Las sufragistas inglesas –Suffragettes- Annie Kenney y Christabel Pankhurst portando un cartel reivindicativo del sufragio femenino. De.: marchas sufragistas em Londres y EE. UU.
Fue en gran Bretaña donde se realizó el primer debate sobre el sufragio femenino el 3 de agosto de 1832 cuando el Parlamento británico atendió la petición de la activista Mary Smith, de Standford. Ella alegó que si pagaba los mismos impuestos y estaba sujeta a las mismas leyes que cualquier hombre, debía tener el mismo derecho a elaborarlas, mediante la elección de representantes y a aplicarlas en los tribunales de justicia.
Demasiado, sin duda, para sir Frederick Trench. El honorable diputado señaló que, si se establecían jurados paritarios, hombres y mujeres se verían forzados a situaciones dudosamente morales como estar encerrados toda una noche deliberando. Cuando se le replicó que: "Es bien sabido que el honorable y galante diputado suele pasar noches enteras en compañía de damas sin que ocurra nada indigno", Trench no contestó más que: "Sí. Pero nunca estamos encerrados".
Los asistentes rieron, y así se cerró el primer debate sobre el sufragio femenino de la historia de Gran Bretaña.
La petición de Mary Smith para poder votar se discutió en el marco de la reforma electoral británica aprobada en 1832. En la imagen, la Cámara de los Comunes en 1834. Der.: Millicent Fawcett, fundadora de la NUWSS, principal organización sufragista.
En aquellos tiempos, el movimiento feminista estaba en pañales, a las mujeres se les negaba los derechos civiles y políticos que los hombres disfrutaban. Solo las mujeres solteras y viudas gozaban de más libertades que las casadas, ya que ellas no podían tener propiedades, redactar testamentos, ni obtener la custodia de sus hijos y estaban sujetas a grandes restricciones.
Inglaterra y el resto del mundo occidental estaban en épocas de cambios económicos, políticos y sociales. En 1830 las feministas aún eran pocas, pero treinta años después este movimiento había ganado fuerza y tenían como causa esencial la concesión del voto.
En 1867, una nueva ley electoral hizo que las mujeres se animaran a participar de las elecciones, debido a que cambiaron la palabra males (varones) por men (hombres), que se podría interpretar como un término que engloba a ambos sexos. Lily Maxwell, fue la primera mujer que acudió a su colegio a votar, pero meses después se aclaró que la ley se refería solo a los varones.
La Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio Femenino (NUWSS en inglés), fue creada en 1897 por las diferentes organizaciones sufragistas, de la mano de Millicent Fawcett. Los primeros miembros, empezaron a ganar a los representantes políticos haciendo mítines en las calles.
En muchas de las concentraciones, las mujeres eran recibidas con una lluvia de insultos, de objetos y hasta de golpes. Una de las afectadas fue, Charlotte Despard quien a pesar de que un huevo le había caído en plena cara, siguió con su discurso. Muchas de ellas recibían comentarios sexuales, ya que eran consideradas prostitutas.
Manifestación de sufragistas en la ciudad de Nueva York, en 1913 y en 1915.
En 1903, Emmeline Pankhurst creó la Unión Sociopolítica de Mujeres (WSPU) para luchar con más efectividad por la conquista del voto. Ella consideraba que para alcanzar su objetivo la organización debía funcionar como un ejército.
La WSPU desarrollo tácticas militantes que tenían resonancia en la prensa, empezaron a interrumpir los mítines de otros partidos, intentar ingresar al Parlamento y encadenarse en las casas de los miembros del gobierno. En 1908, la gran manifestación de Hyde Park congregó a más de 500,000 personas, lo que sorprendió al diario The Times.
La estrategia del gobierno tuvo éxito en la opinión pública, ya que desaprobó los cristales rotos y las bombas, maniobras que usaban las feministas para lograr que el Estado hiciera caso a su pedido. La Gran Guerra interrumpió todas las actividades de la WSPU, de esta manera no se sabe qué hubiera pasado si las manifestaciones hubieran seguido.
El hombre que aprobó el voto. El primer ministro Lloyd George, junto a las obreras de una fábrica de municiones en Manchester, en febrero de 1918; a su derecha aparece la líder sufragista Flora Drummond, de la WSPU.
La lucha por el sufragio a las mujeres por fin obtuvo logros: en 1918 se aprobó la ley que concedía el voto a las mujeres mayores de 30 años. Las campañas continuaron, hasta que diez años después, en julio de 1928 se equiparó el voto femenino al de los hombres. Charlotte Despard, con 84 años, declaró: "Jamás pensé que vería la concesión del voto. Pero cuando un sueño se hace realidad, hay que ir por el siguiente."
