miércoles, 6 de junio de 2018

Papel de la mujer en la Segunda Guerra Mundial (V)

Rumania

Las mujeres rumanas cumplieron un papel significativo en la Real Fuerza Aérea Rumana. Inspiradas por la organización auxiliar voluntaria Lotta Svärd de Finlandia, el Ministerio de Defensa Nacional de Rumania creó una unidad especializada de ambulancia aérea llamada el 108.º Medevac Light Transport Squadron, ​ mejor conocido como el Escuadrón Blanco (escadrila Albă), que incluía a los pilotos en su mayoría mujeres. La unidad estuvo activo entre 1940-1943, participó en las campañas en Odesa y Stalingrado y saltó a la fama durante la II GM como la única unidad de su tipo en el mundo.


Capitán Irina Burnaia.

Las rumanas también se desempeñaron como pilotos en unidades de transporte y de enlace durante la guerra, caso de la capitán Irina Burnaia, que fue comandante del Escuadrón de Besarabia entre 1942 y1944.

Después de la guerra y la incautación comunista del poder en Rumania, el servicio del Escuadrón Blanco fue ignorado en gran medida y sus antiguos miembros cayeron en el olvido. No obstante, desde la revolución rumana se ha producido una nueva ola de reconocimiento de los aviadores de sexo femenino, como lo demuestra el ascenso de Mariana Drăgescu al rango de Comandante (Comandor) en 2013.

Unión Soviética


Fueron las mujeres de la Unión Soviética las que superaron en número a toda sus congéneres de otros países involucrados en la II GM. Casi un millón de mujeres dominaron todas las especialidades en las filas del Ejército Rojo durante la guerra, incluyendo las más 'masculinas'.

Por ellas, hasta llegó a surgir un problema lingüístico: hasta entonces no existía el género femenino para las palabras 'conductor de carro de combate', 'infante' o 'tirador', porque nunca antes las mujeres se habían encargado de estas tareas. El femenino de estas palabras nació ahí mismo, en la guerra. 

Svetlana Alexiévich, periodista y escritora bielorrusa, contó la historia de estas mujeres anónimas (muchas de ellas menores de edad) en su libro 'La guerra no tiene rostro de mujer', en la que explica que su principal motivación fue el hecho de que todo lo que el mundo sabe lo que sabe de la guerra se debe a la voz masculina. "Las mujeres no hablan sobre lo que estamos acostumbrados a leer: cómo unas personas matan a otras de forma heroica o qué técnica se usó y qué generales habían. En su guerra no hay héroes ni hazañas, tan solo hay seres humanos involucrados en una tarea inhumana", dice. 

A su vez, la investigadora rusa Lyuba Vinogradova recuerda muchas de las hazañas de las mujeres soviéticas en su espeluznante y a la vez conmovedora historia de las francotiradoras (Ángeles vengadores)  y de las asombrosas aviadoras soviéticas de la misma contienda (Las brujas de la noche, 2016).

 

Las mujeres de la época debieron luchar el doble: muchas de las enfermeras soviéticas, por ejemplo, escaparon de sus labores para combatir en el frente. Los hombres aún se resistían a combatir de igual a igual con ellas y debieron ganarse los puestos a punta de esfuerzo.

A diferencia de los alemanes, los soviéticos movilizaron a sus mujeres desde un primer momento, saltándose por completo la fase 'auxiliar'. La mayoría de mujeres trabajaba en la industria, el transporte, y otras funciones civiles trabajando doble turno, mientras los hombres estaban en combate. ​

Desde un primer momento, las mujeres fueron incorporadas en las principales unidades del ejército. Alrededor de 800,000 mujeres sirvieron, la mayoría de ellas en unidades de servicio de primera línea. Otras 300,000 sirvieron en unidades antiaéreas, realizaron todas las funciones en las baterías, incluyendo a disparar armas de fuego; y parte de ellas se desempeñaron como aviadoras de combate de la Fuerza Aérea. ​

Al finalizar la guerra, se entregaron 30,000 condecoraciones a las mujeres que combatieron en el frente. Pasados los años, cuando ya no se las necesitaba, dejaron de aparecer en los medios; el Estado incluso les impidió marchar en el desfile por la victoria de Moscú.

Además, los logros de las mujeres hacia la emancipación femenina fueron ignorados tras la guerra, y el Estado alentó a las mujeres a retornar a sus deberes en el hogar.

Yugoslavia

 

Los partisanos yugoslavos afirmaban tener 6'000,000 de partidarios civiles. De ese total, dos millones de mujeres formaron el Antifascist Front of Women (AFŽ), en donde lo revolucionario coexistió con el tradicional. El AFZ administró escuelas, hospitales e incluso gobiernos locales. Cerca de 100,000 mujeres sirvieron al lado de 600,000 hombres en el movimiento de partisanos yugoslavos de Josip Broz Tito.

 

El AFZ en Croacia y en Bosnia, estados de la antigua Yugoslavia.

El  AFŽ fue un movimiento feminista de la II  GM y una organización política femenina formado por voluntarias el 6 de diciembre de 1942 en Bosanski Petrovac en la Primera Conferencia Nacional de Mujeres, y fue uno de los únicos cuatro en convertirse también en un movimiento de resistencia organizado. El discurso inaugural fue pronunciado por el comandante del Ejército de Liberación Nacional, Josip Broz Tito .

Se hizo hincapié en su dedicación a los derechos y la igualdad de género de las mujeres y utilizó la imagen de las heroínas del folclore tradicional para atraer y legitimar el partizanka. A fines de 1944, las fuerzas totales de los partisanos incluían 650,000 hombres y mujeres.​ Después de la guerra, las mujeres fueron relegadas a roles tradicionales de género, pero Yugoslavia es única ya que sus historiadores tienen una extensa atención al papel de la mujer en la resistencia, hasta que el país se desintegró en la década de 1990. Después, el recuerdo de las mujeres soldados se desvaneció.

 


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