viernes, 15 de diciembre de 2017

El conflicto palestino-israelí (II)

Por qué hay dos territorios palestinos

El Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina (UNSCOP, por sus siglas en inglés), en su informe a la Asamblea General en 1947, recomendó que el Estado árabe incluyera Galilea Occidental, la región montañosa de Samaria y Judea, con la exclusión de la ciudad de Jerusalén, y la llanura costera de Isdud hasta la frontera egipcia.

Pero la división del territorio quedó definida por la Línea de Armisticio de 1949, establecida tras la creación de Israel y la primera guerra árabe-israelí.

Jerusalén es uno de los territorios más disputados del mundo.

Los dos territorios palestinos son Cisjordania (que incluye Jerusalén Oriental) y la Franja de Gaza, que se encuentran a unos 45 km de distancia. Tienen un área de 5,970 km2 y 365 km2, respectivamente.

Cisjordania se encuentra entre Jerusalén y Jordania hacia el este, mientras que Gaza es una franja de 41 km de largo y entre 6 y 12 km de ancho.

Gaza tiene una frontera de 51 km con Israel, 7 km con Egipto y 40 km de costa sobre el Mar Mediterráneo.

Originalmente ocupada por israelíes que aún mantienen el control de su frontera sur, la Franja de Gaza fue capturada por Israel en la guerra de 1967 y recién la desocupó en 2005, aunque mantiene un bloqueo por aire, mar y tierra que restringe el movimiento de bienes, servicios y gente.

La Franja está controlada por Hamas, principal grupo islámico palestino que nunca ha reconocido los acuerdos firmados entre otras facciones palestinas e Israel.

Cisjordania, en cambio, está regida por la Autoridad Nacional Palestina, el gobierno palestino reconocido internacionalmente cuya principal facción, Fatah, no es islámica sino secular.

En busca de la paz

Tras la creación del Estado de Israel y el desplazamiento de miles de personas que perdieron sus hogares, el movimiento nacionalista palestino comenzó a reagruparse en Cisjordania y Gaza, controlados respectivamente por Jordania y Egipto, y en los campos de refugiados creados en otros estados árabes.

Poco antes de la guerra de 1967, organizaciones palestinas como Fatah -liderada por Yasser Arafat- conformaron la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y lanzaron operaciones contra Israel primero desde Jordania y luego desde Líbano. Los ataques incluyeron atentados contra objetivos israelíes en territorio europeo que no discriminaron entre aviones, embajadas o atletas.

Tras años de atentados palestinos y asesinatos selectivos de las fuerzas de seguridad israelíes, la OLP e Israel firmarían en 1993 los acuerdos de paz de Oslo, en los que la organización palestina renunció a la violencia y el terrorismo y reconoció el derecho de Israel a existir en paz y seguridad, un reconocimiento que la organización islámica palestina Hamas nunca aceptó.

Tras los acuerdos firmados en la capital noruega fue creada la Autoridad Nacional Palestina, que representa a los palestinos ante los foros internacionales. Su presidente es elegido por voto directo y él a su vez escoge un primer ministro y a los miembros de su gabinete. Sus autoridades civiles y de seguridad controlan áreas urbanas (Área A según Oslo), mientras que solo sus representantes civiles -y no de seguridad- controlan áreas rurales (Área B).

Jerusalén Oriental, considerada la capital histórica por parte de los palestinos, no estaba incluida en el acuerdo.

Los puntos más conflictivos

Muro de la vergüenza: barrera de seguridad construida por Israel separa su territorio de Cisjordania.

La demora para el establecimiento de un Estado palestino independiente, la construcción de asentamientos de colonos judíos en Cisjordania y la barrera de seguridad en torno a ese territorio -condenada por la Corte Internacional de Justicia de La Haya- han complicado el avance de un proceso de paz.

Pero esos no son los únicos obstáculos, tal como quedó claro en el fracaso de las últimas conversaciones de paz serias entre ambos grupos que tuvieron lugar en Camp David, Estados Unidos, en el año 2000, cuando un saliente Bill Clinton no logró un acuerdo entre Arafat y el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak.

Las diferencias que parecen irreconciliables son las siguientes:

Jerusalén: Israel reclama soberanía sobre la ciudad (sagrada para judíos, musulmanes y cristianos) y asegura que es su capital tras tomar Jerusalén Oriental en 1967. Eso no es reconocido internacionalmente. Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea su capital.

Fronteras y terreno: Los palestinos demandan que su futuro Estado se conforme de acuerdo a los límites previos al 4 de junio de 1967, antes del comienzo de la Guerra de los Seis Días, algo que Israel rechaza.

