Peligroso consumo de alcohol con energizantes
La muerte de la adolescente voleibolista Alessandra Chocano ha puesto sobre el tapete la peligrosa costumbre adoptada por nuestros jóvenes de consumir bebidas alcohólicas (whisky o vodka, principalmente) con bebidas energéticas (como el Red Bull, por ejemplo), y en ocasiones con drogas. Por desgracia, esa mezcla está a la orden del día, o de la noche mejor decir, cada fin de semana. Como la madrugada del domingo 19.
El tema no ha sido destacado por ningún medio de información, pues mayor atención se ha puesto a las pates escabrosas de la tragedia ocurrida ese día. Por ello, urge organizar una campaña a nivel nacional para advertir a los jóvenes sobre los peligros de ingerir ese tipo de bebidas.
Desde esta página queremos contribuir a ello, explicando cómo opera esa mezcla que los especialistas han dado en calificar como una bomba de tiempo.
Ingredientes estimulantes
Las bebidas energizantes se inventaron en Austria hace más de veinte años, y se extendieron por todo el mundo. Sus ingredientes principales son taurina, cafeína, guaraná, ginseng y vitaminas. Algunas contienen minerales, y otras sustancias de origen vegetal.
La cafeína, su principal componente, en dosis moderadas estimula el sistema nervioso central, el músculo cardiaco, el sistema respiratorio, reduce la sensación de cansancio, agudiza la percepción, es vasodilatador, antídoto para la intoxicación alcohólica, analgésico, diurético y retrasa la fatiga. Pero su abuso puede producir nervios, irritabilidad, insomnio y arritmia cardiaca.
Estas bebidas están de moda, sobre todo entre los más jóvenes, por sus evidentes efectos vigorizantes, y su asociación con los deportes extremos, la aventura y el riesgo.
Pero una ingesta excesiva de ellas conlleva también sus riesgos. De hecho, hay marcas que ofrecen en una sola lata el equivalente en cafeína a 14 cafés. Aparte de otros ingredientes, como la taurina, un aminoácido que interviene en la formación de la bilis y que está de manera natural en la carne y el pescado.
Tomar demasiadas bebidas energéticas es peligroso, sobre todo por el contenido en cafeína. Una ingesta inferior a 400 mg es segura, aunque en los adolescentes debe reducirse a 100 mg diarios. Sin embargo, hay bebidas que con tomar solo una, ya se superan esas cifras. Y hay otras que no reseñan la cantidad de cafeína que contienen en el etiquetado o la ocultan en letra súper pequeña.
Su consumo produce euforia y desenfreno; pone agresiva a la persona y le hace perder el temor, lo que hace que asuma una conducta exacerbada. Combinada con alcohol, resulta altamente nociva, pues además de la agresividad, altera los reflejos y elimina la sensación de cansancio.
Una bomba de tiempo
Especialistas médicos del Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate (SAMUR), de Madrid, España, explica los efectos de la combinación alcohol-energizante: "El alcohol es un neurodepresor y las bebidas energéticas son neuroestimulantes. La cafeína camufla el efecto del alcohol y así parece que no están tan borrachos como están. Pero el efecto del alcohol y sus niveles en sangre son los mismos que sin tomar la bebida energética. Se produce una falsa sensación de control y ahí está el peligro. Esta mezcla es absurda. Su único objetivo es lograr más resistencia al alcohol para aumentar el consumo."
Esa mezcla de bebidas energéticas y alcohol puede provocar euforia, depresión, deshidratación, hipertemias, arritmias, taquicardias, broncoaspiración respiratoria por vómito incontrolado y, lo peor, un paro cardiorespiratorio.
La alarma sobre el consumo de la fatídica mezcla se dio en Argentina, según el diario La Nación, ante la frecuente hospitalización de jóvenes con infartos, taquicardias, hipertensión arterial, arritmias y alteraciones cardiacas propias de personas mayores, provocados por una causa distinta de las conocidas: el abuso de las bebidas energizantes mezcladas con alcohol.
Aunque la moda no era nueva, la preocupación quedó en evidencia, cuando legisladores de ese país presentaron proyectos dirigidos a prohibir la venta de las bebidas energizantes en menores de edad. Así mismo, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), expidió una norma que obliga a los fabricantes a reducir la cantidad de cafeína –su componente principal– en los productos.
En Colombia, la situación no es tan distante. La psicóloga Jazmín Gaitán, de la Clínica de Toxicología Uribe Cualla, sostiene que para empezar, estas bebidas no deberían llamarse energizantes sino estimulantes, por su alto contenido de cafeína y de taurina (equivalente a tomarse casi 10 botellas de vino). "En pacientes con susceptibilidad su consumo puede ser peligroso. Dependiendo del tipo de alcohol, se puede frenar el metabolismo de las dos bebidas, lo que dificulta su excreción y potencia sus efectos. A lo que se añade que muchas veces no se trata de solo licor, sino de otras sustancias psicoactivas".
A lo anterior se añade que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central que al mezclarse con un estimulante, puede ocasionar daños del sistema circulatorio y el corazón.
En nuestro país no se ha dado suficiente información sobre esta peligrosa práctica entre los jóvenes. Ya es tiempo de hacerlo.
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