Severos y sendos llamados de atención a los peruanos
El Santo Padre hablo claro y directo. ¿Le harán caso nuestras autoridades?
"Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes."
"La Amazonía es tierra disputada desde varios frentes: por una parte el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales…"
El papa Francisco fue claro y preciso, como debe ser el guiador espiritual de la humanidad, más aun si es el representante de Jesús en la Tierra y el encargado de velar por los desposeídos de nuestro planeta, sea cual fuere su religión, sexo o ideología. Lo que le importa es el ser humano, como criatura que somos del Supremo Creados.
Es que cuando se trata de señalar la verdad, levantar el dedo acusador y llamar severamente la atención de quienes atentan contra el prójimo, en busca de su provecho personal, sin importarles las consecuencias, el San Padre ha demostrado una vez más que no tiene pelos en la lengua.
Lo dicho fue parte del primer mensaje que dirigió desde Madre de Dios al mundo entero, en particular a todos y cada uno de los peruanos, con énfasis en las autoridades y en los poderosos que se creen dueños de los destinos de los demás.
"He querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar juntos en el corazón de la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, defensa de la tierra y defensa de las culturas", dijo Francisco a los miles de nativos de la Amazonía que utilizaron todos los medios disponibles de movilización a su alcance para estar a su lado, denunciar las injusticias de que son víctimas y escuchar su mensaje.
Yésica Patiachi clamó por su pueblo al papa Francisco.
Ahí estaba Yésica Patiachi, representante de la etnia harakbut, para denunciar ante el Papa y el mundo:
"Los nativos de la Amazonía somos los supervivientes de muchas crueldades e injusticias, nuestros hermanos indígenas sufren por la explotación de nuestros recursos naturales (…) Le pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestro territorio de distintas formas. Si logran quitarnos nuestras tierras, podremos desaparecer."
"Queremos que nuestros hijos estudien, pero no queremos que la escuela borre nuestras tradiciones, nuestras lenguas; no queremos olvidarnos de nuestra sabiduría ancestral."
Estas patéticas palabras, que no merecen mayor comentario, fueron respondidas por el Vicario de Cristo, con estas palabras:
"Tengo esperanza en ustedes, en el corazón de tantas personas que quieren una vida bendecida. Han venido a buscarla aquí, a una de las explosiones de vida más exuberantes del planeta. Amen esta tierra, siéntanla suya, huélanla, escúchenla, maravíllense de ella. Enamórense de esta tierra Madre de Dios, comprométanse y cuídenla."
"Es necesario alzar la voz a la presión que hacen sobre ciertos países para que promuevan políticas de reproducción esterilizantes… No son tierra de nadie. Y es algo que hay que decirlo con fuerza: no son tierra de nadie. Esta tierra tiene nombres, tiene rostros, los tiene a ustedes…"
Dijo más:
"No se puede naturalizar la violencia hacia las mujeres sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer… Escuchen a sus abuelos, valoren sus tradiciones, no frenen su curiosidad. Busquen sus raíces y, a la vez, abran los ojos a lo novedoso."
"He venido para visitarlos y escucharlos, para unirnos a sus desafíos.."
Ya en Lima, y desde el patio principal de Palacio de Gobierno, el Papa fue también enfático en denunciar otra lacra que contamina a nuestros gobiernos: la corrupción. Estas fueron sus palabras:
"Trabajar unidos para defender la esperanza exige estar muy atentos a esa otra forma, muchas veces sutil, de degradación ambiental que contamina progresivamente todo el entramado vital: la corrupción."
"Cuánto mal hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese virus social… un fenómeno que lo ha infectado todo; es dañino para los pueblos de América Latina y la democracia, pero sobre todo para los pobres. Lo que se haga para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones y ayudas. Esta lucha nos compete a todos… Nadie puede estar ajeno a este proceso. La corrupción es evitable y exige el compromiso de todos."
"La lucha contra la corrupción nos compete a todos."
Y fue directo a las autoridades de todas las instancias del Gobierno y en todos los ámbitos público, privado y social: "Quienes ocupan algún cargo de responsabilidad deben empeñarse para que el Perú sea un espacio de esperanza y oportunidad, pero para todos, no para unos pocos… Y así forjar un Perú que tenga espacio para todas las sangres, en el que pueda realizarse la promesa de vida peruana", dijo recordando a nuestro escritor José María Arguedas y al historiador Jorge Basadre.
Más claro, ni el agua.
La pregunta final es: ¿Habrán escuchado estas palabras lo que dirigen los destinos de nuestro sufrido país, o se harán los sordos como siempre?
Por nuestra parte, solo queremos agradecer al Santo Padre por su visita a nuestro país y dejarnos su mensaje de fe, de paz y de esperanza por un futuro mejor.
Gracias, papa Francisco.
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