Jorge Chávez Dartnell, héroe de la aviación civil.
Faltaba apenas diez metros para que tocara tierra.
El humillado Simplón, con sus 2,009 metros de altura, quiere castigar la osadía del aviador de 23 años, y precipita su caída. Pero lo eleva a la gloria.
Era la 2 y 11 minutos de la tarde del viernes 23 de septiembre de 1910.
El lugar: Domodossola, pequeña ciudad de Piamonte, región al NO de Italia, limítrofe con Suiza. El héroe: un osado joven peruano, nacido y crecido en París, que ostenta el récord mundial de altura, al haberse elevado 2,680 m, durante un festival en Niza, meses antes.
Su nombre: Jorge 'Geo' Chávez Dartnell, ingeniero electricista y mecánico, amante de la aviación en sus etapas aurorales, nacido el 13 de junio de 1887 e hijo del banquero Manuel Gaspar Chávez Moreura y María Rosa Dartnell y Guisse de Chávez.
La hazaña: cruzar por primera vez los Alpes europeos, en un ligero monoplano Blériot XI-I, con motor de 7 cilindros, 50 HP y 110 k de peso; velocidad promedio: 65 km/h; envergadura (largo de las alas) 8.54 m y fuselaje 7.32 m. Peso total: 359.68 kg, sin considerar al piloto.
El histórico y osado vuelo tuvo lugar un año después de que el piloto, ingeniero y constructor Louis Blériot cruzara por primera vez el Canal de la Mancha, el 25 de junio de 1909, en uno de sus aparatos XI-I, y desatara el entusiasmo por la aeronavegación.
Esa hazaña, en efecto, hizo que las reuniones o manifestaciones (meetings) aéreas se multiplicaron por toda Europa, convocando a los aviadores de la época para lucir sus habilidades e incorporar a sus filas a nuevos entusiastas.
Dentro de ese clima competitivo, siete pilotos anuncian su intención de cruzar los Alpes, entre la ciudad de Briga (o Brigue), en el cantón suizo de Valais, y la ciudad lombarda de Milán, con escala en Domodossola. Debido a sucesivas postergaciones del raid, por el mal tiempo, el número de participantes se reduce a dos: el peruano Geo Chávez y el americano Weymann.
El evento concita la atención de cientos de admiradores, que se concentran en Briga y Domodossola; en varios puntos de las alturas por donde deben pasar las aeronaves; en las gargantas o roqueríos del Gondo, alrededor del antiguo hospicio del Simplón, y en la cresta misma del nevado, donde se apostan no menos de cien curiosos; y en Milán.
En esta ciudad, en la punta más alta de su célebre catedral, se pone una bandera blanca para anunciar la partida de los aviadores desde Briga; una bandera roja, señala el paso de los Alpes, y una tricolor será izada al momento del aterrizaje de los participantes.
La ruta que sobrevoló Geo Chávez
Según el periodista Luigi Barzini, enviado especial del Corriere della Sera, el 23 de septiembre aparece el popular Geo con la barba sin rasurar, serio y pálido; vestido con uniforme deportivo y casaca de lana, y luciendo sobre la cabeza un casco de cuero.
A las 13 y 29 minutos, el Blériot del joven aviador alza vuelo desde la aldea alpina de Brigue (o Briga) rumbo a la gloria, por la misma ruta donde antes se arrastraron César y Napoleón.
El aparato llega a los 1,000 m, describe un círculo sobre Briga y Rhone, y desaparece de la vista de los presentes. Testigos apostados en Isella y Varzo, narran el vuelo, y provocan manifestaciones de júbilo. El aviador belga Christiaens, desde la cresta del Simplón, dice que el paso del avión sobre esas zonas salvajes es tan emotivo, bello y emocionante, que no puede contener las lágrimas. Es el llanto de orgullo de ser hombres y admirar tamaña audacia.
Transcurren 40 minutos y culmina el paso de los Alpes. Se desatan explosiones de júbilo en Briga, Domossola y Milán. Los vivas y hurras se repiten incansables.
Una cruz blanca pintada en el suelo indica el lugar de aterrizaje cerca de Domodossola. Chávez se encuentra a 10 m del suelo cuando una traicionera ráfaga de viento hace crujir la frágil armazón de su aeroplano: se quiebra un ala y el aparato se precipita violentamente contra el suelo, completamente destruido.
La noticia vuela por los cables telefónicos. El mundo se paraliza. El héroe alado está herido de muerte.
Todos corren al lugar del accidente. Encuentran al héroe con la ropa ensangrentada. "Parece un cadáver", escribe el periodista Barzini. La cabeza oscilante, el rostro pálido, los ojos cerrados, los anteojos bajo la piel, las piernas muertas. Geo ya no es el joven de hace pocos minutos, lleno de pasión y de vida.
Los diarios del 28 de setiembre dan la noticia: "El héroe de los Alpes ha muerto".
Los funerales se realizan en Domodossola con una multitud doliente acompañando el féretro. Desde Milán llegan todos los aviadores participantes en el circuito aéreo. Weymann, el último adversario de Chávez, toma una de las cintas negras del ataúd. Un carruaje especial lo conduce hasta su última morada.
En la iglesia Colegiatta de Domodossola, el canónigo arcipreste Pietro Tettoni, pronuncia el responso final: "Gloria al glorioso campeón. Aun muerto, vives todavía, vivirás en la memoria de los pueblos. El mundo te recordará y te honrará como a un héroe (…) Requien aeterna dona ei, Domine, et lux porpetua luceat ei."
Monumentos a Geo en Domodossola, en Brigue, y en el lugar de su caída.
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