lunes, 13 de noviembre de 2017

La primera abogada peruana

Miguelina Aurora Acosta Cárdenas

Fue la primera abogada peruana, una Ferviente activista de los derechos femeninos, precursora en la lucha por un salario justo para las mujeres, y decidida luchadora en defensa de la clase obrera; integrante de la Asociación ProIndígena y codirectora del semanario La Crítica que abordaba temas relativos al movimiento de los derechos de la mujer en el mundo y los derechos de indígenas y obreros.

De esa forma podemos sintetizar la vida profesional de Miguelina Aurora Acosta Cárdenas*, la primera mujer peruana en graduarse de abogada en los claustros de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1920 y que dedicó sus pocos años de vida a luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y trabajadores de toda condición, sin discriminaciones.

Miguelina Aurora nació en Loreto el 23 de noviembre de 1887, hija de un cauchero acaudalo, lo que le permitió viajar desde temprana edad y estudiar en Francia, Suiza y Alemania. Ello le abrió su perspectiva del mundo y le permitió acceder a ideas progresistas.

A su retorno de Europa, imbuida ya de las nuevas ideas libertarias, fundó el Colegio de Señoritas de su ciudad natal y el primer centro de educación inicial.
Una vez en Lima, y tras superar algunos obstáculos iniciales, dadas las limitaciones impuestas a la mujeres para acceder a estudios superiores, logró ingresar a la universidad decana de América, donde cursó estudios en la Facultad de Letras, y después en la de Jurisprudencia y Ciencias Políticas, hasta graduarse en 1920 con la tesis 'Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica social de la mujer'.

No le fue fácil, pues tuvo que sobrellevar los típicos desplantes masculinos que sufrían las mujeres de la época al acceder a estudios universitarios. Obtuvo el doctorado con la tesis 'Reformas necesarias del Código Civil Común Peruano tendientes a hacer efectiva la igualdad civil y jurídica del hombre y la mujer'.

Tras egresar instaló un estudio, desde el cual se dedicó a apoyar causas obreras y femeninas. Presidió la Federación de Universitarias Peruanas que conectaba a jóvenes estudiantes con instituciones femeninas nacionales y extranjeras, y proponía el acceso general de las mujeres a la educación secundaria y el incremento de organizaciones femeninas obreras, para lo cual propuso un plan de extensión universitaria y la organización de comisiones de enseñanza y propaganda.

Formó parte de la Asociación Proindígena, fundada por Pedro Zulen y Dora Mayer, que defendía los intereses sociales de la raza autóctona peruana. Con Mayer dirigió el semanario La Crítica entre 1917 y 1919, que tocaba temas de los que la prensa de la época no se ocupaba.

Fue secretaria de la asociación feminista Evolución Femenina, participó también en la sección femenina de La Liga Agraria y de su anexo El Bazar Nacional, y fue socia honoraria de la sociedad Labor Feminista. Fue seguidora de las ideas anarquistas debido a su ideario de justicia ya que ese movimiento reconocía la importancia de la participación femenina en la transformación social.

Presidió el Comité Femenino Proabaratamiento de las Subsistencias, constituido por obreras, comerciantes y amas de casa que exigían frenar el precio de productos de necesidad básica, y respaldó la huelga obrera declarada en Lima y Callao del 27 de mayo al 5 de junio de 1919. En esa opotunidad, muchos manifestantes fueron perseguidos y encarcelados varios dirigentes, se destruyeron propiedades como estudios e imprentas. Miguelina demostró su gran valentía participando en esta lucha social por los derechos de los trabajadores. 

También participó en 1924 en la Conferencia Panamericana de Mujeres en Lima; integró la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad en el Perú; y se dedicó a dictar clases a mujeres en las escuelas de capacitación obrera, convencida de que la educación era el instrumento para una sociedad más equitativa.

Además, y abogó por que la instrucción fuera laica y racionalista, instaba a las mujeres a asistir a las universidades para que adquiriesen una cultura integral; disertaba sobre el respeto a la mujer en la esfera doméstica y pública, se oponía a que las mujeres fueran tuteladas y defendió el derecho al trabajo y un salario justo para las mujeres.

Fue docente en la Universidad Popular González, y colaboró en El Obrero Textil y el Amauta en 1920.

Era una mujer de gran personalidad y tuvo una discrepancia con algunos textos de José Carlos Mariátegui sobre la región Loreto, a la que mencionó en el capítulo Regionalismo y Centralismo en los 7 ensayos de la interpretación de la realidad peruana. Al decir: "La montaña, sociológica y económicamente, carece aún de significación". Miguelina le indicó la importancia del caucho en la economía nacional y su significado en el país, y lo instó a tomara en cuenta la sociología de la población de la amazonía. Esto llevó a Mariátegui a realizar algunas precisiones en su obra, que aparecen en un pie de página de la citada obra.
Miguelina Acosta falleció el 26 de octubre de 1933 en Lima, a los 35 años de edad.

* Siguió los pasos de la cusqueña María Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, la primera mujer en cursar estudios universitarios en Perú y Sudamérica, la primera jurista del continente y gran luchadora social, que rechazó el título de abogado que le ofreció el gobierno de Nicolás de Piérola, en solidaridad con las mujeres que estaban impedidas de realizar estudios superiores.

(Ver 'La primera jurista peruana' publicado el 10 de junio de 2017 en esta misma página. N. del E.)

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