La mujer perfecta
Juan, un hombre exitoso de muy buena apariencia, decidió que era su derecho de nacimiento casarse con una mujer perfecta e igualmente hermosa para que pudieran tener descendencia igualmente hermosa. Para lograr su objetivo, Juan salió a explorar el mundo y buscar a la mujer que cumpliría con sus altos estándares y con la que podría pasar el resto de su vida.
Después de muchos meses de búsqueda en cada continente, Juan llegó a una pequeña granja en Suiza y le pidió quedarse allí a los granjeros locales. El agricultor viudo llevó amablemente a Juan a casa y le presentó a sus tres hijas.
Cuando entraron en la habitación, Juan quedó asombrado por la belleza... cada una de las tres hijas del granjero era extraordinariamente bella, y Juan decidió que una de ellas sería su futura esposa.
Por la noche le contó al granjero sus planes, y el feliz padre estuvo de acuerdo en que Juan iría a una cita con cada una de sus hijas para elegir la que más le gustara.
Después de conocer a su primera hija, Juan se acercó a su padre y le dijo: "Es realmente hermosa, pero tiene los dedos ligeramente torcidos, apenas perceptible… no es para mí".
El padre solo negó con la cabeza, y la noche siguiente Juan salió con su segunda hija. Cuando regresaron, él le dijo a su padre: "Es realmente hermosa, pero tiene un ojo vago apenas perceptible, por lo que no es para mí".
La tercera noche, Juan salió con la tercera hija, y cuando regresó le dijo al padre: "¡Es perfecta, es lo que estaba buscando y voy a casarme con ella de inmediato!"
La boda se planeó rápidamente, y unos meses más tarde, nació el tan esperado primogénito de Juan. El nuevo padre entró en la habitación del hospital esperando ver a su descendencia bella y perfecta y se sorprendió al ver que su hijo era peludo, feo y no se parecía en nada a él.
"¿Cómo puede ser?" le dijo a su suegro, que estaba junto a él, "¡su madre y yo somos muy hermosos!"
"Bueno", respondió el suegro, "mi hija es hermosa, pero cuando la escogiste estaba un poco embarazada, apenas perceptible..."
La sabiduría del rey Salomón
Durante el reinado del rey Salomón, había un joven apuesto y exitoso que era buscado por todas las jovencitas del reino. Este joven era consciente de sus ventajas y se aprovechaba de las chicas y les prometía a cada una de ellas el mundo entero. Si bien la mayoría de las mujeres sabían que no podía confiar en él, dos mujeres jóvenes tomaron sus palabras en serio y anunciaron a su familia que se iban a casar con el hombre más exitoso y bello del reino.
Los rumores sobre el matrimonio se extendieron y las dos madres de las jóvenes escucharon que alguien más se casaría con el hombre tan deseado, y comenzaron a discutir sobre el destino y el futuro de sus hijas. Después de no resolver la disputa, las dos madres decidieron ir al rey Salomón, el hombre más sabio, y pedirle que decidiera cuál de sus hijas se casaría con el joven.
Llevaron al joven a la corte e hicieron sus reclamos al sabio rey. Salomón los escuchó con paciencia, y cuando terminaron, ordenó: "Tráiganme la espada más grande del palacio, partiré al hombre en dos, y cada mujer recibirá la mitad de él."
La primera madre se mostró bastante indiferente y dijo: "Tráiganle la espada."
La otra madre, que se sorprendió por la orden, gritó: "Su majestad, elimine la orden, no casaré a mi hija con el joven, ¡pero no derrame su sangre!"
El Rey Salomón miró a las dos mujeres con una gran sonrisa y dijo:"¡La hija de la primera madre se casará con el joven!"
El confuso secretario de la corte se volvió hacia Salomón y le dijo: "Mi sabio rey, ¿no está confundido? ¡La primera madre estaba dispuesta a partir a ese joven en dos!"
"¡Muy cierto!", respondió el rey Salomón respondió: "¡Esto prueba que ella es digna de ser su verdadera suegra!"
La Gran Subasta...
Un día, un hombre fue a una subasta y comenzó a ofertar por un loro que realmente quería llevarse a su casa. Eran tantas sus ganas, que el hombre siguió ofertando. Sin embargo, siempre había alguien salía con una mejor oferta, que cada vez se hacía más alta. Finalmente, por un precio muchísimo más superior al que había planeado, el hombre terminó quedándose con el loro.
