domingo, 10 de septiembre de 2017

Primer Clásico Alianza-‘U’

La tarde de los bastones

 

Alianza Lima está celebrando el título del campeonato apertura obtenido después de once años de espera. Buena es la oportunidad para recordar el primer clásico que jugó frente a su eterno rival, Universitario de Deportes, la tarde del domingo 23 de septiembre de 1928, hace la friolera de 89 años, y que se recuerda como 'la tarde los bastones'. Leamos el porqué.

            Ese día el Estadio Nacional, con graderías de madera obsequiado tres años antes por la colonia británica, alberga a 25 mil gargantas  que esperan ansiosas el inicio del partido, dicen que del siglo, que definirá a quién corresponde la corona del Campeonato de Selección y Competencia de 1928.

            Por primera vez están frente a frente los morenos de La Victoria y los Barrios Altos, y los blanquiñosos de Pueblo Libre y Miraflores. Y por el título de campeón, nada menos.

            Los negros victorianos han esperado nueve años el momento de ver nuevamente campeones a los 'íntimos' de sus amores, después del título obtenido en el campeonato de la Liga de Fútbol en 1919, entonces como Sport Alianza.

            Alianza Lima es un equipo formado por jóvenes empedernidamente divertidos, amantes de la bohemia, desordenados pero juntos en las buenas y en las malas, amigos íntimos como ningún otro grupo humano, que empeñan medallas y trofeos para salir de jarana, y ocupan el primer puesto del Campeonato de Selección y Competencia, invictos e invencibles.

            Tienen 9 puntos, tras haber vencido sucesivamente al Atlético Chalaco, Progreso y Círcolo Sportivo Italiano. Hoy, necesitan solo un empate para campeonar.

            La Federación Universitaria de Deportes es un equipo de calidad que ha logrado que la Federación de Fútbol, presidida por Claudio Martínez, en un acto sin precedentes, la invite a participar en el Campeonato, sin condiciones. Así llega a la primera sin haber competido por el ascenso como los demás y pretende convertirse en el primer equipo que campeona en su primer año en la división de honor. Tiene 7 puntos, y necesita ganar dos veces al puntero.

'Kochoy' Sarmiento frente a Mario de las Casas.

            La hinchada de los chicos malos de La Victoria ocupan la tribuna de segunda; y en la tribuna de primera se entremezclan y confunden decanos, catedráticos y futuros médicos, ingenieros y abogados; testas coronadas con bombines, hongos y borsalinos, levitas y chalecos con leontinas de oro y de plata, escarpines y bastones, que esta tarde serán usados como armas de ataque y defensa.

            En Alianza Lima alinean: Eugenio Segalá en el arco; Juan Rostaing y Alberto 'doctor' Soria, en la defensa; Julio 'Loco' Quintana, Domingo García y Filomeno García, en la media. Jorge 'Kochoy' Sarmiento, Juan 'Gato' Bulnes, Alejandro 'Manguera' Villanueva, capitán; Alberto 'Culebra' Montellanos y Miguel 'Quemado' Rostaing, en la delantera.

            La U forma con Jorge Alba en el arco; Mario de las Casas y Alfonso Rubio: Alberto Denegri, Plácido 'doctor Chanca' Galindo y Eduardo Astengo; Luis de Souza Ferreyra, Juan Ruiz, Jorge Góngora, Francisco 'Pancho' Sabroso y Pablo Pacheco, respectivamente.

            Arbitra el uruguayo Julio 'Sarapico' Borrelli, que da inicio al partido a las 3 y 30 de la tarde.

A los 7 minutos, Pacheco mete el primer gol. El primer tiempo termina a favor de la U.

            En la segunda etapa, Alianza empieza a relucir, pero también aparecen los fouls y los carretillazos, de uno y otro lado. El partido empieza a perder lucimiento, y el árbitro empieza a perder la paciencia.

            Desde la tribuna separada del campo por una malla de un metro se lanzan insultos.

            Sigue el juego. La pelota llega a los pies de Miguel Rostaing. Está frente a De las Casas. Cuatro chimpunes buscan la pelota. Rostaing pierde la paciencia y el control. La emprende a puntapiés contra su adversario. De las Casas no se deja: un golpe suyo atonta a Rostaing. Quintana interviene y de un cabezazo deja sin aire al estudiantón. La bronca se generaliza. Para Borrelli los tres son culpables y los expulsa.

            El Doctor Soria faulea a Góngora, Borrelli lo expulsa y deja a los aliancistas con ocho jugadores.

            Denegri recibe un pase en el centro del campo. Villanueva lo derriba y Borrelli lo manda a los camerinos. Quedan siete aliancistas. La U sigue con diez.

            Ruiz avanza hasta el área chica, y es derribado por Filomeno de un puntapié artero. ¡Penal! Filomeno se retira.

            Galindo acomoda la pelota en el tiro penal. Borrelli se acerca y coge el balón. El partido ha terminado. Faltan diez minutos, pero el reglamento dice que un equipo no puede seguir jugando con menos de siete jugadores. Y solo quedan seis aliancistas.

            La tribuna de preferencia se resiste a celebrar un triunfo así ganado. La pifia contra los íntimos sube de tono a cada instante. Ven pasar a Filomeno y le mientan la madre. Filomeno se engorila, derriba la valla, se lanza contra la tribuna y reparte cabezazos a todo bulto que se mueve. Villanueva, Domingo, Segalá y el Loco Quintana acuden en su defensa. Son cinco contra dos mil encopetados.

            Chillan señoritas, frágiles doncellas se desmayan. Los catedráticos salen en su defensa. Esgrimen juncos, báculos y bastones como armas para defenderse y agredir. Las tribunas se convierten en un campo de batalla.

            Ingresa la policía para defender a la tribuna, saca a los íntimos y los llevan al medio del campo. La guerra civil se calma. Los negros vuelven a sus camerinos.

            La multitud estudiantil descubre a sus ídolos y los alza en hombros. Los once valientes son paseados como héroes por las calles de la ciudad.

            Esa tarde es bautizada como el 'Día de los Bastones' como homenaje a los combatientes de la tribuna de primera. A los catedráticos y sus bastones.

            El partido de desempate se juega el domingo 21 de octubre. El partido termina 1 a 1 con goles de Rostaing en el primer tiempo, y de Jorge Góngora, en el segundo. Y no hay campeón todavía.

            El jueves 1 de noviembre se disputa el tercer partido, en busca del campeón. A los 30 minutos, el Gato Bulnes, y a los 67, Julio Rivero, le dan el triunfo a su equipo.

            Al día siguiente, los diarios dan la noticia: Alianza Lima Campeón 1928.

            Sin quizás ellos mismos saberlo ni proponérselo, han dado nacimiento al clásico de clásicos del fútbol peruano.

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