Triste espectáculo
Muy pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar, en una sola noche y de una sola tanda, sin pausa ni concierto, insultos a grito pelado, acusaciones sin sustento, estupideces alto calibre, atentados contra la honra, sin distinción de sexo ni edad; diatribas de todo calibre; todo en un marco de soberbia, bravuconada y matonería propia de los Barracones del Callao, gracias a la bendita inmunidad de la que gozan los autores de tantas sandeces. Se dicen 'legisladores' (¡pobre Congreso!) pero se comportaron (y comportan) como matones, insultando a diestra y siniestra, disparando contra todo el mundo, como mono metralleta en mano. Si no vieron el debate en torno a la cuestión de confianza que planteó el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, los felicitamos: se han salvado de amagarse la noche.
Cuestión de confianza rechazada.
Apocalípticos…
De los cuestionamientos e insultos, que inicialmente estuvieron dirigidas contra la ministra de Educación, Marilú Martens, no se salvó ninguno de los ministros del gabinete Zavala. A todos y cada uno les cayó su chiquita, ya sea porque las carreteras están en mal estado; la educación es un desastre y no se hecho nada al respecto; los hospitales están desatendidos; las mujeres están indefensas y expuestas a feminicidios; la inseguridad ciudadana aumenta cada día; los discapacitados no tienen a quién recurrir; la cultura está olvidada; no se previó el fenómeno de 'El Niño'; no se ha tomado medidas contra el 'friaje', se negocia bajo la mesa… todo es malo, nada se ha hecho por mejorar la situación. En síntesis, el Perú es desastre, no hay gobierno, vamos a la deriva. Todo esto, según la óptica de los congresistas naranjas.
… y soberbios
Como siempre, en esta suerte de disparar de todo contra todos destacaron los impresentables 'padres de la Patria' (la Patria quizás desee estar huérfana) como Becerril, Alcorta, Salgado, Salaverry (que habla llorando), Beteta (vinculada al narcotráfico), Chacón (sentenciada por lavado de activos), y otros que no nombramos para no seguir ofendiendo a nuestros lectores. Todos daban muestras de un entusiasmo digno de mejores causas. Y haciendo gala de la soberbia que los caracteriza. "¡No tenemos miedo a que cierren el Congreso!... ¡Volveremos con cien congresistas naranjas porque tenemos el calor popular!", alardeaban a gritos. Como si el actual Congreso gozara de mejor aprobación que el Gobierno mismo.
Nueva muestra de soberbia y prepotencia.
Como ayer
El debate dio la oportunidad para conocer a los 'mudos' de la mayoría opositora, que nunca intervienen cuando se debate un proyecto de ley, porque no tienen que decir; ni siquiera saben dónde están parados. No referimos a Carlos Gonzales Ardiles, Liliana Takayama, Dalmiro Palomino Ortiz, Israel Lazo Julca, Eloy Ventura Ángel (¿los conocen o han oído hablar de ellos?), y otros más. Pero no expresaron pensamientos propios ni hablaban por sí mismos. Se limitaron a leer escritos que, estamos seguros, no fueron elaborados por ellos. Nos hizo recordar el Parlamento fujimorista en el que sus representantes se limitaban a leer los escritos que se les entregaba en sendos sobres de manila en plena sesión. Eran discursos elaborados en las oficinas del SIN.
Argumentos falaces
A falta de argumentos y para demostrar que "no somos obstruccionistas" repetían a cada rato y le refregaban en la cara al Ejecutivo la monserga de que, gracias a ellos, el Gobierno recibió un voto de confianza, se aprobó el presupuesto público y se le delegó facultades para legislar, para concluir que la culpa de todo lo que estaba ocurriendo era culpa del Gobierno, por pretender 'pechar al Congreso'. Ellos eran las víctimas. Pobrecitos. Olvidaban que por culpa del Congreso, del fujimorismo diremos mejor, dos ministros fueron obligados a renunciar y se pretendía censurar a dos ministros de Educación en menos de un año. Eso no se cuenta.
Acertada versión de 'Heduardo'
Inigualables
Francamente, el debate que comentamos nos hizo confirmar la pobreza mental de quienes han sido elegidos para representarnos a en el Congreso (vía la estúpida decisión de una mayoría de peruanos que no aprende de la historia). Cómo no invadirnos la nostalgia por los debates que, en casos similares, se suscitaban en el Parlamento a mediados del siglo pasado, en las que se daba clases de docencia política y se cuestionaba o criticaba al opositor con altura y elegancia, además de un buen uso del lenguaje, cosa que los actuales representantes están a millones de años luz de distancia.
El gran perdedor
Nos preguntamos ¿quién ha ganado con todo este desbarajuste que el pueblo peruano observa impotente y sin ser tomado en cuenta? Por lo pronto, el presidente Kuczynski se ha visto obligado a posponer su viaje a Estados Unidos, donde iba a analizar la inclusión del Perú en el Consejo de Seguridad de la ONU, nada menos; y al Vaticano, para invitar al papa Francisco a visitar nuestro país. Esto da un pésimo mensaje al mundo. Sobre todo a los inversionistas extranjeros que difícilmente arriesgarían a colocar su plata en un país con problemas de gobernabilidad y con sus principales poderes enfrentados. Lo irónico es que ambos bandos (oficialismo y oposición) proclaman que actúan en defensa del pueblo peruano.
Obstruccionismo latente
Las amenazas naranjas no cesan. Ahora el presidente del Congreso, y máximo representante parlamentario del fujimorismo, ha anunciado que su bancada no respaldará (ergo, no dará su voto de confianza) a un nuevo gabinete que esté conformado por algunos de los actuales ministros a los que les ha negado su confianza. Ahora resulta que los naranjas quieren decidir a quién nombra y a quién no el presidente PPK. Cuántas veces se lo tendremos que recordar a los desmemoriados de la oposición: Keiko Fujimori perdió las elecciones presidenciales, ella NO gobierna, los fujimoristas NO deciden quién debe ser ministro ni quién no. Esta es potestad del Presidente de la República, NO del Congreso.
Nuevo 'intérprete auténtico'.
Nueva 'intérpretación'
También, y recordando viejos tiempos, el 'señor' Galarreta ha hecho una nueva 'interpretación auténtica' de la Constitución al afirmar que esta negativa de dar su confianza al gabinete Zavala no puede ser tomada como una primera crisis, de las dos que exige la Constitución para disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones parlamentarias. Según el aureolado 'intérprete' una cosa es un 'voto' de confianza y otra una 'cuestión' de confianza. Lo dijo un constitucionalista: los fujimoristas no quieren conocer que han gastado una de las dos 'balas de plata' que tiene el Congreso para disparar contra el Ejecutivo, y en consecuencia, pueden volver a tirarse abajo a un nuevo gabinete y aquí no pasó nada. Bueno, si ellos lo dicen. El asunto tiene para nuevas y verdaderas interpretaciones de los constitucionalistas y, finalmente, del Tribunal Constitucional, si fuera el caso.
Aquí lo dejamos. Por ahora.
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