El movimiento internacional por la reivindicación del derecho al sufragio femenino fue alentado y desarrollado por las mujeres sufragistas. Era un movimiento reformista social, económico y político que promovía la extensión del derecho a votar a las mujeres, abogando inicialmente por el «sufragio igual» (abolición de la diferencia de capacidad de votación por género) en lugar del actual «sufragio universal» (abolición de la discriminación debida principalmente a la raza), ya que este último, en los comienzos de la reivindicación del sufragio femenino, fue considerado demasiado revolucionario.
Las sufragistas eran miembros de diferentes asociaciones con el mismo objetivo, pero usando diferentes tácticas; por ejemplo, las sufragistas británicas se caracterizaban por un tipo de defensa más combativa. Algunas sufragistas destacadas fueron Emily Davison, Emmeline Pankhurst y Carmen Karrentre otras.
En octubre de 1906, varias militantes de la WSPU fueron arrestadas mientras protestaban en la Casa de los Comunes. Der.:
La policía de Manchester arresta a una sufragista durante una protesta en la calle, hacia 1905. La joven detenida viste la toga que acredita su condición universitaria.
En 1904 Carrie Chapman Catt, Millicent Fawcett y otras feministas fundaron en Berlín la Alianza Internacional de Mujeres que reivindicaba el sufragio femenino. En otros países el sufragio femenino se logró desde las instituciones del Estado mediante leyes que fueron impulsadas directamente por mujeres en la política, como el caso de España con Clara Campoamor, Argentina con Alicia Moreau de Justo y Eva Duarte de Perón, y en México con Elvia Carrillo Puerto.
Los principales objetivos del movimiento feminista siguieron y siguen siendo los mismos: la incorporación de la mujer al trabajo durante la Primera Guerra Mundial, derecho de voto, la mejora de la educación, la capacitación profesional y la apertura de nuevos horizontes laborales, la equiparación de sexos en la familia como medio de evitar la subordinación de la mujer y la doble moral sexual. La gran novedad vino de la amplia movilización colectiva que supo dirigir el movimiento sufragista en determinados países.
Movimiento feminista peruano
La mujer peruana estuvo marginada de las elecciones por el peso de una sociedad machista y conservadora. Hubo núcleos aislados de mujeres que pedían el voto femenino, encabezados por María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Zoila Aurora Cáceres, Elvira García y García y la poeta Magda Portal, entre otras, que planteaban el voto universal, sin restricciones.
El tema se tocó en la Asamblea Constituyente de 1931, donde los conservadores se oponían a conceder un derecho a la mujer más allá de sus tareas de casa u oficios menores, y los socialistas proponían el voto irrestricto de la mujer.
Larga fue la lucha de las mujeres por sus derechos, pese a los antisufragistas (derecha).
Como epílogo de esa larga lucha emprendida, se impuso el 'voto progresivo', que permitía que votaran en elecciones municipales "hasta que se educaran electoralmente" para participar en las generales.
El derecho a voto de las mujeres y por ende la categoría de ciudadanas, fue otorgado mediante la ley 12391, promulgada el 7 de septiembre 1955 por Manuel Odría, pero solo a las mayores de 21 años y a las casadas mayores de 18, que supieran leer y escribir.
El 17 de junio de 1956 se rubricó una larga lucha de reivindicación femenina en nuestro país. Ese día la mujer peruana participó por primera vez en elecciones generales,
Fueron marginadas las iletradas, por lo que la participación femenina fue parcial. Era alto el porcentaje de analfabetismo debido a lo relegadas que estuvieron de la educación en el país.
En 1979, una nueva ley incorporó a los iletrados a la población electoral y con ello se elevó la participación femenina en los sufragios.
El Perú fue el penúltimo país de América Latina (antes de Paraguay) en aceptar a la mujer como ser con capacidad de sufragar. Ecuador fue el primer país de Latinoamérica en aprobar el voto femenino en 1929, seguido de Brasil y Uruguay en 1932.
El primer país que otorgó el voto a la mujer fue Nueva Zelanda (1893), y Canadá el primero en aplicarlo en América (1919).
Mucho antes, en 1869 las mujeres norteamericanas del Estado de Wyoming lograron por primera vez su derecho al voto, pero solo para las mujeres de las capas medias y capacitadas económicamente.
Mujeres en Buenos Aires frente al Congreso Nacional por la ley de voto femenino, 1948. Der.: En Éibar, primera vez que la mujer pudo votar por primera vez, y en el resto de España lo hicieron en las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933.
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