lunes, 4 de diciembre de 2017

Piolinadas

Cómo sacar el último céntimo

Un padre entra a un restaurante con su hijo pequeño. Le da al niño tres monedas de cinco céntimos para jugar y mantenerlo ocupado. De repente, el niño comienza a asfixiarse y su cara se pone azul. El padre se da cuenta de que el niño se ha tragado las monedas y comienza a abofetearlo por la espalda. El niño tose dos de las monedas de cinco asfixiándose. Al mirar a su hijo, el padre entra en pánico y pide ayuda a gritos.

Una mujer bien vestida, atractiva y seria, está sentada en una mesa cercana leyendo en su computadora portátil y bebiendo una taza de café. Al escuchar la conmoción, levanta la vista, deja su taza, se levanta de su asiento y se abre paso, sin prisas, al otro lado del restaurante.

Al llegar al niño, la mujer cuidadosamente le quita la camiseta y comienza a presionar fuertemente el estómago del niño. Después de unos segundos, el niño se convulsiona violentamente y tose hasta el último céntimo, que la mujer atrapa hábilmente con su mano.

La mujer le da la monedita al padre y regresa a su asiento en la cafetería sin decir una palabra.

Tan pronto como está seguro de que su hijo no ha sufrido ningún efecto adverso, el padre se dirige hacia la mujer y comienza a darle las gracias diciendo: "Nunca antes había visto a alguien hacer algo así, fue fantástico. ¿Eres médico?"

"No", respondió la mujer. "Trabajo para la SUNAT".

Cosa de locos

Un psiquiatra estaba haciendo sus rondas normales de la mañana en el hospital y entró en la habitación de un paciente para encontrarlo sentado en el suelo, cortando un trozo de madera con un lado de su mano.

Mientras tanto, otro paciente también estaba en la habitación, pero colgando del techo por el pie. El médico le preguntó a su paciente qué estaba haciendo, sentado en el suelo.

El paciente respondió irritado: "¿no ves que estoy cortando esta pieza de madera por la mitad?"

El médico le preguntó: "¿y qué está haciendo el tipo que cuelga del techo?"

"Oh. Es mi amigo, pero está un poco loco. Cree que es una bombilla".

El doctor pregunta: "si es tu amigo, ¿no crees que deberías bajarlo de allí antes de que se lastime?"

"¿Cóooomo? ¿No podría trabajar en la oscuridad?"

¿Qué crees que soy?

Una pareja de recién casados se muda a su nueva casa. Un día, el hombre regresa de trabajar y su esposa le dice: "Amor, una de las tuberías del baño de arriba está perdiendo, ¿podrías arreglarla?"

"¿Qué me viste? ¿Cara de plomero?", le preguntó su esposo y se fue a dormir. 

Unos días más tarde, la mujer vuelve a preguntarle a su marido: "Amor, mi auto no arranca. Creo que necesita una batería nueva, ¿podrías cambiarla?"

"¿Qué me viste? ¿Cara de mecánico?", respondió su esposo frunciendo el ceño.

Un semana después, la mujer vuelve a preguntarle a su marido: "Amor, hay una gotera en el techo, ¿podrías arreglarla?"

"¿Qué me viste? ¿Cara de albañil?" Respondió el hombre enojado. 

Unos días más tarde, al hombre le toca viajar por negocios, pero antes de irse, le dice a su mujer: "Tienes que encargarte de estos problemas, y para cuando regrese quiero encontrarme con todo reparado."
Tras una semana, el hombre regresa de su viaje y se encuentra con el auto funcionando y las tuberías como nuevas.

"¡Qué bien!, ¿Cuánto te costó todo esto?", le preguntó el hombre a su esposa.

"Nada" respondió ella. "Vino el vecino y resultó ser bastante habilidoso. Me dijo que iba a reparar todo si le cocinaba una torta o si me acostaba con él".

"¿Si?, que bueno… ¿Qué torta le hiciste?", preguntó el hombre.

"¿Qué me viste?" exclamó la mujer, ¿Cara de pastelera?

El novio

Una joven visita a sus padres y les presenta a su prometido. Después de una elaborada cena, la madre le dice a su marido que averigüe más sobre el futuro marido de su hija. 
El padre invita al prometido al salón a tomar una copa. "¿Y cuáles son tus planes?" -pregunta el padre al joven-.

"Yo soy un estudioso de la Biblia", dice. "¿Un erudito de la Biblia? Hummm", dice el padre.

-Admirable, pero ¿qué harás para proporcionar una bonita casa para que mi hija viva, como está acostumbrada?

"Yo estudiaré", dijo el joven, "y Dios nos proveerá".

-¿Y cómo vas a comprar un hermoso anillo de compromiso, como ella se merece? -pregunta el padre.

"Me concentraré en mis estudios", responde el joven. "Dios nos proveerá".

"¿Y niños?" -pregunta el padre. "¿Cómo vas a mantener a los niños?"

"No se preocupe, señor, Dios lo proporcionará", responde el prometido.

La conversación continúa así, y cada vez que el padre pregunta, el joven idealista insiste en que Dios proveerá.

Más tarde, la madre pregunta: "¿Cómo te fue, cariño?"

El padre responde: "No tiene trabajo, ni planes, pero la buena noticia es que piensa que soy Dios".

Secuela de Vietnam

El ejército americano ofreció recientemente un bono de jubilación anticipada, dado que encontró que tenía demasiados generales. Pensaron muchos planes de jubilación, pero ninguno parecía agradar a todos.

Al final, ya desesperados prometieron a cualquier general -que se retirara inmediatamente- sus beneficios anuales completos más 10.000 dólares por cada centímetro medido (en línea recta) entre dos puntos cualquiera de su cuerpo.

El primer hombre, un general de la Fuerza Aérea, pidió que le midiesen desde la parte superior de la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies. Y salió contento con su cheque. 

El segundo hombre, un general del Ejército de Tierra, pidió que le midieran desde la punta de sus manos estiradas hasta los dedos de los pies. Y se fue feliz con su cheque. 

Cuando se le preguntó al tercer general, un viejo general de la Marina, dijo: "Desde la punta de mi pene hasta los testículos".

El oficial encargado de la medición sugirió al general reconsiderar su petición, haciendo referencia a los buenos cheques que los dos generales anteriores habían recibido. Pero él se mantuvo firme en su elección. 

El oficial médico asintió; colocó la cinta en la punta del pene del general y...

- Oficial médico: "¡Dios mío!... ¿dónde están tus testículos?"

- General: "En Vietnam", sonrió el viejo militar.

¿Qué mineral te gustaría tener?

Una profesora de ciencias pregunta a sus alumnas: "Niñas, si pudierais poseer un mineral, ¿cuál sería?

Una niña dice: "Yo elegiría el oro. Vale mucho dinero y podría comprar un Cadillac."

Otra niña dice: "Quisiera el platino porque vale más que el oro y podría comprar un Mercedes Benz."

La maestra pregunta a otra alumna: "María, ¿tú que preferirías?"

La aludida responde: "Yo querría silicona".

"¿Por qué te gustaría tener silicona?", le repregunta la profesora.

"Bueno, mi madre tiene algo hecho de silicona", responde María, "y siempre hay un Cadillac o un Mercedes Benz aparcado a la puerta de casa".

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