viernes, 17 de noviembre de 2017

Piolinadas

Decir la verdad


Una mujer y su hijo estaban en un taxi en la ciudad de Nueva York. En una esquina estaban reunidas varias prostitutas esperando a sus clientes.

- Mami -dijo el niño- ¿qué están haciendo todas esas mujeres?

- Están esperando que sus maridos salgan del trabajo -respondió ella.

El taxista se da vuelta y dijo: "Caray, señora, ¿por qué no le dice la verdad? Son prostitutas, niño. Tienen sexo con hombres por dinero."

Los ojos del pequeño se agrandan y dice:

- ¿Es eso cierto, mami?" Su madre, mirando al taxista, responde afirmativamente.

Después de unos minutos, el niño volvió a preguntar:

- Mami, ¿qué pasa con los bebés que tienen esas mujeres?

- En su mayoría se convierten en taxistas -respondió ella.

El abanicador

 

Verá doctor, tengo un problema. Cuando hago el amor con mi mujer, me da la impresión de que no siente nada. Algunas veces incluso se duerme.

- Eso tiene una explicación científica. Algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto que les es imposible sentir nada. Trate de hacer el amor y abanicarla al mismo tiempo.

- Gracias doctor.

Y esa noche así lo hizo. Pero cuando atendía al abanico no atendía a lo otro. Así que contrató a un negro para que abanicase a su señora.

- Ven, negro, abanica. ¿Sientes ahora Maruja?.

- No, nada.

- ¡Más fuerte negro! ¿Y ahora, Maruja?

- Nada, nada.

- Negro, dame el abanico y ponte tú.

El negro se sitúa encima de Maruja y el marido abanicaba.

- ¿Y ahora Maruja? ¿Sientes?

- ¡Siiiiiiií, siiiiiiiiiií, ahora siiiiiiií!

- ¿Ves negro? ¡No sabes ni abanicar!

Hijos con suerte


Cuatro directivos de empresa estaban jugando al golf en un lujoso club local. Al rato de estar jugando, uno de ellos comenta que necesita ir al baño y les pide que suspendan el partido por un par de minutos. Los otros, todos unos caballeros, no ponen inconveniente alguno y aprovechando el breve descanso, se ponen a charlar de sus cosas:

- No es por presumir, pero a mi hijo le está yendo súper bien en el negocio inmobiliario. Ha ganado tanto dinero este año, que hasta se ha permitido el lujo de regalarle un chalet a uno de sus amigos...

- Pues tampoco es por presumir, pero ya saben que mi hijo se ha dedicado al negocio del automóvil. Está especializado en coches de importación y gana tanto dinero que hasta le regaló un Ferrari a uno de sus amigos...

- Pues deben ser los tiempos, porque el mío tiene una sociedad de Cambio y Bolsa, y cómo le estará yendo de bien, que hasta le regaló a uno de sus amigos un paquete de acciones de las mejores...

En eso regresa el que se había ido apurado al baño y los otros tres, antes de reanudar el juego y por educación, le preguntan por su hijo:

- Pues la verdad, mal -responde el cuarto directivo- Ya saben que desde pequeño me ha salido con tendencias homosexuales: ahora es estilista loca y trabaja en un salón de belleza. Pero ha de ser bueno en lo que hace, porque uno de sus novios le ha regalado una casa, otro un Ferrari y otro un paquete de acciones de las más buenas…

Abuelitos románticos


Una noche una pareja de mayorcitos estaba ya acostada en su cama.

El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.

Le dijo: "Cuando me enamorabas, me agarrabas la mano..." 

De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.

En pocos momentos ella le dijo nuevamente: "Entonces me besabas..."

Algo molesto, el abuelo se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.

A los treinta segundos, ella le dijo: "Luego tú me mordías el cuello..." 

Molesto, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.

- ¿Adónde vas? -le preguntó ella.

- ¡A buscar mi dentadura...!

En la peluquería


Va un hombre a una peluquería, y pregunta:
-¿Hay mucha gente esperando para cortarse el pelo?

-  Faltan seis personas.

- Gracias –dice, y se va.

Al día siguiente, otra vez:
-¿Hay mucha gente esperando?

-Tres.

- Gracias – dice, y se va.

Al día siguiente:
-¿Hay mucha gente esperando?

-No, este señor que estoy atendiendo, y después seguiría usted, en 5 minutos.
El peluquero furioso...

Al día siguiente, otra vez:
-¿Hay mucha gente esperando?

-Siete.

- Gracias, y se va.

El peluquero, súper cabreado, le dice al aprendiz que lo siga a ver a dónde va.

Al rato vuelve el aprendiz.

-Bueno, ¿Qué hizo?

-Pues nada, compró un ramo de flores, y se fue a su casa.

-¡Este hombre es idiota!. Venir aquí a preguntar, para luego comprarse flores e irse a su casa. ¡Qué tontería!

-No, no, a su casa no, a SU casa -repite, señalando al peluquero.

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