Piezas de arenisca decoradas, como estelas, dinteles y otros elementos que rodeaban las puertas, han sido descubiertas en la necrópolis de Sedeinga, en el norte de Sudán, "proporcionando magníficos ejemplos de arte funerario meroítico", según reveló el lunes el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia, que dirige las excavaciones en el sitio arqueológico de Sedeinga junto con la Sorbonne Université.
Los arqueólogos sacan a la luz restos de pirámides hechas con ladrillos.
Los espléndidos hallazgos realizados recientemente arrojan luz sobre la fascinante civilización meroítica, que nació del intercambio cultural entre Egipto y África negra, que sigue caracterizando a Sudán.
Hallazgo de la estela de Ataquelula, descubierta en noviembre de 2017 en la necrópolis de Sedeinga. Data del siglo II d. C. y erigida en recuerdo de una mujer de la alta sociedad de Sedeinga y de los prestigiosos miembros de su familia.
Los objetos funerarios hallados representan la colección más grande de textos meroíticos, el lenguaje más antiguo del África negra, escrito con unos caracteres que adoptaron del Antiguo Egipto.
Excavación de una estela con el nombre de la Dama Maliwarase.
La necrópolis de Sedeinga abarca más de 25 hectáreas e incluye al menos 80 pirámides de ladrillos y más de 100 tumbas que datan de los reinos de Napata y Meroe, del siglo VII a. C. al siglo IV d. C.
Los arqueólogos sacan a la luz restos de pirámides hechas con ladrillos.
Los pigmentos originales, principalmente el azul, se han conservado en una estela que estaba tumbada cuando fue hallada. Otro hallazgo excepcional: el dintel de una capilla en el que aparece representada Maat, la diosa egipcia del orden, la igualdad y la paz. Se trata de la primera representación existente de esta diosa con sus características africanas.
Dintel de una capilla funeraria. Las cuatro líneas de texto describen a su propietaria, la dama Adatalabe.
Durante la campaña de excavaciones a fines de 2017, los investigadores descubrieron, además, una estela con el nombre de la dama Maliwarase, que describe su parentesco con los notables de Nubia, al norte del reino de Meroe; era la hermana de dos grandes sacerdotes de Amón y uno de sus hijos ejercía de gobernador de Faras, importante ciudad de la Baja Nubia.
1) Fotografía aérea de las excavaciones arqueológicas en diciembre de 2017. 2) La antropóloga Agathe Chen junto a diferentes restos óseos de la necrópolis de Sedeinga.
Los arqueólogos también han excavado un dintel con cuatro líneas de texto inscritas que describe a la propietaria del sepulcro, otra gran dama, llamada Adatalabe. En la sociedad meroítica, las mujeres encarnaban el prestigio de la familia, que se transmitía a las generaciones posteriores.
Pirámides del Sector II del sitio arqueológico de Sedeinga. Der.: Mesa de ofrendas de Malitabelito.
Las pirámides de Meroe persisten arruinadas y solitarias entre las dunas rojizas del desierto sudanés, al norte de Jartum. En la imagen tomada en abril se distingue una pirámide decapitada, erigida por los antiguos reyes nubios, conocidos como los 'faraones negros' por tener la tez de este color.
En el s. VIII a. C. consiguieron destronar a los poderosos faraones egipcios y fundaron la dinastía XXV, pero finalmente fueron expulsados a Nubia, su región de origen, donde se hicieron enterrar según la costumbre egipcia. Las pirámides de Sudán superan en número a las de Egipto, aunque son más pequeñas y su estado es ruinoso. Pero se puede pasear entre ellas en soledad, rememorando a los desconocidos faraones kushitas, quienes gobernaron en época de egipcios, griegos y romanos.
Fuente: National Geographic
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