viernes, 4 de agosto de 2017

Sinlogismos de Sofocleto

 La monogamia consiste en una sola cosa.

La flor es la asamblea de los pétalos.
¡Debe haber sido terrible el susto del erizo!
Las cartas de amor son electrocardiogramas de la ausencia.
No. Con su sistema, la dinamita nunca aprenderá a esculpir.
La Ciencia consiste en descubrir que las cosas existen.
Sí, ya lo sé. Todos los demás maridos son perfectos.
Es solo en el destierro donde los monarcas pueden darse una vida de reyes.
Para graduarse de otorrinolaringólogo, lo principal es aprenderse la palabra.
Las mujeres celosas no besan al marido, le sellan la boca.
El director de orquesta vive acusando a los músicos.
No conozco a nadie que haya volado en TNT.
El hombre regresa cuando ya no es el mismo que se fue.
Las ventajas del nudismo saltan a la vista.
La letra 'A' la inventaron los dentistas.
Las canas ya no se respetan, se tiñen.
¿Y si combatiésemos la superpoblación esterilizando a las cigüeñas?
La filosofía consiste en decir refranes con palabras difíciles.
En estos tiempos se necesita mucho ingenio para cometer un pecado original.
Sólo quien ha comido ajo puede darnos una palabra de aliento.
A las cuatro de la mañana nunca se sabe si es demasiado tarde o
demasiado temprano.
Lo malo de la experiencia es que nos enseña a golpes.
La margarita siempre tiene un pétalo de reserva para los casos desesperados.
El mal educado cena ejecutando un concierto de sopa.
Solo conozco un verbo reflexivo: pensar.
El problema de los imparciales es que están sobornados por las dos partes.
La multitud es el plural de nada.
Para imponer condiciones hay que tenerlas.
Para un erudito debe ser terrible perder el conocimiento.
El latín es griego para mí.
Solo empleamos la lógica cuando ya han fracasado todos los sistemas.
Desde hace cuatrocientos años los países subdesarrollados tienen un gran porvenir.
La mujer espera un niño cuando el hombre menos lo espera.

A las cuatro de la mañana nunca se sabe si es demasiado tarde o demasiado temprano.

A los ahorcados se les hace un nudo en la garganta

A los ejércitos indecisos hay que darles un penultimátum.

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