia en la Universidad de Pennsylvania. Después de graduarse con matrícula en 1974, empezó su carrera como fotógrafo en un periódico situado en King of Prussia, un barrio de su Estado natal. Cuatro años después, se lanzó a trabajar como fotógrafo freelance, viajando a la India y Nepal, y abandonó el mundo del periódico para pasarse a la fotografía en color. Su objetivo era realizar reportajes geopolíticos para otro medio distinto: las revistas. Al principio, los encargos le llegaron poco a poco, pero enseguida se situó en primera línea del escenario mundial.
En zona de guerra en 1985, y hoy.
En mayo de 1979 tuvo un encuentro casual con refugiados afganos en el noroeste de Pakistán. Tras pasar unas semanas con los muyahidines rebeldes, cruzó con sus carretes el montañoso territorio de Afganistán hasta la frontera con Pakistán. Su fotografía de los combatientes muyahidines controlando los convoyes soviéticos, publicada en The New York Times, se convirtió en el epicentro del interés internacional. Armado con excepcionales imágenes de un conflicto emergente, el intrépido fotógrafo pronto recibió encargos de las revistas más importantes.
En 1980 cubrió la guerra para Time y le fue concedida la prestigiosa Medalla de Oro Robert Capa por el mejor reportaje fotográfico en el extranjero, por su coraje y su empeño excepcionales.
Fue entonces cuando McCurry inició su relación con National Geographic, para realizar reportajes en profundidad. La portada de esa revista de 1985 de una refugiada afgana lo consagró como un gran fotógrafo y sigue siendo una de las imágenes más carismáticas jamás tomadas.
Conocida como 'la muchacha afgana', una refugiada de inquietante mirada se convirtió en un icono de la fotografía. Cuando en 1984 Steve McCurry la retrató en un campo de refugiados de Pakistán, nunca antes le habían hecho una foto.
La imagen ha dado la vuelta al mundo. Graffitti pintado en la localidad vizcaína de Guernica.
Ese año McCurry fue premiado por las asociaciones de fotógrafos con diversos galardones, incluidos el Fotógrafo de Revistas del Año, otorgado por la National Press Photographers' Association, y cuatro primeros premios en el World Press Photo Contest. Inspirándose en otros fotógrafos de reportaje como André Kertész y Walker Evans, McCurry entró en contacto con Henri Cartier-Bresson, uno de los fundadores de la agencia fotográfica Magnum, a la cual se asoció en 1986.
Ayer y hoy. Reencuentro 17 años después. En 2002, McCurry volvió a Afganistán y reencontró a 'la muchacha afgana', la identificó como Sharbat Gula, viviendo en una aldea de ese país, casada, con 30 años de edad y tres hijos.
Refugiados afganos reconocen a Sharbat Gula 17 años después.
La famosa foto estuvo a punto de no ser. Como casi todas las grandes historias, la casualidad, el cambio de opinión a última hora, el azar o una combinación de todos ellos hizo que se convirtiera en portada de National Geographic de junio de 1985. Su publicación en portada fue una decisión de última hora del director de la revista, en contra del consejo de su editor gráfico, que había elegido un retrato de la misma niña en el que se tapaba la cara.
La portada que pudo ser.
McCurry vive actualmente en Nueva York. Cubrió los trágicos sucesos en su ciudad natal tras el atentado al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Sus fotografías se exhiben en los museos más importantes del mundo, entre ellos, el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, y los museos de Arte Moderno de Tokyo y de Filadelfia.
Pescadores con zanco, Sri Lanka.
Niño corriendo por los callejones, en India.
Procesión de monjas, Burma
Monjes budistas bajo la lluvia, Camboya
Trabajadores en una locomotora de vapor, India
Vendedor de flores en el lago Dal, India
Tormenta de arena, India
Fuente: National Geographic
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