Inexplicable
La falta de asesores políticos se hace cada vez más evidente en el Gobierno. De ahí sus contradicciones, marchas y contramarchas. Inicialmente, anunciaron que no dialogarían con la dirigencia del SUTE-Cusco si esta no decidía levantar su medida de fuerza (llámese huelga), se descontaría a los huelguistas, se despediría los intransigentes a partir del jueves 10, etcétera. Y después salen firmando acuerdos con la misma dirigencia, con la huelga de por medio. En ese estado de cosas, ¿quién entiende, en particular, a la ministra de Educación? Saludamos que se ponga fin a la huelga, que solo ha perjudicado a los alumnos, que han perdido más de un mes de clases… pero, ¿por qué no se puso el parche antes de que brotara el chupo?
Mal precedente
En medio de todo este pleito, sale el Presidente y recibe a la dirigencia magisterial (¿del SUTEP, de las SUTE regionales o quiénes?), lo que, como dicen los sectores de oposición, constituye una especie de desautorización a la ministra y al propio titular de la PCM. Algo así como: "Si ustedes no pueden solucionar el problema, lo haré yo." Estas contradicciones, en verdad, sientan un mal precedente, del que sabrán aprovecharse gremios de otros sectores para reclamar su parte, independientemente de sus centrales sindicales.
Fanatismo y sumisión
Francamente lamentable el espectáculo que dieron los congresistas Lescano y Becerril la tarde del viernes 10 al discutir frente a cámaras sus diferencias en torno a la presunta entrega de una suma de dinero de la firma Odebrecht a Keiko Fujimori, que es tema de investigación fiscal. Para los fujimoristas, como se trata de su lideresa, el fiscal estaría actuando de forma 'tendenciosa', como lo dijo el congresista naranja que se expresa haciendo honor a su apellido. Pero cuando se trata de otros acusados, su opinión sobre la fiscalía es totalmente opuesta. A esos extremos lleva el fanatismo y la sumisión. Al final, es la imagen del Congreso la que resulta mellada. Lástima que el llamado Primer Poder del Estado esté tan desprestigiado por culpa de estos incalificables representantes.
Dando lástima frente a las cámaras.
Servilismo repugnante
Otra vez tenemos que refrescar la memoria a los olvidadizos. Cuando en junio el periodista Gustavo Gorriti informó de la existencia de un documento en el que se consignaba el nombre de Keiko en una de las agendas de Marcelo Odebrecht, fue el Ministerio Público el primero en emitir un comunicado en el que afirmaba que esa información no era cierta. Las hienas del fujimorismo se lanzaron con todo contra el informado colega y le lanzaron toda clase de denuestos. Además, en ese entonces, como lo hemos dicho en notas anteriores, nunca le preguntaron a Odebrecht sobre las iniciales 'AG' ni sobre la lideresa fujimorista cuando los fiscales entrevistaron al capo di tutti capi de la corruptora empresa brasileña, en Curitiba.
La otra cara
Pero cuando se trata de Keiko, ahora la fiscalía actúa en 'forma interesada', el Gobierno extiende (¡otra vez!) una 'cortina de humo' para "tapar" la huelga de profesores, médicos y obstetras, etc. y lanza un 'globo de ensayo' para ocultar sus otras supuestas irregularidades (Martha Chávez, dixit en 'Bocajarrro, del vienes 11). "Hay que creer lo que dice Keiko, a los demás no. Es la misma estrategia que emplea otro 'incorruptible' que responde a las iniciales AG (faltó la P), para adelantarse a los resultados de las (para nosotros) direccionadas investigaciones.
Consultas cuestionables
La población del Perú bordea los 30 millones de habitantes. Ergo, ¿cuán cierta puede resultar una encuesta de 'opinión pública a nivel nacional' en la que la mayoría de casos no llega al medio millar de entrevistados? ¿Qué tan representativa puede ser la opinión del, aproximadamente, 0.006 % frente al total de la población nacional, que los medios de 'información se encargan de difundir? No nos crean tan cojudos, señores encuestadores. Ya analizaremos la realidad sobre las llamadas estadísticas
Fracasos estadísticos
La cosa no es solo en el Perú. Es a nivel internacional. Si no, recordemos que las estadísticas pronosticaban un rechazo al Brexit en Gran Bretaña; una aprobación aplastante al Acuerdo de Paz entre el gobierno de Colombia y las FARC y el triunfo mayoritario de Hillary Clinton frente a su rival Donald Trump. En un solo año, el determinismo de las estadísticas recibió tres duros golpes. Las cosas no sucedieron como pronosticaban. Luego llegaron artículos de análisis buscando variables que no se tuvieron en cuenta, que las redes sociales, que falta de contacto con la realidad, que la gente cambió de repente y un sinfín de serios y profundos análisis que completaban el cuadro interpretativo de esos fenómenos. Insistiremos en este asunto en próximas notas.
Inmadureces
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, dice que la decisión de nuestro gobierno de expulsar a su embajador en nuestro país mina las históricas 'relaciones bilaterales de nuestros pueblos'. Cuándo entenderá ese señor, y todos los que gobiernan en nuestro mundo, que nuestros pueblos viven siempre como hermanos y que nuestros países están divididos solos por puntos y rayas que aparecen en los mapas. Lo que nos divide y separa son gobernantes cuyas diferencias las expresan 'en nombre' de nosotros, los gobernados, y nos conducen a enfrentamientos inútiles, mientras ellos se mantienen siempre bien resguardados. Nos utilizan como carne de cañón, ganan guerras y reciben condecoraciones sin padecer las penurias propias de un campo de batalla; gastándose el presupuesto, dicho sea de paso, que debiera servir para construir escuelas y hospitales.
Unidad popular
Por ventura, ¿acaso lo que decida Maduro, y en nuestro caso el presidente Kuczynki hará que los pueblos de ambos países decidamos separarnos porque ellos lo mandan? ¿No observan cómo los peruanos tramos a los exiliados venezolanos, como en algún momento lo hicieron los venezolanos, gente del pueblo, con los peruanos exiliados hace tres décadas? ¿Los matrimonios o simples amores de una mujer y un hombre de cada nacionalidad se separarán y alejarán porque sus gobernantes así lo han decidido en su nombre? Los pueblos de uno y otro país nos enfrentamos en guerras absurdas –todas las son- porque nuestros gobernantes no se pueden ver sus caras. Tamaña estupidez.
Triste y cruda es la realidad.
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