Esa primera vez...
Tu primera vez es tu primera vez. Al tiempo que te recuestas, tus músculos se tensan. Lo apartas por un momento buscando una excusa, pero él se rehúsa a retirarse. Te pregunta si estás asustada y tú niegas con tu cabeza. Has tenido más experiencias, pero esta es la primera vez que el dedo de él ha encontrado el lugar correcto.
Él explora más profundamente y tú tiemblas, tu cuerpo se tensa, pero él es suave; tal como había prometido que sería. Mira profundamente tus ojos y te dice que confíes en él: ha hecho esto muchas veces. Su sonrisa te relaja y tú abres más para darle acceso para una entrada muy difícil. Tú comienzas a pedir y rogar que se apure, pero él, lentamente, se toma su tiempo esperando causarte el menor dolor posible. A medida que él se acerca y va más profundo, el dolor aparece por todo tu cuerpo y sientes que sale un poco de sangre mientras él continúa.
Él te mira preocupado y te pregunta si es muy doloroso. Tus ojos están llenos de lágrimas. Con tu cabeza contestas que no, y le indicas que siga adelante. El empieza moviendo para dentro y para afuera con habilidad, pero tú estás demasiado aturdida para sentirlo dentro de ti.
Después de unos pocos momentos frenéticos, tú sientes algo que revienta dentro de ti y él lo hala hacia afuera. Tú te recuestas jadeando y contenta de que haya terminado.
Él te mira, y corriendo cálidamente te dice (riéndose para sí mismo) que tú has sido la más difícil, pero que ha valido la experiencia...
(Continúa más abajo)
Tu sonríes y le agradeces a tu dentista. Después de todo, esta era ¡la primera vez que te sacaban un diente!
(Pervertidos: yo sé que estaban pensando en otra cosa totalmente diferente, debido a esa mente cochina que tienen.)
Era su primera vez…
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