En el confesionario
Un anciano italiano se dirigió a su párroco y le preguntó si podía confesarse.
- Por supuesto, hijo mío -dijo el cura.
- Bueno, padre, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, una hermosa mujer llamó a mi puerta y me pidió que la escondiera de los alemanes, así que la escondí en mi ático y nunca la encontraron.
- Es una cosa maravillosa, hijo mío, eso no es algo que tengas que confesar para arrepentirte -dijo el sacerdote.
- Es peor, padre, tuve un momento de debilidad y le pedí que pagara por el refugio del ático con favores sexuales y ella aceptó -continuó el anciano.
- Bueno, fue un momento muy difícil de la historia y te arriesgaste mucho; habríais sufrido terriblemente a manos de los alemanes si te hubieran encontrado escondiendo a esa mujer. Sé que Dios, en su sabiduría y misericordia, equilibrará el bien y el mal y juzgará amablemente -dijo el sacerdote.
- Gracias, padre. Eso es una carga que libero de mi mente. ¿Puedo hacer otra pregunta? -dijo el anciano.
- Por supuesto, hijo mío -dijo el cura.
El anciano preguntó: ¿Debo decirle que la guerra ha terminado?
Yerno vengativo
Un ladrón entra a un banco, apunta con su arma al cajero y exige que le de todo el dinero.
Una vez con el botín, se da la vuelta hacia uno de los clientes y le pregunta:
- ¿Usted me vio robar?
- Si, pero de refilón…
El ladrón le pega un tiro en la cabeza.
Se dirige a otra persona que había al lado:
- ¿Y usted, me vio robar?
- No, la verdad es que apenas vi poco...
El ladrón le pega dos tiros en la cabeza.
Se da vuelta hacia una familia que estaba parada a su lado y pregunta:
- ¿Y usted, me vio robar?
El hombre le contesta:
- Yo no vi nada... pero mi suegra sí, la vi grabándote con el móvil.
Chanchada
Había una vez un hombre que tenía una fábrica de salchichas. Un buen día decidió mostrarle a su arrogante hijo la fábrica. Pero por más que intentaba impresionar a su hijo, este se burlaba de cualquier cosa. Se acercaron al corazón de la fábrica, donde el padre pensó: "¡Esto leo va a impresionar!"
Le mostró a su hijo una máquina, y le dijo: "Hijo, este es el corazón de la fábrica, en esta máquina podemos meter un cerdo y salen embutidos directamente."
El hijo, burlándose abiertamente, dijo: "Sí, pero ¿tienes una máquina donde puedas meter una salchicha y que salga un cerdo?"
El furioso padre pensó y dijo: "Sí hijo, lo llamamos tu madre."
El Doble De Einstein
Albert Einstein estaba de gira dando charlas, pero al poco tiempo se encontraba ansioso por volver a su trabajo de laboratorio. Una noche, mientras conducían a otra gala, Einstein mencionó a su chofer (un hombre que se parecía en cierto modo a Einstein) que estaba cansado de hablar en público.
- Tengo una idea, jefe -dijo su chofer. Te he oído pronunciar este discurso tantas veces, que apuesto a que podría darlo por ti.
Einstein se rió en voz alta y dijo: "¿Por qué no?"
Cuando llegaron a la cena, Einstein se puso la gorra y la chaqueta del chofer y se sentó al fondo de la habitación. El chofer dio una hermosa interpretación del discurso de Einstein e incluso contestó algunas preguntas con habilidad.
Entonces un profesor supremamente pomposo hizo una pregunta extremadamente esotérica sobre la formación de la antimateria, divagando aquí y allá para que todos en la audiencia supieran que no era tonto.
El chofer, sin perder el ritmo, miró con fijeza al profesor y dijo: "Señor, la respuesta a esa pregunta es tan simple que dejaré que mi chofer, que está sentado en la parte de atrás de esta sala, la responda por mí."
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