El martes 7 de septiembre, poco después del mediodía, falleció uno de los grandes de la fotografía en nuestro país, el excepcional Víctor Manrique, quien ejerció su profesión en la revista Caretas, cuyas portadas de los primeros años de la segunda mitad del siglo pasado fueron de su creación. Como un sencillo homenaje póstumo publicamos parte dela extensa entrevista que concedió a nuestro colega Edgardo de Noriega, y que fue publicada en su blog 'Miscelánea' publicado en 17 de abril de 2011.
Edgardo de Noriega
No ha habido actividad peruana de asuntos importantes de la vida nacional tanto políticos, sociales y de interés general enteramente noticiosos que no hayan sido vistos por Víctor Manrique, fotógrafo de la revista Caretas, una punta de años. Lo llamaron y llaman con entera justicia, por su magnífico desempeño, el hombre del lente genial.
Manrique, sin exageración, retrató una buena parte de la Historia del Perú entre 1954 y 1977, con precisión meridiana. Con el profesionalismo ha seguido hasta ahora vigente en pleno siglo XXI. Y nunca se retira de sus actividades gráficas.
Un testigo excepcional de lo que exactamente pasó en el país en una época muy interesante. No le fue fácil. Pero consiguió objetivos de carácter comunicativo, con nombre propio y originalidad que se admira.
Antes expliquemos que, para muchos y para beneplácito de Manrique, la fotografía periodística es hecha por hombres especiales y ligados definitivamente con el arte. Su desarrollo puede rastrearse desde los mismos inicios de la fotografía.
Una de las acertadas portadas de Caretas. 'Llegó el circo' (por el mes de julio).
Según los historiadores, la primera vez que un periódico utilizó una fotografía fue en 1880 en el Daily Graphic de Nueva York. Desde entonces, el periodismo ha integrado la imagen como medio objetivo y representativo de un hecho.
La evolución de la fotografía periodística se ha presentado especialmente en la política o en las confrontaciones bélicas entre muchos otros acontecimientos de interés. Su papel primordial se registra en asuntos de carácter histórico. A nivel mundial, como los de la Guerra Civil Española, la Guerra de Vietnam, las dos guerras mundiales, etc.
CARACTERÍSTICAS DISTINTIVAS
Hay características distintivas esenciales del fotoperiodismo que se pueden resumir en actualidad, donde la imagen debe estar dentro del contexto de un hecho reciente y debe ser definitivamente ilustrativa del mismo; objetividad como imagen confiable y cuidadosa que representan los eventos que indican tanto en contenido como en tono; narrativa, en combinación con elementos noticiosos que la hagan suficientemente comprensiva para todos; y estética: en luz, encuadre, fondo, forma, perspectivas, manejo de sombras, etc.
De todo esto y mucho más hablamos con Manrique en la entrevista exclusiva que me concedió durante una amena conversación que duró cerca de tres horas en la oficina del autor de esta nota. Sin dejar de lado aspectos de ética y moralidad. Lo mismo que los riesgos y obstáculos que se presentan en la vida tan intensa de un reportero gráfico
-Hablemos de fotografía periodística. ¿Cuáles fueron tus inicios en esta cautivante profesión?
-Muy jovencito aún, en 1953, ingres'e a Caretas incluso cuando estaba estudiando tercer año de secundaria en la Gran Unidad Escolar Ricardo Bentín. Había necesidad de laborar de todas maneras y por intermedio de una hermana mía que era amiga de Laco Igartua, hermano de 'Paco' (Francisco). Empecé a laborar en este medio de comunicación creado por Paco y esa gran mujer e insigne intelectual que fue Doris Gibson. No lo hice como fotógrafo. Todavía no sabía nada de estas artes, que después me encandilaron. Pasé a formar parte de la sección publicitaria. Coordinaba avisos publicitarios, publirreportajes y otros documentos de este tipo, con las agencias especializadas de la época.
En ese tiempo, Laco era el fotógrafo principal de la publicación. Al año siguiente de ingresado, comenzó a gustarme…
Hacia 1954 aprendí fotografía y pasé un buen tiempo trabajando en el laboratorio. Realmente me encantó. Pero antes terminé la secundaria. El paso siguiente fue convertirme en fotógrafo...
¿Cómo fueron tus primeros años de reportero gráfico?
-Encantadores. Hice muchos trabajos en esos primeros años. Tal es así que mi trayectoria en esa época se centraba básicamente en estudiar a las personas que iba a fotografiar. Me quedaba mirando sus gestos. Los más característicos del entrevistado. Evitando la improvisación. El disparo era pensado, planificado. No al azar. Ni a la cantidad indiscriminada de vistas. Yo me quedaba allí casi estático, observando. De vez en cuando tomaba una fotografía. Hasta que captaba un gesto que, evidentemente, me parecía original; y sobre todo, noticioso. Allí si que era implacable y salían a raudales, fotos de fotos.
