lunes, 13 de noviembre de 2017

Piqueo semanal

¿Y ahora?

De un momento a otro el santo varón llamado Alan García (AG) se convirtió en émulo del 'mejor alcalde del mundo' y se volvió mudo. Después de las declaraciones de Marcelo Odebrecht, CEO de la firma corruptora empresa brasileña que lleva su apellido, el autoproclamado incorruptible líder de la estrella –y también sus más conspicuos seguidores y defensores de oficio- silenciaron sus celulares y sus twitter dejaron de funcionar. Acostumbrados como estábamos a sus permanentes e insistentes aclaraciones de que las siglas AG no se referían a él, ahora hizo mutis cuando don Marcelo confirmó lo que se sospechaba.

Es gato

Sin embargo, después de pensarlo mucho reapareció el lunes para cambiar de estrategia y ahora afirmar que en esa anotación "no se refiere a ninguna coima" (sic). Claro, pues papacho, cómo pretende hacernos creer que la no mención de esa palabra significa que no se trata de un cohecho, es decir, un soborno, para ser precisos. Tiene pico ancho, patas con membranas, dice "¡cuac! ¡cuac!", pero no es pato, aunque también cague como tal. La cosa es que ahora sí tiene motivos para preocuparse y ponerse a temblar y ya no mostrarse tan seguro y arrogante como hasta ahora. No dudamos que se aferrará a esa tesis, mismo Jalisco que nunca pierde (o no le gusta perder).

AG y Keiko preocupados por lo dicho por M. Odebrecht.

Absurdo

Los fujimoristas –y en una nueva coincidencia, también ha hecho lo propio san Alan- insisten ahora en que se hagan públicas las declaraciones de Marcelo Odebrecht ante la comisión de fiscales que lo entrevistó en Brasil. Por ser "de interés nacional", argumentan. Claro, pues, quieren saber cómo se llevan a cabo y hasta dónde han avanzado las investigaciones en torno al caso de lavado de dinero, a fin de preparar por anticipado su defensa ante una eventual acusación contra la agrupación política que encabeza su frustrada presidenta de la República, Keiko Fujimori y la gente de su entorno. Bien saben, pero lo dejan de lado atendiendo sus oscuros intereses, que las investigaciones tienen carácter reservado y mal harían los fiscales en revelar el fruto de sus investigaciones preliminares.

Antirreglamentarios

Es más, los congresistas fujimoristas pretenden que la Fiscalía les haga conocer en sesión pública lo revelado por Odebrecht, dejando de lado lo dispuesto por el propio Reglamento del Congreso de la República, cuyo tercer párrafo del inciso c) de su artículo 88.º señala expresamente que "las sesiones de las comisiones son reservadas". El levantamiento de la reserva solo procede, añade, "cuando la materia de su indagación o sus deliberaciones no incluyan aspectos que afectan a la intimidad, honra o dignidad personal de los sujetos pasivos de la investigación o de sus familias". Más claro ni el agua. ¿No es acaso que toda investigación sobre un delito tan grave como el lavado de dinero, afecta de una u otra forma la dignidad de los investigados, aunque al final de compruebe su total inocencia? ¿Es necesario que todo el país conozca en detalle las investigaciones que se realizan contra ciertas personas, lo que se prestaría para toda suerte de especulaciones, alimentar el morbo popular y servir de insumo al periodismo especulativo y denigrante que se practica en nuestro país?

Hamilton Castro: otro fiscal en la mira del fujimorismo.

Rabo de paja

Conocida la versión de Odebrecht hubo dos reacciones: la primera fue de los congresistas naranjas que armaron el escándalo en el hemiciclo del Congreso celebrando que el CEO brasileño había declarado que no conocía personalmente a su mantenida lideresa. Cuidadito con esas celebraciones anticipadas. No hay que limpiarse el c… antes de c… La segunda reacción fue de la propia reina del fujimorismo, al amenazar al diario El Comercio (ojo: el diario La República también publicó la misma versión) por informar que el empresario brasileño habría afirmado que su empresa sí financió su campaña prelectoral del 2011. En ningún momento habría dicho que el 'aumento' de 500 mil dólares consignado en su agenda le fueron entregados a ella. ¿Por qué, entonces, se apresura a negar algo que nadie ha dicho? ¿A qué tanto brinco si el suelo está parejo? De lo que sí estamos seguros es que ella no se atrevería a bailar el festejo 'El alcatraz', luciendo su colita de papel…

Intermediario

El temor de los fujimoristas es que se pudiese llegar a conocer que los aportes (más el 'aumento' de 500 mil verdes) se hubiesen hecho a través de las cuentas de su asesor y financista de campaña, Joaquín Ramírez. De ahí su intención de tirarse abajo al fiscal de la Nación. Esa es su venganza y el cargamontón que se hace contra este. Por eso también la nueva acusación constitucional por haber nombrado al fiscal Hamilton Castro para investigar los pagos de coimas por intermedio de las empresas peruanas vinculadas a Odebrecht. Lamentable que a esta nueva acusación se haya sumado (¿inocente, o estúpidamente?) la bancada del Frente Amplio. Sus oscuras razones también deben tener.

Incalificable

El último exabrupto del fujimorismo: ahora pretenden que la Comisión de Ética (?) Parlamentaria investigue a las congresistas Marisa Glave e Indira Huilca, de la bancada de Nuevo Perú, por promover en las redes sociales el hashtag #PerúPaís deVioladores. A la pita que los partió. Ahora resulta que hasta las opiniones de los congresistas opuestos a FP van a ser sancionados por opinar en contra de la violencia que se ejerce contra las mujeres. Si a ellos le sumamos la opinión de la innombrable expresidenta de la Comisión de la Mujer, solo nos cabe pensar que eso de censurar la violencia contra el género femenino es solo un eslogan de campaña y nada más. ¿Hasta cuándo tenemos que soportar a estos señores?

Aquí lo dejamos. Por ahora.

M. Glave e I. Huilca: censuradas.

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