La historia de San Nicolás
Se estima que Nicolás de Bari, obispo que vivió en el siglo IV, nació en Patara antigua ciudad de Licia, en la provincia de Antalia (Turquía). En Oriente es conocido como san Nicolás de Myra, ciudad donde murió; y en Occidente, como san Nicolás de Bari, ya que cuando los musulmanes conquistaron Anatolia (1087) un grupo de cristianos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a esta ciudad de Italia.
Famosas tumbas rupestres de Mira. Tumba original de San Nicolás.
En Bari se le adjudicaron tan admirables milagros al rezarle, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es patrono de Rusia, Grecia, Turquía y Lorena (Francia). En Roma ya en el año 550 le construyeron un templo en su honor, y hoy existen más de dos mil templos dedicados a él en todo el mundo. Su nombre es notable también fuera del mundo cristiano porque su figura ha dado origen al mito de Santa Claus (o Klaus), conocido también como Papá Noel.
Nicolás era hijo de una familia adinerada y creció bajo los tirantes deseos de sus padres. Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático, mientras que su madre pretendía que fuera sacerdote como su tío, el obispo de Mira.
Desde niño se destacó por su carácter piadoso y generoso. Sus padres, fervorosos cristianos, lo educaron en la fe y la generosidad, y a su muerte, Nicolás heredó una gran fortuna que puso al servicio de los necesitados, según la hagiografía escrita por san Metodio, arzobispo de Constantinopla.
Al morir sus padres repartió toda su fortuna entre los pobres y se fue a vivir con su tío, obispo de Myra, y ordenarse sacerdote a los 19 años.
Más tarde, al morir su tío fue elegido para reemplazarlo de una forma muy curiosa. Dice la leyenda que varios sacerdotes y obispos se encontraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo. Al no ponerse de acuerdo, se decidió que fuera el próximo sacerdote que entrase en el templo, que casualmente fue Nicolás. Por aclamación fue elegido obispo (por eso el color rojo de su vestimenta).
Durante su época como obispo, y en su afán por erradicar los cultos paganos, ordenó demoler el templo de Artemisa en Myra; el templo más grande y famoso de Licia, así como otros varios edificios paganos.
En esos tiempos el emperador decretó una persecución contra los cristianos. A pesar de vivir la feroz persecución, Nicolás no perdía su sentido del humor y su alegría especialmente al hablar con los niños acerca del nacimiento de Jesús en quién ponía toda su esperanza. En una de las persecuciones fue encarcelado por casi 30 años, y desde la cárcel se sacrificaba y oraba por su Iglesia, a pesar de los soldados romanos que se burlaban de él diciéndole que ya se había acabado la fe en Cristo.
Al convertirse al cristianismo, el emperador Constantino de Roma, el obispo Nicolás fue liberado, ya anciano con el pelo largo y la barba blanca, y convencido que era el único creyente que quedaba, regresó a su ciudad dispuesto a empezar otra vez la Iglesia de Cristo.
Participó en el Concilio de Nicea, condenando las doctrinas de Arrio, quien se negaba a admitir el dogma de la divinidad de Cristo. Para combatir los errores, utilizaba una dulzura exquisita, logrando grandes y sinceras conversiones, a pesar de su discreto talento especulativo y orador que tanto gusta a los orientales. Sin embargo, cuando se trataba de proteger a los más débiles de los poderosos, San Nicolás, a pesar de su avanzada edad, actuaba con gran arrojo y vigor.
San Nicolás en Bari.
San Nicolás de Bari murió el 6 de diciembre del año 343 en Myra, pero sus restos descansan en la ciudad portuaria italiana de Bari, pues allí fueron a dar después de que fueran sacados de Turquía durante la conquista musulmana. Tras su muerte se convirtió en el primer santo, no mártir, en gozar de una especial devoción en Oriente y Occidente. A partir de entonces, multitud de relatos milagrosos aparecieron sobre él, desfigurando, a veces, su eminente carácter práctico y sencillo.
Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en una historia que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las muchachas de la dote, parecían condenadas a ser 'solteronas'. Enterado de esto, Nicolás entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los calcetines que las niñas colgaban sobre la chimenea para secarlos. De ahí la tradición de colgar las medias tejidas que sirven para recibir regalos en Navidad.
Basílica de San Nicolás en Bari. Italia.
Uno de los milagros más recientes que le atribuyen ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Se dice que durante un bombardeo a la ciudad de Bari una madre se separó de su niño en medio de la confusión, y este apareció horas después a la puerta de la casa sano y salvo. El niño contó que un hombre, que describió como san Nicolás, lo ayudó, protegió y lo llevó de regreso a su casa.
Nicolás de Bari se convirtió en la base de la figura de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás, personaje que, según la cultura occidental, trae regalos a los niños por Navidad (la noche del 24 al 25 de diciembre).
De san Nicolás a Santa Claus
Papá Noel, ilustración de un libro estadounidense de 1855.
Se cree que esto sucedió alrededor de 1624. Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam (más tarde Nueva York) llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).
En 1809 el escritor Washington Irving escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus.
Más tarde el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de una versión de Santa Claus, aunque gordo, ágil como un duende; que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por ocho renos.
Hacia 1863 adquirió su actual fisonomía de gordo barbudo bonachón como se le conoce. Esto fue gracias al dibujante alemán Thomas Nast, quien diseñó este personaje para sus tiras navideñas en Harpers' Weekly. Allí adquirió su vestimenta y se cree que su creador se basó en las vestimentas de los obispos de viejas épocas para crear a 'San icolás', que en ese momento ya nada tenía que ver con san Nicolás de Myra.
Ilustración de 1881 por Thomas Nast.
A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, el origen de nuestro Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados.
Igualmente, a fines del siglo XIX se crearía, a partir de un anuncio estadounidense de la Lomen Company, la tradición de que Papá Noel procedería del Polo Norte, y se popularizarían completamente los renos navideños como medio de trasporte de Santa Claus.
En 1931, la firma Coca-Cola encargó al pintor Haddon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Se considera que la campaña masiva de Coca-Cola fue una de las principales razones por las cuales Santa Claus terminó vestido de color rojo y blanco, pero estos publicistas no fueron los primeros en representarlo con estos colores. Hay muchas ilustraciones y descripciones casi fidedignas anteriores al anuncio, como la de Thomas Nast (1869) o St. Nicholas Magazine (1926), entre otras. Además, en antiguas representaciones religiosas de san Nicolás de Mira o san Nicolás de Bari, es común el color rojo y blanco de la vestimenta religiosa, aunque desde mediados de 1800 hasta principios de 1900 no hubo una asignación concreta al color de Santa Claus, siendo el verde uno de los más usados.
En cuanto a la morada de Papá Noel, como la leyenda se originó en el Hemisferio Norte, a principios del siglo XX se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte. Sin embargo, hay que recordar que existen otros lugares cercanos postulados como su hogar, caso de Laponia sueca, Laponia finlandesa y Groenlandia, pues el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.
San Nicolás en 2007 y dibujo japonés de 2014.
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