lunes, 19 de junio de 2017

Origen del ajedrez

El sábado 17 el diario El Comercio publicó un geniograma gigante dedicado al ajedrez y los mejores exponentes de este llamado juego-ciencia. Aprovechemos la oportunidad para recordar cómo se originó este mundialmente conocido entretenimiento.

El origen del ajedrez sigue siendo controvertido, pero la versión histórica más aceptada es que fue inventado en la India, con el nombre de chaturanga durante el Imperio Gupta alrededor del siglo VI d. C., según el relato consignado en los libros Shāh-nāmeh e Historia del ajedrez (1860) de Duncan Forbes.

La historia dice que cierto rey de la India se encontraba obsesionado por una enfermedad que padecía, y encargó a su gran visir (consejero principal) Susa Ben Dahir inventar algo que lo distrajera. Lo que hizo fue inventar el ajedrez.

Se jugaba con piezas móviles sobre un tablero cuadrado formado por 64 escaques rojos y negros. La pieza más importante era el rey. El objeto del juego era capturar el rey enemigo.

Ilustración del libro Shāh-nāmeh de una partida en la corte persa.

Al rey le gustó tanto el juego que pidió al gran visir que determinara su recompensa por tan maravillosa invención. Ben Dahir ya tenía la respuesta preparada. Señalando las 8 columnas y las 8 filas de escaques del tablero solicitó que le entregase un solo grano de trigo por el primer escaque, dos por el segundo, el doble de este por el tercero, y así sucesivamente hasta que cada escaque recibiera su porción de trigo (siempre el doble del escaque anterior).

Krishna y Radha jugando al chaturanga 

en un tablero del Ashtāpada.

El rey consideró que era un premio muy mezquino para un invento tan importante. Le ofreció oro, bailarinas y palacios, pero el gran visir lo rechazó todo. Solo le interesaban aquellos montoncitos de trigo. El rey accedió.

Sin embargo, cuando el senescal (mayordomo mayor) empezó a contar los granos el monarca se encontró con una desagradable sorpresa. Al principio el número de granos de trigo era bastante pequeño: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, 512, 1,024… pero en las cercanías del escaque sexagésimo cuarto las cifras se tornaban colosales: de hecho, el número final rondaba los 18.5 trillones de granos (18 trillones 446,744 billones 073,709 millones 551,615, para ser exactos), imposible de cumplir.

Saquemos cuentas: si cada grano de trigo pesa un gramo, entonces todos juntos pesarían unos 75,000 millones de toneladas métricas, es decir, el equivalente de la producción actual de trigo en todo el mundo multiplicada por 150.  El rey no pudo pagarle al gran visir.

Se desconoce cómo terminó la historia.

Rey europeo disputando una partida de ajedrez en una miniatura del Liber de Moribus (circa 1300).

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