Muchos deben recordar la película 'La pasión de Cristo', filmada en el 2004 y dirigida por Mel Gibson, en la que por primera vez se mostraba realistamente y con toda crudeza los sufrimientos de Jesús de Nazaret, lo que llamó a escándalo a algunos sectores, quizás por desconocimiento de la historia.
La cosa no debiera llamar a escándalo si se recuerda que en una iglesia de Córdoba, en España, se muestra la imagen del Cristo muerto en la cruz, una talla en madera policromada, de tamaño natural, que refleja fielmente el tormento que padeció Jesús antes y durante su muerte, conforme está grabado en la Síndone (Sábana Santa o Santo Sudario) de Turín, la reliquia más importante y más estudiada del cristianismo.
No hay otro igual en el mundo y tiene todo el aval de la comunidad científica que colaboró con el autor en su confección con mucho rigor.
La imagen fue hecha por el profesor Juan Manuel Miñarro López, director del Departamento de Escultura de la Universidad de Sevilla, y se conserva en la basílica menor del Juramento de San Rafael de Córdoba.
Iniciada en 2007, fue terminada y bendecida el 13 de marzo de 2010 por el obispo cordobés José Asenjo Pelegrina, y fue sacada en procesión por primera vez el jueves previo a la Semana Santa de 2011.
La obra, conocida como Cristo Sindónico, reproduce exactamente las heridas reflejadas en el manto de Turín, y para su ejecución se realizó un profundo estudio interdisciplinario, a fin de conseguir que la imagen fuera lo más realista posible.
Así, entre otros detalles, la imagen refleja el aspecto de un fallecido una hora antes, con el vientre inflamado; arena –traída exprofeso desde Tierra Santa- incrustada en las heridas de las rodillas, fruto de las tres caídas que sufrió Jesús en su camino al Calvario; y la transposición de las manchas de sangre, que aparecen en la Sábana Santa, con exactitud matemática.
Los clavos están incrustrados en las muñecas, tal como se piensa que los romanos hacían en las crucifixiones. A consecuencia de esto, los pulgares están doblados hacia las palmas; la sangre que mana de las heridas es la producida antes y después del fallecimiento; el sinfín de heridas, hematomas y cortes en el cuerpo reflejan en toda su crudeza las marcas producidas por el flagrum taxillatum, látigo con bolas de plomo con que los romanos flagelaban a los condenados.
En esa época, los condenados a la crucifixión eran flagelados habitualmente en el trayecto que había entre el lugar donde se dictaba la sentencia y el del suplicio. No fue, pues, un castigo exclusivo aplicado a Jesús de Nazaret.
En la flagelación de los condenados los romanos utilizaba el flagrum taxillatum, que se componía de un mango corto de madera, al que estaban fijos tres correas de cuero de 50 cm, cuyas puntas tenían dos bolas de plomo alargadas.
La flagelación en sí no fue un castigo exclusivo para Jesús. Lo mandaba la ley. En su caso fue raro que se llevara a cabo en una dependencia del tribunal. Esto solo se hacía cuando la flagelación era sustituida por la pena capital. La de Jesús no fue la legal que precedía a toda ejecución y constituyó un castigo especial.
El cartel sobre la cruz (titulus crucis o inri), gesto despectivo hacia quien se proclamaba rey de los judíos, está en latín, griego y arameo, y contiene faltas de ortografía, pues se supone que fue escrito por soldados no letrados, lo que se refleja en la imagen.
Los elementos externos a la información de la Síndone, como la corona de espinas y la forma de la cruz se han realizado teniendo en cuenta investigaciones avanzadas sobre el tema. Para la corona se trenzaron ramas de azufaifo (zizyphus jujuba), traídas de Palestina, y testimonian que era un tormento brutal.
Iconográficamente, se trata de una imagen sin subpedáneo (pequeño apoyo en la cruz para los pies que presentan otras tallas). Además de ser más exacto médica e históricamente, coincide con las heridas que presenta el Hombre de la Síndone. Este y otros detalles hacen que esta talla sea sobrecogedora.
Las heridas que refleja concuerdan con los datos históricos sobre la crucifixión, sin que haya sido posible determinar cómo pudieron quedar reflejadas en el lienzo sagrado.
Para representar la sangre se hizo un estudio hematológico que llama la atención de los profesionales de la Medicina. Se descartó la pintura al óleo y elaboró compuestos de metacrilato líquido y pigmentos en suspensión, que permiten diferenciar la sangre vertida en vida y la sangre post mortem, especialmente la de la llaga del costado, en la que se separan suero y contenido hemático, como dice el Evangelio: de la herida manó sangre y agua.
El Cristo Sindónico no es solo la plasmación exacta de los martirios a que fue sometido el Señor, sino que representa, a la vez, el permanente recuerdo de su resurrección gracias a la presencia directa de las huellas de la Sábana Santa.
Los clásicos latinos refieren que la flagelación dejaba al reo irreconocible en su aspecto y sangrando por todo el cuerpo, como lo muestran las imágenes de la película 'La pasión de Cristo' y como ha quedado plasmada en la talla del Cristo Sindónico de Córdova.
Así quedó Jesús.
Publicado, en dos partes, en el diario oficial El Peruano el jueves 29 y viernes 30.04.18
No hay comentarios:
Publicar un comentario