Mientras pagaba por el animal, el hombre le dijo al subastador: "Espero que este loro pueda hablar. Me enojaría mucho saber que pagué tanto dinero por un loro que ni siquiera sabe hablar."
"No se preocupe," dijo el subastador, "puede hablar perfectamente, ¿Quién cree que fue el que ofertó en contra suyo?"
Enigma Médico
Una pareja de ancianos programó un turno para su control médico anual el mismo día de manera que pudieran viajar juntos hacia el centro de salud. Luego de examinarlo, el doctor le dice al hombre: "Todo indica que tu salud es óptima, ¿tienes alguna inquietud que quisiera charlar conmigo?"
"Si, me gustaría preguntarle algo", dijo el hombre. "Después de tener sexo con mi esposa la primera vez, me agarra mucho calor y empiezo a sudar, pero cuando tenemos sexo por segunda vez, usualmente siento mucho frío."
"Esto es muy interesante…" respondió el doctor, "déjame investigar un poco sobre el tema y te volveré a contactar en cuanto tenga novedades."
Ahora es el turno de la mujer. Luego de examinarla, el doctor le dice: "Parece que todo está bien, ¿Tiene alguna inquietud que quisiera charlar conmigo?"
La mujer dijo que no tenía ninguna pregunta o inquietud. Entonces el doctor le dice: "Su marido tenía una inquietud bastante inusual. El asegura que luego de tener relaciones con usted la primera vez siente mucho calor, pero luego de la segunda vez siente frío…¿Tiene idea a que se debe esto?"
"Oh, ese viejo tonto…", contestó la mujer. "Eso es porque la primera vez es en enero y la segunda en julio."
Mujer colaboradora
Un policía detiene a un coche en la carretera y se suscita la siguiente conversación:
"¿Cuál es el problema, oficial?"
"Iba por lo menos a 100 km/h y el límite es de 80."
"¡No oficial! Yo sólo iba a 70"
La esposa interrumpe: "Vamos, Ricardo, ibas a 110."
El señor mira fulminantemente a su mujer.
"También lo voy a multar por la direccional que tiene rota."
"¿Direccional rota?, no me había dado cuenta, oficial."
"Vamos, Ricardo, desde hace semanas que lo sabes."
El señor vuelve a mirar furioso a su mujer.
"Y se merece otra multa por no traer el cinturón de seguridad."
"Pero oficial, apenas me lo quité cuando usted me detuvo."
"Vamos, Ricardo, tú nunca te pones el cinturón."
El señor le dice a su esposa:
"¡Ya cierra el pico!"
Entonces el oficial le dice a la señora:
"Oiga, ¿su marido siempre le habla en ese tono?"
"No, solo cuando está borracho."
Qué profesión elegir
Un pastor que vivía en el campo tenía un hijo a quien le estaba llegando la hora de decidir que profesión seguir. Como tantos otros jóvenes, el chico no tenía muy claro que es lo que quería hacer de su vida y eso no parecía preocuparlo mucho.
Un día, cuando el joven estaba en la escuela, su padre decidió realizar un experimento. Para ello, se dirigió al cuarto de su hijo y puso sobre su escritorio cuatro objetos: una Biblia, un billete de 10 dólares, una botella de whisky y una revista de Playboy.
El pastor planeaba esconderse detrás de la puerta, para ver que objetos elegiría el niño cuando llegara de la escuela. "Si elige la biblia, será pastor como yo… ¡Qué alegría me daría! Si elige el billete, será un hombre de negocios, lo cual no estaría mal. Pero si elige la botella será un borracho, ¡qué vergüenza me daría! Lo peor de todo es que si elige la revista, será un mujeriego", pensaba el hombre mientras esperaba que su hijo regresara.
El hombre esperaba hasta que finalmente escuchó los pasos de su hijo subiendo las escaleras.
Cuando el joven llegó a su habitación, dejó los libros en la cama y al darse vuelta observó que en su escritorio había cuatro objetos que no eran suyos. Lleno de curiosidad se acercó a inspeccionarlos.
Finalmente, el joven tomó la biblia y la puso debajo de su brazo. Luego agarró el billete y lo puso en su billetera y, por último, destapó la botella y tomó unos cuantos tragos mientras miraba la chica del mes.
"Dios mío, ten piedad", dijo el pastor indignado, "mi hijo será congresista."
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