Lamentable y preocupante la situación de nuestros hermanos venezolanos frente a la crítica situación económica por la que atraviesa su país, pese a ser uno de los principales productores de petróleo del mundo y recibir ingentes cantidades de dólares por su exportación. Todo por obra y gracia de la dictadura impuesta por el fallecido Hugo Chávez y continuada por su sucesor Nicolás Maduro.
Producción en caída
La situación económica se ha vuelto insostenible en los últimos años. Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a partir de informaciones suministradas por el régimen de Nicolás Maduro, en octubre último se produjo la mayor caída en la producción de crudo de 2017. Se extrajeron 1'955,000 barriles diarios, un descenso de 130,000 barriles solamente en un mes y de 361,000 en un año. La cifra explica en buena medida las complicaciones que atraviesa la economía local, pues el petróleo aporta el 96 % de las divisas.
Las consecuencias de la 'revolución bolivariana'.
De mal en peor
Esta caída en barrena (en picada) obedece a tres factores: la desinversión, las distorsiones cambiarias y la impericia gerencia de los que llevan las riendas de la estatal PDVSA. La cifra de producción podría ser menor incluso si se atiende a los números de la Agencia Internacional de Energía, que calcula la producción petrolera venezolana en 1'863,000 barriles por día. (Comparativamente, recordemos que los Emiratos Árabes Unidos, el décimo país productor mundial de crudo produce 2'800,000 barriles por día, y es uno de los países más ricos del mundo, sustentados en una economía liberal y abierta con un elevado ingreso per cápita y un considerable superávit comercial anual. El país está dentro de los primeros 5 países en el mundo en cuanto a ingreso per cápita.)
Anverso de la medalla
Lo anterior no tendría mayor significancia si no tomáramos en cuenta que a finales de los años noventa, en los tiempos de la denostada apertura petrolera, PDVSA llegó a producir 3.2 millones de barriles de crudo al día. Pero luego del paro de la industria entre 2002 y 2003, que buscaba la renuncia del entonces presidente Hugo Chávez, y que, al fracasar, culminó con el despido de unos 20,000 trabajadores, la competitividad de PDVSA disminuyó. Y sigue disminuyendo.
Repetición de la historia
La reelección 'democrática' de Maduro es casi un hecho. La historia repetiría lo hecho por otros dictadores de diferentes partes del mundo, que gobernaron (y gobiernan) desde hace décadas reelegidos sucesivamente en elecciones 'democráticas' con escandalosos votos a favor superiores al 90 % del total. Recordemos, por ejemplo, el caso de Robert Mugabe, que presidió Zimbabue desde 1980, fue reelegido siete veces y defenestrado en noviembre de 2017, al cabo de 40 años en el poder y a los 93 años de edad. Y el caso de Bashar Háfez al-Ásad, actual presidente de Siria, que gobierna desde julio del 2000. Fue reelegido en mayo de 2007, con un 97.62 % de votos a favor, y nuevamente el 3 de junio de 2014, con una votación similar.
Robert Mugabe Bashar Háfez al-Ásad: dos ejemplos para Maduro.
Otros casos
Recordemos solo tres casos más: en Turkmenistán su presidente, Gurbangulí Berdimujamédov, fue elegido presidente en 2007, con el 89.23 % de los votos; en 2012 fue vuelto a elegir con 97 % de los votos, y el 12 de febrero de 2017, fue reelegido para un tercer mandato consecutivo al lograr el 97.69 % de los votos. En Camerún, Paul Biya fue reelecto en 2017 con un 77.9 %, con lo que ha añadido siete años más a los 29 que ya lleva como presidente desde noviembre de 1082, tras ser reelecto en 1997, 2004 y 2011. No se queda atrás el anciano y enfermo Abdelaziz Bouteflika (80), que gobierna la República Democrática Popular de Argelia, desde abril de 1999. En abril de 2004 fue reelegido con un 85 % de votos; en 2009 ganó su tercer mandato con el 90.24 %, y en 2014, actualmente en silla de ruedas, ganó el cuarto mandato con el 81.53 % de los votos. En todos esos países la mayoría de sus pobladores vive en la miseria y son víctimas de todo tipo de crímenes. Igual que en Venezuela.
Malos ejemplos: Berdimujamédov, Biya y Bouteflika
El espejo llanero
Similares porcentajes han de producirse en los resultados de las adelantadas elecciones de abril. La respuesta está en que en Venezuela el voto no constituye una obligación de los ciudadanos, es más bien un derecho. Esto significa, sencillamente, que quienes acudan a las urnas -todos los que apoyan a la 'revolución bolivariana', claro está- votarán a favor del único candidato y los resultados serán similares a los obtenidos por olos dictadores que hemos citado. Eso busca Maduro, y así lo confirmará su Consejo Nacional Electoral (CNE).