-¿Prado fue de tu predilección?
-No tanto como eso. Era, definitivamente, un político con características propias. Lo seguí mucho tiempo. Otras fotografías que marcaron época, de acuerdo a la opinión de los entendidos, fueron las de este personaje vestido impecablemente de frac y tongo con numerosísimas condecoraciones en el pecho cuando ingresó a juramentar como Presidente de la República…
-¿Con qué máquina tomaste estas fotografías?
-Con una Rolleiflex de origen alemán que en aquel entonces tenía muchas posibilidades creativas y eran muy populares por su efectividad durante los 50 y los 60, con muy precisos. Volviendo a lo de Prado, me di cuenta, por esa época, que tenía cierta propensión de hacer este tipo de fotografías. Fue por eso que mis colegas comenzaron a comentar de buen talante que yo era el fotógrafo de los personajes o algunas otras cosas por el estilo. Me decían 'Veneno'. Les agradezco a ellos la distinción y no me molesta en absoluto.
Otra de sus magníficas fotos de portada.
- ¿Puedes hablarnos de Caretas de esa época?
-La dirigían dos figuras del periodismo nacional. Doris Gibson Parra del Riego y Francisco Igartua Rovira. Desafortunadamente, ambos ya fallecieron. Posteriormente asumió la dirección Enrique Zileri Gibson, con genialidad destacable e indiscutible. Ahora en el timón principal está Marco Zileri de cualidades periodísticas, a quien prácticamente he visto crecer. Caretas era casi como mi casa. Prácticamente casi vivía allí, sin exageración. Cuando la dictadura de Odria, las papas quemaban. Había una censura tremebunda. Eso evidentemente era malo. Los problemas a la orden del día y por supuesto que las amenazas de los cierres eran constantes. La redacción estaba en Camaná 615, la Calle de la Pelota, y la oficina principal en el tercer piso del edificio de la entonces Compañía de Seguros "La Nacional".
-¿Cómo calificarías a Odría?
-Obviamente que como un dictador que precisamente no se caracterizaba por su honradez ni nada que se le parezca. Me acuerdo que era de poco hablar pero si de mucho ordenar por lo bajo con su Director de Gobierno, Alejandro Esparza Zañartu, el 'Cayo Mierda' de la novela de Vargas Llosa 'Conversación en la Catedral'.
¿Qué tipo de vistas tomas para destacar?
-Podría decirse que me inclino por lo que podría llamarse la fotografía psicológica. La que expresa a las claras las actitudes, gestos y sentires de la persona que tenemos al frente. Si está triste, si está alegre, si tiene un fastidio. Si esta eufórico. Cuando lo consigo, me siento realizado.
Con Manuel Vilca, otro fotógrafo de polendas, y sus célebres portadas.
-¿Puede decir que retratas con 'fuerza humana'?
-Trato de hacerlo. He retratado personajes durante muchos años. Me fui a vivir en Estados Unidos y Puerto Rico, haciendo lo mismo Los políticos han sido de mi predilección. Por ejemplo el ex Presidente Velasco en muchas oportunidades. Viaje al lado de él en sus giras por el país. Personaje duro con sonrisa sardónica que muchas veces mostraba su mal genio. Pero también alegre, sobre todo con el pisco en la mano y el cigarrillo negro fumando.
-¿De qué otros personajes te acuerdas?
-Evidentemente que de Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador del Apra a quien seguí años de años. Le hice una gran cantidad de fotografías que lo retrataron de cuerpo entero. En su casa de Villa Mercedes, en el local partidario de Alfonso Ugarte. En los mítines y concentraciones populares. Como anécdota recuerdo que cumpliendo una comisión diferente que nada tenía que ver con la política, me encontré con Víctor Raúl en la playa de Santa Maria en ropa de baño. Acompañado de sus partidarios, sobre todo jóvenes. Las fotografías salieron en seguidilla.
-¿Qué me puedes decir de Fernando Belaunde Terry?
-Un señor de señores. Le he tomado muchísimas fotografías que infinidad de veces se coinvirtieron en carátulas de "Caretas". Por mi lente paso el Belaunde candidato, el Presidente, el exiliado, el retirado en sus cuarteles de invierno después de ejercer por segunda vez el gobierno. En Estados Unidos. Viajando por el Perú. En fin, en innumerables oportunidades.
-¿Algún recuerdo especial?