Asentamientos: Son viviendas, ilegales de acuerdo al derecho internacional, construidas por el gobierno israelí en los territorios ocupados por Israel tras la guerra de 1967. En Cisjordania y Jerusalén Oriental hay más de medio millón de colonos judíos.

Refugiados palestinos: Los palestinos sostienen que los refugiados (10.6 millones según la OLP, de los cuales casi la mitad están registrados en la ONU) tienen el derecho de regreso a lo que hoy es Israel, pero para Israel abrir la puerta destruiría su identidad como Estado judío.

Situación de Palestina

La ONU reconoció a Palestina como 'Estado observador no miembro' a fines de 2012 y dejó de ser una 'entidad observadora'.

El cambio les permitió a los palestinos participar en los debates de la Asamblea General y mejorar las posibilidades de ser miembro de agencias de la ONU y otros organismos.

Pero el voto no creó al Estado palestino. Un año antes los palestinos lo intentaron pero no consiguieron apoyo suficiente en el Consejo de Seguridad.

Casi el 70 % de los miembros de la Asamblea General de ONU (134 de 192) reconoce a Palestina como Estado.

EE. UU., principal aliado de Israel

Primero hay que considerar la existencia de un importante y poderoso cabildeo pro-Israel en Estados Unidos y el hecho de que la opinión pública suele ser favorable a la postura israelí, por lo que para un presidente quitarle el apoyo a Israel es virtualmente imposible.

De acuerdo a una encuesta encargada por la BBC el 2013 en 22 países, EE. UU. fue el único país occidental con una opinión favorable de Israel, y el único país de la encuesta con una mayoría de opiniones positivas (51 %).

¿Alianza irrompible?

Además, ambas naciones son aliadas militares: Israel es uno de los mayores receptores de ayuda estadounidense y la mayoría llega en subvenciones para la compra de armamento.

Los palestinos no tienen el apoyo abierto de una potencia.

En la región, Egipto dejó de apoyar a Hamas, tras la deposición por parte del ejército del presidente islamista Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes –históricamente asociados con el grupo palestino– mientras que Siria e Irán y el grupo libanés Hezbolá son sus principales apoyos, y aunque su causa genera simpatía en muchos sectores, por lo general no se traduce en hechos.

Justificando la violencia

La decisión de Israel de utilizar la violencia con los palestinos tiene como objetivo, según alega, desarmar a los militantes palestinos y destruir los túneles construidos por Hamas y otros grupos con el objetivo de infiltrarse en Israel.

Israel alega su 'derecho a la defensa'.

Israel quiere el fin de los lanzamientos de cohetes de Hamas contra territorio israelí, la mayoría de los cuales no impactan porque cuenta con el Domo de Hierro, un avanzado sistema antimisiles; argumenta que tiene derecho a defenderse y suele decir que cualquier Estado que se vea enfrentado a la realidad de convivir con un vecino que le lanza cohetes, reaccionaría como lo está haciendo.

A su vez, Hamas asegura que lanza cohetes contra Israel como legítima defensa, en represalia contra la muerte de partidarios suyos a manos de israelíes y en el marco de su derecho a resistir la ocupación y el bloqueo.

Hamas asegura que lanza cohetes contra Israel como legítima defensa.

Posibilidades de una paz duradera

Para lograr una paz que sea duradera en la región, las partes en conflicto tendrían que renunciar a algunas de sus pretensiones, lo que es muy difícil de lograr.

Los israelíes tendrían que apoyar un Estado soberano para los palestinos que incluya a Hamas, levantar el bloqueo a Gaza y las restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental.

Los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer el Estado de Israel.

Y se tendrían que alcanzar acuerdos razonables en materia de fronteras, asentamientos judíos y retorno de refugiados.

Sin embargo, desde 1948, año de la creación del estado de Israel, muchas cosas han cambiado, en especial la configuración de los territorios en disputa tras las guerras entre árabes e israelíes.

Para Israel eso son hechos consumados, para los palestinos no, ya que insisten en que las fronteras a negociar deberían ser aquellas que existían antes de la guerra de 1967.

Además, mientras en el terreno bélico las cosas son incontrolables en la Franja de Gaza, existe una especie de guerra silenciosa en Cisjordania con la continua construcción de asentamientos judíos, lo que reduce, de hecho, el territorio palestino en esas zonas autónomas.

Pero quizás el tema más complicado por su simbolismo es Jerusalén, la capital tanto para palestinos como para israelíes.

Tanto la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, como el grupo Hamas, en Gaza, reclaman la parte oriental como su capital pese a que Israel la ocupó en 1967.

Un pacto definitivo nunca será posible sin resolver este punto. Otros podrían negociarse con concesiones, Jerusalén no.

Un conflicto de difícil solución.

 

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