domingo, 21 de enero de 2018

El cerdo en la fundación de Lima

Lima fue fundada el 18 de enero de 1535 en el valle del mismo nombre dominado por el cacique Taulichusco y se la llamó Ciudad de los Reyes en honor de los reyes de España, según el acta redactada por Domingo de la Presa, "escribano de su magestad".

El lugar fue elegido por Ruy Díaz, Juan Tello y Alonso Martín de don Benito, enviados por Pizarro, que tenían experiencia por haber participado en anteriores fundaciones.

                                            

El valle fue elegido después de desecharse a Jauja como sede de nuestra futura capital.

Ello, en atención a la preocupación principal de los españoles de establecerse en lugares aptos para la crianza de puercos y donde hubiera leña necesaria para cocerlos; pues, según los historiadores, 'puerco y pan casabe' fueron la base de la conquista.

En el acta del Cabildo celebrado en Jauja el 24 de noviembre de 1534, se consigna el acuerdo adoptado por los conquistadores de cambiar de sede, entre otras razones, por ser aquella ciudad "fría y de muchas nieves y falta de leña (...) En ella ni en sus términos ni en ninguna parte de la sierra se puede criar puercos, yeguas ni aves por razón de las muchas frialdades y esterilidad de la tierra".

Por eso, cuando Pizarro comisionó a sus soldados, les recomendó: "...y por que la leña parece que es la más necesaria (…), por la falta que hay en esta parte della, mucho os encargo que la busquéis, y os informéis de los caciques por donde anduviérais".

La respuesta de los enviados satisfizo al fundador de Lima: la comarca era muy buena, con tierra fértil y apta para sementeras; tenía abundante agua y, sobre todo, harta leña.

Es de presumir, pues las crónicas no lo dicen, que al término del ritual de la fundación de Lima, los españoles celebraran el acontecimiento con una comilona especial. Pero, ¿en qué habría consistido ese banquete?

Recordemos que los expedicionarios iban precedidos por piaras de cerdos, y cargaban aceite, vino, harinas, garbanzos, habas, y otros productos. De ahí que la carne de chancho asada habría presidido la mesa.

                                                                     

De a pocos, los españoles aprenderían a degustar la comida de los indios. Se adaptaron primero al maíz y algunos frutos, y después a la carne de llama y las legumbres nativas. Transcurrieron muchos años antes de que se adaptaran al trigo, a la carne de oveja y otros productos locales.

Recién a partir del 17 de diciembre de 1548 empezó a beneficiarse ganado vacuno -traído por los mismos españoles. En 1662 se implantó el primer rastro (matadero) en Santa Ana, a orillas del río Rímac.

El puerco encontró clima apropiado y se reprodujo rápidamente, formando la verdadera base económica de la conquista; y de él se decía que "era grande la cantidad que se consumía respecto del excesivo gasto que hay de manteca, que en esta tierra, por costumbre antigua, suple la penuria de aceite".

El historiador José M. Valega ('El Virreinato del Perú', Lima, 1939) recuerda que el economista Emilio Romero afirmó: "Sin el cerdo, la conquista habría sido, si no imposible, difícil". Increíble, pero cierto.

 Publicado en el diario oficial El Peruano el domingo 21.01.2017

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