viernes, 9 de junio de 2017

Lo último: calzoncillos inodoros

 Los japoneses suelen sorprendernos cada día con sus inventos para atender toda suerte de situaciones.

Una de sus últimas creaciones con la confección de prendas íntimas que eliminan los malos olores producidos por nuestras flatulencias (pedos, para decirlo sin eufemismos) que lanzamos a diario.

Según informes difundidos por las redes, la textilería 'Seiren' ha hecho realidad el anhelo de millones de personas en el mundo que no saben cómo evitar lanzarse un pedo, peor si están rodeadas de otras personas, viajando en un ómnibus o en una reunión pública.

Con el invento japonés esas incomodidades podrían pasar al olvido.

Tras varios años de investigaciones los nipones han logrado poner a punto calzoncillos desodorantes (se supone que calzones también), confortables y al mismo tiempo capaces de eliminar rápidamente los fuertes olores, según lo dio a conocer Nami Yoshida, portavoz de la compañía.

El secreto de la firma es haber logrado incluir partículas cerámicas en la fibra textil con que se fabrican esas prendas y una gama de 22 productos, que incluyen calcetines antiolor y camisetas que logran absorber la sudoración (y los malos olores) de las axilas.

Aunque con bastante retraso, los japoneses han atendido el pedido que hiciera el científico e inventor Benjamín Franklin, quien además de idear el pararrayos escribió una carta 'A la Real Academia de los Pedos' para proponer a los investigadores que encontraran alguna forma que evitara ser incómodo tirarse ventosidades en público. La carta pedía: "Descubrir alguna sustancia saludable y no desagradable para mezclar con nuestros alimentos comunes, o salsas que haga que las descargas naturales de ventosidades de nuestro cuerpo sea no solo inofensiva, sino agradable."

No era de la misma opinión el escritor James Joyce, quien escribía cartas muy explícitas y subidas de tono a su amante y futura mujer, Nora.

Lo que no es tan conocido es la inquietante obsesión, la atracción diríamos mejor, que Joyce tenía por los pedos de su mujer. En uno de sus manuscritos se lee: "Creo que distinguiría un pedo de Nora en cualquier lugar. Incluso podría distinguirlo en una habitación llena de mujeres tirándose pedos. Es un sonido bastante femenino, no como el pedo fuerte y húmedo que imagino estilarán las mujeres gordas."

Conste que un estudio realizado en los años 90 muestra que las mujeres son más flatulentas que los hombres, aunque menos públicas que estos.  Según la investigación, los pedos de las mujeres tienen una mayor concentración de componentes sulfúricos, lo que hace que su olor sea más potente.

Además, de acuerdo a un estudio de la Universidad de California San Francisco-East Bay, el 43 % de las mujeres en sus encuestas dijeron haber experimentado 'incontinencia flatulenta' durante el acto sexual, pero ello no las detuvo de tener sexo.

Por lo demás, hay humanos que sienten excitación sexual por el sonido y el olor de las ventosidades humanas. Este fetiche se llama eproctofilia.

También está comprobado que los perros aman oler pedos. Por eso, quizás culpes a tu perro cuando te tiras un pedo en compañía, pero tu perro jamás te culpará por eso. Porque ellos adoran el aroma y quizá hasta pongan su nariz en tu trasero para olerlo mejor.

Recordemos también que 'oledor de pedos' es un trabajo en China. Esos inteligentes tipos ganan más de 50 mil dólares al año diagnosticando enfermedades digestivas a través de la esencia de sus pacientes.

 

 Algo más sobre el pedo

Históricamente, la palabra 'pedo' fue acuñada en 1632 y se la definía como "ventosidad que se expele del vientre por el ano", tal como hoy la define el diccionario de la Real Academia Española.

El pedo es una flatulencia que ocurre en todos los organismos vivos. Es una combinación entre hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, dióxido sulfúrico y, en alguno casos, metano. Los gases son producidos como el producto de un trillón de bacterias que se libera durante el proceso digestivo.

Una persona adulta puede expulsar a través de sus pedos hasta 2 litros de gases. Por término medio, las personas se ventosean más de 10 veces al día, lo suficiente para llenar un globo de cumpleaños, y unas 3,000 veces al año.

Según algunos historiadores, el famoso dictador Nazi era un pedorriento de primera línea. Él sufría de hepatitis y calambres estomacales, que le producía una condición de flatulencia crónica para la cual tomaba 28 medicamentos diferentes. Es casi seguro que nadie se quejó ante él sobre su olor.

Aunque, a decir verdad, los japoneses quizás no sean los inventores de la pólvora.

En efecto, hace tres años la empresa británica Shreddies puso a la venta una línea de ropa interior capaz de neutralizar los malos olores de las flatulencias.

La marca volvió a revolucionar el mercado con unos pantalones de pijama y unos vaqueros capaces de filtrar y camuflar el olor de los pedos gracias al Zorflex, un material de carbón activado que ayuda a que la tela con la que está hecha la prenda pueda filtrar en 200 veces la fuerza de emisión media de gases. Es decir, absorbe y neutraliza los olores fuertes y, además, se reactiva cada vez que se lava la prenda en cuestión.

            Ahora, lo único que le falta a los japoneses e ingleses es inventar calzoncillos insonoros o con silenciador que evite los cuescos, es decir, los pedos que se expelen con ruido, según definición de la RAE.

Con ese invento redondearían la faena.

Y los peruanos, acostumbrados a comer frijoles con huevo frito, les estaríamos muy agradecidos. 

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