En estos días de profunda división ideológica, como el que está pasando el Perú por el debate de la inclusión de la igualdad de género en el currículo escolar, algo de ciencia puede ayudar a resolver el impasse. Leamos lo que dice el experto Elmer Huerta* sobre el tema. Con las disculpas del caso por la extensión del artículo.
Si usted cree que Dios creó al ser humano solo en dos variedades: hombre y mujer, no se haga mala sangre y deje de leer en este momento, pues nunca entenderá que el mundo que conocemos sería imposible si todo fuera binario, en blanco y negro. La maravilla de la naturaleza está en la variedad de miles de tonos de gris que existen en diversas características humanas como inteligencia, color de piel, amor por el arte, habilidades científicas, tendencias religiosas, habilidades deportivas, espíritu altruista, etcétera.
De otro lado, si es una persona que tiene fe en la creación divina, pero acepta que a través de la ciencia el ser humano descubre leyes que lo ayudan a entender mejor la creación divina, creo que va a poder entender que la sexualidad, tanto biológica como emocional, tiene también tonos de gris.
Sexo biológico, identidad de género y orientación sexual
Sexo biológico es lo que se ve en los genitales cuando nace un niño o una niña: escroto, testículos y pene para el macho y vulva y vagina para la hembra. También incluye a ovarios para la hembra, testículos para el macho. El sexo biológico se determina por la combinación de los cromosomas sexuales al momento de la fecundación. Si un espermatozoide Y fecunda al óvulo X, se produce un ser XY o macho, mientras que si el espermatozoide que fecunda es un X, se forma un ser XX o hembra, aunque existen variedades 45-X0, 47-XXY o 47-XXX.
Hasta la sexta semana de desarrollo, el embrión es neutral: no es macho ni hembra. En ese momento, el gen del cromosoma sexual Y inicia el proceso de masculinización del embrión y 'activa' sexualmente el cerebro, proceso importante para el desarrollo de la futura identidad de género y orientación sexual.
Pero el sexo biológico no dice nada de un concepto muy importante (y difícil de entender) llamado identidad de género. Imagine que el niño, que nació con pene y testículos y fue criado como varón, se da cuenta que no se siente hombre, que sus genitales lo estorban porque él se siente (y se sabe) una mujer. Esa es la definición de una persona transgénero y se presenta también en mujeres, quienes durante la niñez se identifican como varones. Pero ninguna de esas esferas, ni el sexo biológico ni la identidad de género, dicen nada acerca de la tercera esfera de la sexualidad (la cual es más difícil de entender y aceptar): el de la orientación sexual.
Orientación sexual indica el tipo de atracción -romántica o sexual- de un ser humano hacia otro ser humano. La atracción sexual puede ser hacia una persona del sexo biológico opuesto (heterosexual), hacia una persona del mismo sexo biológico (homosexual), a personas de ambos sexos (bisexual) o a ninguno (asexual).
Origen de las variedades humanas de sexo biológico, identidad de género y orientación sexual
Usamos el termino variedad y no enfermedad porque existe consenso científico que las situaciones que vamos a describir no son enfermedades.
Sexo biológico. Las variedades humanas de sexo biológico se engloban en el término intersexo, que incluye el nacimiento de bebes con genitales ambiguos (no son ni macho ni hembra) y cambios en los cromosomas sexuales (ausencia de alguno o presencia de más de un cromosoma sexual). Estos cambios son consecuencia de arreglos genéticos diferentes al momento de la fecundación y en su desarrollo, estas personas muestran diferentes identidades de género u orientación sexual.
Países como Australia y Alemania reconocen ya la identidad de estos seres humanos y permiten la existencia de un tercer sexo en las partidas de nacimiento (lo llaman sexo X).
Identidad de género y orientación sexual. Existen dos corrientes que tratan de explicar las variedades humanas relacionadas a identidad de género y orientación sexual. La primera es la teoría de fijación cerebral temprana, la cual dice que el embrión experimenta cambios genéticos o epigenéticos que influyen en la estimulación hormonal del cerebro o causan diferencias en el desarrollo de ciertas zonas cerebrales. La segunda, postula teorías sociales y psicológicas que se centran en alteraciones del desarrollo socio emocional de los niños después del nacimiento. Recientes investigaciones se inclinan a considerar que el componente genético biológico es la causa primordial, sobre la cual actúan después condiciones sociales y de desarrollo emocional de la persona.
No es una opción o una elección. Lo que sí es ampliamente aceptado es que ni el intersexo, ni la identidad de género ni la orientación sexual son opciones voluntarias, se nace con ellas. Es por eso que diversas organizaciones profesionales han dejado de considerar esas variaciones humanas como enfermedades, por lo que la Organización Mundial de la Salud prohíbe las nefastas clínicas de corrección de la homosexualidad.
Lamentablemente, políticos, líderes religiosos y otros enturbian el debate científico y se niegan a reconocer las diferencias y los derechos de seres humanos intersexo, transgénero o con orientación sexual diferente.
Así como ahora cuesta entender que alguna vez se dudó que el Sol es el centro del sistema solar, algún día nuestros descendientes se estremecerán al saber que sus ancestros discutían la biología de la sexualidad humana.
Sabiendo que la probabilidad de aceptar a una persona diferente depende del trato, ¿ha tratado alguna vez de cerca a una persona transgénero u homosexual? ¿Cuál fue su impresión: negativa, positiva o neutral?
* El Dr. Elmer Huerta es un reconocido médico oncólogo peruano. Estudió en la UNMSM y en la Universidad Johns Hopkins en Estados Unido. Es director del Preventorio del Instituto de Cáncer del MedStar Washington Hospital Center en Washington, DC y tiene una obsesión: traducir para las grandes mayorías la complicada información médica, expresándola en términos sencillos y de utilidad para el público.
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