La Quinta Heeren
En pleno corazón de Barrios Altos una joya de la arquitectura limeña se resiste a desaparecer. Es la Quinta Heeren, ubicada en la cuadra 12 del jirón Junín un conjunto de emblemáticas casonas de estilo europeo que entre 1890 y 1930 fue sede de las embajadas de Japón, Estados Unidos, Francia, Bélgica y Alemania, y actualmente forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad
Fue construida en 1880 por el ingeniero alemán Óscar Augusto Heeren en un área de 36 mil metros cuadrados, dimensión comparada a la de un estadio. Frente a su plazuela enrejada, estuvo el primer zoológico y la primera cancha de tenis de Lima y una laguna artificial donde había cisnes.
La entrada principal de la Quinta Heeren.
En la actualidad, las mascotas de casa son perros y gatos. Sin embargo, en los inicios de la década de los cuarenta, los habitantes de la Quinta Heeren en Barrios Altos, tenía un cóndor como mascota. Se le conocía como 'La Pochola' y llegó a ser muy popular ente el vecindario.
'La Pochola' era un cóndor hembra que en la década de los cuarenta se convirtió en la mascota favorita de los habitantes del lugar. Murió tras ser atropellada por un tranvía, pero gracias a su popularidad, sus dueños decidieron disecarla y exhibirla en el lugar.
En el fondo se aprecia el mirador de la quinta. 'La Pochola' disecada.
La residencia está conformada por una plazuela, calles estrechas, jardines adornados con jarrones y esculturas Se estima que en la quinta vivieron cerca de 300 familias. Actualmente se encuentra deshabitada y clama por restauración. Este patrimonio nacional es propiedad de la familia Pardo Escandón, descendientes del ex presidente peruano José Pardo y Barreda.
Las visitas regulares a la Quinta Heeren se coordinan a través de la página de Facebook 'Quinta Heeren'. Algunos domingos la caminata incluye un buffet y show criollo. El costo es de 60 soles y dura aproximadamente 5 horas. Estas actividades permiten a los dueños continuar con las labores de restauración de este histórico lugar.
La quinta fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Un hecho que cambió la vida apacible de sus moradores fue el suicido del empresario japonés Seiguma Kitsutani, quien preocupado por las cuentas que adeudaba se hizo el 'harakiri', una modalidad de suicidio muy usada por los antiguos guerreros samurai.
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