Una ANC hecha a la medida de Maduro.
Jarana en solitario
No habrá, pues, candidato opositor ni votantes que lo respalden, gracias a que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) decidió adelantar en nueve meses las elecciones previstas para diciembre, sin darle tiempo a la oposición para armar cualquier candidatura opositora. Máxime si, a ello se suma la decisión del CNE de excluir del proceso a la Mesa de Unidad Democrática (MUD), una coalición de partidos opositores al oficialismo. El pretexto: está prohibida la doble militancia.
Prohibiciones
Más aún: las cabezas visibles de la oposición no pueden postular: Enrique Capriles está inhabilitado; Leopoldo López, está con arresto domiciliario; Antonio Ledezma, está exiliado en España; y Freddy Guevara, exalcalde de Caracas, asilado en la embajada de Chile. Los que quedan no han mostrado ningún interés en correr la misma suerte. Ergo, Maduro puede cantar como nuestra Esther Granados: "Solito me jaraneo."
Impedidos: Capriles, López, Guevara y Ledezma.
Discrepancias
Si a ello se suma la crisis de credibilidad y divisiones internas que sufre la opositora MUD, entre otros motivos, por haber participado algunos de sus integrantes en las pasadas elecciones para alcaldes y gobernadores, pese a la decisión mayoritaria de abstenerse de presentar candidatos a ambos procesos. A Maduro poco le interesa que el Consejo de la Unión Europea haya sancionado a 7 de los más altos funcionarios de su administración, y la prohibición de su ingreso a esa comunidad de naciones. Menos le importará que esta decida expulsar a los embajadores venezolanos de sus respectivos países, pues para el dictador llanero la culpa de todo la tiene el gobierno de Estados Unidos.
Contraproducente
Precisamente, las sanciones económicas impuestas o por imponer a la dictadura de Maduro no hacen, o no harán, otra cosa que favorecerlo, pues al final de cuentas la cúpula que lo rodea no se verá afectada porque tiene la mamadera del Estado para vivir cómodamente, mientras que la perjudicada sería finalmente la mayoría de la población, y además le permitiría al dictador acusar de las deficiencias de su gobierno al gobierno de Donald Trump.
Escalofriantes imágenes: "Por culpa del imperialismo."
Desesperación
Hoy Venezuela es un país, prácticamente, en ruinas. Todas las plagas han caído sobre ella. Las que más conmueven recientemente: el hambre y la violencia estatal. Impacta ver escenas de venezolanops escarbando en la basura para ver si encuentran algo de comer; o a un vendedor de plátanos rodeado por una turba que busca quitárselos; a mujeres embarazadas, muertas en medio de tiroteos que estallan contra gente que busca comida, o a decenas de personas asaltando a los camiones que se detienen frente a un semáforo.
El hambre conduce a estas situaciones.
Hambre y violencia
Según el exministro del Interior, Carlos Basombrío, Venezuela, además, se ha vuelto un país donde la vida no vale nada. La delincuencia llega a niveles inusitados. Hoy por hoy el país llanero tiene la tasa de homicidios más alta de América Latina. En el 2017 esta llegó a 89 por cada 100,000 habitantes (en el Perú fue de 7 por cada 100,000). De los 26,000 homicidios que se registró el año pasado, más de 5,000 se atribuyen a la fuerzas de seguridad.
Antivenezolanos
Por nuestra parte, nos indigna la opinión de algunos grupos de peruanos que se oponen a la inmigración de ciudadanos venezolanos que han llegado a nuestro país huyendo de la terrible situación económica por la que atraviesa la tierra del joropo. Qué fácil olvidamos que hace algunas décadas, cuando Venezuela era uno de los países latinoamericanos con mejores niveles de vida, miles de peruanos emigraron a ese país y fueron acogidos con los brazos abiertos. Hoy que la tortilla se ha volteado, nos corresponde acogerlos de la misma forma, aunque sea por un gesto de humanidad.
Venezolanos se buscan la vida en Lima.
Xenófobos
Más lamentable y penosa la posición de algunos grupos de peruanos que se oponen a la inmigración de venezolanos que huyen de la crisis y buscan rehacer sus vidas en nuestro país. Lamentable también que cuenten con el apoyo de algunos congresistas, que se dicen de izquierda, y que han propuesto, entre otras acciones, 'poner filtros' al ingreso de esos inmigrantes. Vergüenza debiera darles, pero tratándose de congresistas que solo piensan en sí mismos, no nos extraña su posición.
Aquí lo dejamos. Por ahora.