-Si, recordando a Belaunde, en Puerto Rico, lo entrevisté cuando fue invitado a dictar charlas en la Universidad y estaba acompañado de su esposa Violeta Correa. La nota salió en "Caretas", publicación de la cual era corresponsal. Debo indicar que viví muchos años en ese país. Salí del Perú en uno de los cierres obligatorios de Caretas por acción nefasta de la dictadura. Antes residí un buen tiempo en Estados Unidos, donde mis cuatro hijos se educaron. Ahora ellos viven allá. Pasé a Puerto Rico y fui gerente de una empresa de fotografía que se dedicaba sobre todo a tomar vistas de los bebes, los niños y la familia.
-Cuéntanos más de tus actividades como reportero gráfico.
-No hay actividad de la vida que no la haya cubierto en mi calidad de reportero. El arte y los artistas fue una necesidad de muchos años. He fotografiado a casi todas las señoritas Perú. Por supuesto que a Gladys Zender que consiguió el título de Miss Universo en 1957. Mary Ann Sarmiento que después se casó con Rafael Graña, en un matrimonio muy sonado socialmente.
-¿Alguna faceta de fotógrafo que te olvidas?
-A ver. Muchos años hice las fotografías de sociales. Las vistas de la sección de Ellos & Ellas de "Caretas", de hace muchos años, son- en su mayoría- tomadas por mí. Matrimonio habido y por haber de la sociedad limeña de aquel entonces, ha sido captado por mi.
-¿Otras fuentes periodísticas tuyas?
-El Congreso de la República donde iba diariamente. Sin exageración, no hay parlamentario de 1954 a 1968 que no haya fotografiado.
¿Cómo les fue a los fotógrafos de Caretas en las dictaduras?
-Mal, muy mal. No solo a nosotros. Si no a todos los que trabajábamos en la publicación. Nos perseguían a mansalva y sobre todo, con las clausuras del medio, nos dejaban sin trabajo. Fui el que tomó la foto cuando un esbirro de la PIP, mandado por los abusivos del Ministerio del Interior, abrió violentamente a patadas la puerta principal de Caretas, rompiéndola y con la cabeza hacia abajo trató de abrir la chapa. Allí yo lo esperaba con la cámara lista. Cuando se vino encima la policía y me quitó la cámara, yo ya había guardado a buen recaudo el rollo con las vistas tomadas.
¿Una definición del reporterismo gráfico del Perú de aquel entonces?
En aquellos tiempos no había la cantidad de periódicos que ahora existen. Pero si había una calidad innegable. Los reporteros gráficos eran todos de primera.
¿Cuál es el mejor reporterismo gráfico: el actual o el de los tiempos pasados?
-Había muy buenos antes y hoy también los hay. La diferencia estriba en los adelantos y la tecnología. Hay que tener en cuenta que nosotros no teníamos las facilidades de carácter tecnológico para cumplir con la labor. Los muchachos de ahora, sí.
¿Hay algún secreto para tomar fotografías periodísticas?
-Por supuesto que sí. El cerebro y por ende el pensamiento.
-¿Cómo te ha ido con el futbol?
-También pasó el deporte por mi lente, aunque no tan seguido como la política. (…) He fotografiado a muchos de los seleccionados peruanos. Desde los más destacados hasta los mediocres que, efectivamente, dan pena.
¿Algunos recuerdos o añoranzas?
-Quiero destacar la camaradería que reinó cuando ejercí continuamente el reporterismo gráfico. En el duro trabajo, inclusive laborando sábados y domingos y estando siempre en carrera contra el tiempo y con mucha presión, había siempre oportunidad de charlar y dialogar con los colegas en los cafés del centro de Lima…
-Hay una modernidad muy grande e impresionante, ¿Dónde queda el talento del reportero gráfico?
-El talento humano nunca desaparece. Le dan facilidades grandes, pero más puede la inteligencia que no la tiene la máquina con sus perfecciones. El ángulo lo busca el fotógrafo. No lo puede hacer el aparato. La forma del retrato lo da el ser humano. Ahora que tiene facilidades, si. Al máximo. Pero sin él nada se hace. El cerebro del fotógrafo es algo que nunca se puede cambiar.
¿Hiciste periodismo en Centroamérica?
Claro que sí. El periodismo por esos países es magnífico. Trabajé en el periódico Nuevo Día en San Juan de Puerto Rico. Fantástica época.
Hablando de políticos, desde el punto de vista humano, ¿cúal de ellos te impresionó más?
Sin duda, Fernando Belaunde por su don de gentes y la forma fraternal como trataba a sus interlocutores. A su entorno. A los reporteros y a los periodistas. Un tipo con un campo muy abierto desde el punto de vista humano.
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