¿Pudo Geo sobrevivir a su caída?
Cuarenta minutos la demandó vencer las alturas de los Alpes, marcar un hito en la historia de la aviación y convertirse en un héroe de la humanidad.
Pasar a la inmortalidad le costó 4 días y 40 minutos de penosa y ardua lucha contra la muerte, a la que no pudo vencer. Era el 27 de septiembre de 1910.
Antes de la partida y estado en que quedó el Bleriot de Geo.
Transcurridos 89 años de la hazaña de Jorge 'Geo' Chávez Dartnell, al cruzar por primera vez los Alpes y convertirse en héroe de la aviación mundial, hay todavía quienes se preguntan si podría haber sobrevivido al accidente que sufrió al momento de su frustrado aterrizaje.
Un estudio realizado por el Dr. Guillermo Garrida Lecca Frías, editado en 1961 y prologado por el historiador Jorge Basadre, en base a relatos y documentos proporcionados directamente por el hospital de Domodossola, concluye que la muerte de nuestro héroe se debió a un shock traumático y hemorrágico al hacerse insuficiente la cantidad de sangre circulante.
Sin embargo, para los médicos de ese hospital, habituados a constatar sólo leves heridas en muchas víctimas de accidentes aéreos a poca altura, la muerte de Geo se debió a un shock anímico, sin dar mayor importancia a sus gravísimas lesiones internas.
El hospital piamontés emitió su primer boletín a las 6 de la mañana del 24 de setiembre, señalando que el héroe había pasado la noche tranquila. "Las condiciones generales son buenas. Fiebre: 36.8; pulso: 100; respiración: 20", agregaba el documento.
Y mientras la Sociedad Italiana de Aviación anunciaba la concesión del premio de 50,000 libras y la erección de un monumento en Domodossola para perpetuar la hazaña, las condiciones del paciente empeoraban. A pesar de ello, los siguientes boletines daban cuenta que había recuperado la conciencia y que se necesitaría a lo menos 40 días para su total restablecimiento.
Primeros auxilios al heroico aviador.
A decir del doctor Garrido Lecca, la atención que recibió el héroe fue inmediata y "se le prestó los cuidados que la medicina de la época podía ofrecer a un traumatizado, pero acechaba una de las frecuentes complicaciones del trauma: el shock".
Al recibir Chávez el impacto de los tanques de gasolina y demás partes del avión sobre las extremidades, "absorbió una energía cinética que, además de fracturarle las piernas, traumatizó las partes blandas adyacentes, dando comienzo así el mecanismo que iniciara 48 horas después, lo que se llama shock irreversible". Este es un estado en el cual se produce un colapso circulatorio haciendo que el riego de sangre sea deficiente, y se produzca una perfusión sanguínea inadecuada a los órganos nobles, tales como: riñones, cerebro, corazón, etc.
Al disminuir el flujo de sangre y, por tanto, al no recibir los órganos vitales la cantidad suficiente de oxígeno, se produce una degeneración o avería imposible de compensar si el tratamiento es tardío o inadecuado, o el daño irreversible; en consecuencia, termina en la muerte.
Para un hombre de 65 kg de peso y contextura normal, Chávez debió tener alrededor de 4,550 centímetros cúbicos de sangre. Sin embargo, después del accidente, él continuó perdiendo sangre en las fracturas.
Al día siguiente, su pulso bajó de 120 a 100 pulsaciones por minuto, y a partir de ese momento el pulso empezó a elevarse. El día 25, o sea, 48 horas después del accidente, la frecuencia cardíaca era de 140, y ya no descendió; la temperatura fluctuaba y llegó a 38 grados, y la respiración gradualmente se hizo más rápida. Esto significa que el shock comenzó a hacerse más severo, y el riego sanguíneo, cada vez más deficiente. Por desgracia, la terapia necesaria para recobrar el volumen de sangre perdida no se conocía aún.
Luego, en las últimas 24 horas, ya en sopor, el centro respiratorio comenzó a deteriorarse envenenado por la falta de oxígeno y por los productos metabólicos de desecho acumulados en la sangre. Los tejidos bañados por insuficiente cantidad de sangre tiñó de azul los labios y las uñas, provocando la cianosis. Por último, el corazón dejó de latir.
En conclusión: una, hoy simple, transfusión de sangre habría sido la salvación del valeroso peruano. Pero los conocimientos médicos de entonces impedían realizarla.
Para ese año, el médico Carl Landsteiner -premio Nóbel de Medicina y Fisiología en 1930- ya había descubierto los grupos sanguíneos; pero se requirió de siete años más, y de una Guerra Mundial de por medio, para se pusieron en práctica las primeras transfusiones destinadas a corregir los daños ocasionados por los shocks traumáticos o hemorrágicos.
Funerales del héroe en Domodossola.
Jorge Geo Chávez quizá tuvo que morir al culminar su hazaña. Como ocurre con casi todos los grandes personajes de la historia: no viven para contarla, para gozar de su gloria ni para ser homenajeados en vida.
Viven más estando muertos.
Publicado en el diario oficial El Peruano el sábado 9.9.17
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